-20- (E)

34.9K 1.9K 197
                                    

" Dos personas que amas están en peligro, a quien salvas?"

Estas bien?— pregunta, yo simplemente me quedó callada mientras veo a la lejanía como entierran a mi madre.

— Estoy bien...— digo pegando mi cabeza a su pecho. El acaricia esta área mientras que yo simplemente respiro tranquila, al menos mi madre y mi padre están juntos ya.

— Podemos irnos?— pido, el asiente lentamente mientras me adentro el coche. Entra detrás de mi dejando al guardia conducir, cierro mis ojos recostandome en la puerta del auto.

Mi cuerpo temblaba con tanta fuerza que no me sorprendería sufrir de un colapsó.

Sorprendentemente llegó a la mansión en perfecto estado, entro a ella subiendo las escaleras. Me desvisto y ducho, limpio mi rostro con fuerza para salir y secarme.

Me pongo algo y simplemente me arrojó a la cama, subo mis rodillas sintiendo el dolor en mi pecho.

Jamás, jamás en la vida podré agradecerles todo lo que hicieron por mí.

Haré lo que esté en mis manos para devolverles el favor, incluso si eso significa romper mi corazón y consumir mi alma.

— Belladonna... te traje comida.— veo como se acerca a mi, yo restriego mi mano contra mi nariz haciendo sonar mis mocos. Tomo el emparedado mordiendolo, lo miró sentarse aún lado.

— Jamás me dijiste que significa Belladonna.— el sonríe.

— Qué chiste tiene si sabes lo que significa?  — sonrió un poco, el toca mi mejilla por lo que yo simplemente bajo la mirada. — Significa mujer bonita, mujer hermosa, mujer atractiva... cualquiera que te guste. Es italiano.—  me sonríe, su mano se aleja de mi rostro por lo que suspiro.

— Deberías prepararte para la reunión de esta noche.— digo, el me sonríe.

— No te dejaré, podemos ir juntos o no vamos.— termino de comer para ver como se lleva las cosas, yo simplemente me levanto para ir al armario. Tomo cualquier ropa que quede bien, la dejo en la cama para empezar a ponermela.

 


Termino colocandome una pequeña pulsera que me regaló,  me miró al espejo viéndome. Mi cabello estaba recogido en una perfecta coleta, tenía un top con tiras negras, una falda que dejaba ver mi abdomen y la cicatriz. Era pegada pero cómoda, para finalizar tenía unos tacones gruesos haciéndome más alta y delgada.

Me acerco para colocarme un poco de labial justo cuando llega Max, cierro el labial para que el tome mi mano y me de una vuelta. Sonrió cuando me pega a su pecho, me suelta para bajar a la primera planta en donde están sus guardias.

▪︎  ▪︎  ▪︎

— Escucha... debes quedarte aquí, puedes ir a cualquier lugar.— asiento en cuanto veo a Max entrar pero no sin antes recargar su pistola.

Esto no pintaba nada bien.

Salgo de ese lugar viendo a todos bailar y disfrutar de su adolescencia, habían algunas personas que se metían detrás de algunas cortinas por lo que supongo son cuartos. Escaneo detenidamente el lugar deteniéndome en una de esas cortinas, alzo mi ceja cuando la veo ahí parada.

Su cabello recogido en una coleta alta, su chaqueta negra y un pantalones negro acompañado de tacones con agujas.

Su boca se estira un poco dejando ver una sonrisa, aprieto el barandal con tanta fuerza que en cuanto la alejo puedo sentir la sangre volver a fluir. Bajo las escaleras del segundo piso pasando entre la gente sudorosa, borracha y hormonadas.

Ella termina de entrar a la cortina y yo llegó a abrirla, en cuanto entro la veo sentada y con un vaso en su mano. Ella me hace una seña para sentarme, lo hago para cruzarme de brazos.

— Linda.— ella sonríe tomando del vaso, puedo ver como la chaqueta ahora cuelga aún lado y hay un arma a su lado.

— Madame Nayla.— baja un poco la cabeza en signo de respeto, yo la mantengo arriba.

— Sabes bien que no soy una Madame.— ella suelta una risa amarga.

— Sabes bien que nadie puede rechazar a las Madams, naces para matar, entrenas para matar, luchas para matar y mueres para aún así... matar.— hace una mueca mientras mueve el licor, analizó todo.

— Sigo sin entender que deseas, luego de matar a mi madre. Debes tener unos cojones gigantes.— ella se burla.

— Te recuerdo que esa mujer no era tu madre, también te recuerdo que el ser striper era una gran falsa, el estudiar, el pelear con el policía, la personalidad que tienes con Maximiliano Morreti  — termina el licor.

— No mataré a Maximiliano, si era lo que querías escuchar.— se burla. Veo como se levanta para tomar su chaqueta, y guardar su arma.

— Se que no lo matarás, pero tampoco puedes evitar que lo maten.— termina de ajustar la pistola en el cinturón de sus hombros para colocarse la chaqueta.

Vuelve a sentarse frotando sus manos los cuales tiene adornados con algunos anillos.

— Escucha. Estas contra la espada y la pared, si no matas a Moretti. La matarán, crees que Madame la está cuidando por qué confía en ti? La tiene encadenada, sin comida, sin agua. Cada día es un golpe nuevo que le dan, ella no sobrevivirá y lo sabes.— me tenso.

— ¿Cuanto tiempo me queda?— preguntó.

— Ya no tienes tiempo. — justo cuando dice eso un arma suena, me levanto rápido ella simplemente se hecha para atrás. Puedo escuchar como dice algo pero me largo para subir rápido las escaleras, paso por entre los guardias viendo a Max en el suelo siendo aplastado por un cuerpo, miro a la ventana viendo un roto de bala.

Francotirador.

Veo a Max levantarse viendo el cuerpo de uno de los guardias que siempre estuvo conmigo en el suelo, lo cubrió.

Dejo a Max en la habitación para buscar a Linda, en cuanto la encuentro en la puerta de la salida veo sus labios murmurar algo.

— Fue una distracción...— murmuró.

Mi cabeza va a Max que me mira sin expresión alguna, en su mano hay un sobre con mi nombre y sellado con un labial rojo.

Rojo...

La marca de las Madams.

Suspiro rendida, es hora de terminar toda esta farsa.

El Rey De La Mafia #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora