-19- (E)

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" Las barreras se derriban y las mentiras se descubren. "


— Perdón.— digo en cuanto entra a la habitación, el se desabotona su camisa mirándome.

— No pidas perdón por vengar a tu madre, solo me sorprendió la facilidad con la que lo hiciste.— me tensó.

— Seguí tus instrucciones...— comentó, me mira por un largo tiempo pero asiente.

— Esta bien, me iré a dar una ducha. Deberías bajar a ver a Lizmar, no creo que pase la noche.— dice seco, yo simplemente suspiró.

— ¿Enserio la matarás por eso?— me mira enojado.

— " Por eso?" Nayla... puedes dispararme si quieres. Pero algo que jamás perdonaría sería las mentiras ni la traición.— me hago bolita en mi miseria.

Mentira y traición.

Dos cosas que se unen en nuestra historia.

Entra al baño por lo que me coloco mis pantuflas y salgo de la habitación, bajo las escaleras pasando el centro en donde los guardias hacen sus cosas. En cuanto entro al lugar en donde estaba Lizmar, me tenso.

— Lamentó todo esto...— digo inclinandome en el suelo para verla en el suelo abriendo sus ojos con pesar.

— Vete con tu lastima a otro lado.— suspiro colocando mi codo en mi rodilla y mi mano en mi mentón.

— Ni muriendo te vuelves más suave...— tomó el caramelo que tome antes de venir y se lo entregó. Ella lo toma con desconfianza, suelta un suspiro hondo que me eriza la piel.

— ¿No sientes culpa?— pregunta, la miro confundida. — No sientes culpa de lastimar a alguien que te abrió el corazón y te ama con lo poco que le queda? No  sientes culpa de, convertir a Max en la bestia que todos creen?— ella pestañea lentamente mientras que yo la miro dolor.

— Cargo con culpas que me hace sentir apunto de ahogar, la de Max... no me ahoga. Me corrompe.— muevo su cabello de su rostro, ella sigue mi mano.

— Debes protegerlo... solo te tiene a ti ahora. Prometeme que lo cuidarás. — toma mi mano la cual aprieta con su poca fuerza, en cuanto asiento. Su cuerpo cae lentamente, su mano pierde la fuerza.

Suelto su mano de la mía para cerrar sus ojos, limpio la lágrima que salió tan rápido que ni pude impedirla. Me levanto del suelo para verla sin respirar.

Descansa en paz y que tu otra vida sea justa.

▪︎   ▪︎   ▪︎

— Bien, solo necesitan saber tres cosas. Las Madams tienen talento para actuar, para engañar, son las mejores con las armas y con la defensa personal y hasta ahora jamás la policía encontró una, y por el última dato que tenemos, jamás fallan un tiro.— hago una mueca.

Max termina de hablar con sus socios mientras que yo tomo los vasos y todo lo que ensuciaron, los dejo en la cocina encontrando a las sirvientas viéndome con una sonrisa.

— Fue una buena reunión, no? Espero que puedan encontrar a la persona que mató a su madre.— dice, justo cuando dice eso una punzada me atraviesa.

Dejo todo en el fregadero para ignorar la reunión y subir a mi habitación, me saco los zapatos para adentrarme a la cama y arroparme por completo, cierro mis ojos sintiendo las ganas de llorar aumentar.

No soy consiente de cuánto llevo llorando hasta que no puedo respirar por la nariz, me levanto de la cama quitando el vestido y arrojando al cesto. Me coloco una camisa que me llega hasta los muslos, voy directo al baño para limpiar mi nariz y cara. En cuanto me veo en el espejo noto mis ojos hinchados.

— Ay dios...— murmuró tocando mis ojos, cuando al fin puedo respirar vuelvo a la cama viendo como la puerta se abre. Max entra acercándose a la ventana, la cierra haciendo que haga una mueca. Luego veo como toma el control remoto y enciende la televisión.

Igual que con el televisor, enciende el aire. Yo me quedo en mi lugar, tapo mi cabeza también. El jala de las sabanas dejando mitad de mi trasero a la vista, puedo sentir su mano apretar con fuerza una parte de mi trasero, intento alejarlo pero lo único que gano es que me aplaste con todo su peso y pase sobre mi.

— No te voy a dejar sola, Belladonna. Si necesitas llorar, vamos a llorar. Si necesitas algo, lo haremos juntos. ¿Entendiste?— asiento mientras el me atrae a su pecho y nos arropa.

Yo suspiró hondo inhalando su perfume, este olor me hace tranquilizar igual que sus caricias.

— Te voy a romper el corazon, Max.— digo, el sigue con sus caricias.

— En el amor un corazón siempre debe salir roto y con tal de que tu ya no sufras, aceptó poner el mío.— suspiro hondo.

Tus palabras son románticas, pero ahora se sienten como un costal de piedras con cristales filosos sobre mi abdomen y pecho.

No puedo evitar sentir algo por ti, algo que puedo decir es amor.

Pero, tengo mis razones.

Razones que no puedo dejar aún lado por amor, pero aún así.

No dejaré que te pase algo.

El Rey De La Mafia #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora