-Epílogo- (E)

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" Tus palabras son filosas dagas que se clavan en mi corazón con fuerza."


— Quiero la verdad.— dice, miro su rostro lleno de tantos sentimientos que me impiden hablar del mal que empiezo a sentir.

Dolor.

Traición.

Enojo.

Ira.

Pero sobre todo, dolor.

— No es algo que te pueda contar sin lastimarte.— digo cambiando la vista a la ventana de la oficina, el suelta una risa amarga que me eriza y destruye.

— Qué más podrías lastimarme? Jugaste con mis sentimientos, me abrí ante ti y ahora resulta. Que eras una maldita espía, dime como puedo tomar el control de esta situación si mi corazón está destruido y mi cabeza perdió la cordura— suspiró.

— No soy una espía, diría que no soy una Madame. Pero te mentiría más de lo que hice. Te contaría la verdad, pero deseó no hacerlo.— digo, el me mira con sus ojos rojos por la ira.

— Quiero que te vayas...— pide, sonrió triste. Me levanto de mi asiento para tomar la carta que le dejaron sobre mí, el simplemente cambia la mirada.

— Si te sirve de consuelo... te mentí sobre mi personalidad, pero jamás de mis sentimientos.— abro y salgo, los guardias me miran con odio. Otros, con los que solía divertirme solo miran al suelo.

Salgo de aquel lugar tan rápido como puedo, caminó haciendo que los tacones suenen y que mis caderas se muevan.

Miro la pulsera en mi muñeca, una lágrima se me escapa y la limpio rápido.

Jamás te olvidaré, Maximiliano Morreti.

Paro un taxi y le doy la dirección a mi antigua casa, pago y bajo cuando llegamos. Camino hasta la cinta amarilla la cual rompo y al fin me permite entrar.

Subo a mi habitación para cambiar mi vestuario y dejarlo en una esquina, termino de colocarme los pantalones y luego las zapatillas, me colocó la chaqueta negra.

Abro la caja de la mesa de noche encontrando dinero y varios pasaportes, lo pongo en la mochila igual que un poco de ropa extra. Abro la otra tomando mi arma y sus balas, igual que las llaves que están ahí.

Me colocó la mochila y cierro mi chaqueta, bajo las escaleras con rapidez. Enciendo todas las hornillas de la casa, salgo de ahí caminando hasta el garaje. Lo abro dejando ver algunas cosas viejas y algo tapado, me acerco a ello y lo destapó.

— Hola preciosa. — tomo es casco para montarme en ella, la enciendo para luego mirar el reloj en mi muñeca. Saco el pedal y arrancó suave para poder ponerle velocidad, me alejo de la casa en el momento exacto en donde se escucha una explosión y la alarma de los autos.

Aceleró la moto con un solo propósito.

Volver a ser yo.

▪︎    ▪︎    ▪︎

— Estas en todo lo correcto, ayer se reportó una explosión en una de las casas en las cuales se reportó un crimen. Aún que los policías no encontraron ninguna evidencia se dice que fue muy bien planeado puesto que no huellas dejo. Con esto serían más de 40 casos tan perfectos y sin ningún error, cosa que alerta a los policías por si pudiera ser una nueva Mafia. — termino de contar las balas para dejarlas en su lugar.

El Rey De La Mafia #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora