Capítulo I

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Primero que nada, esta historia tomó diferentes sucesos de comics y películas y los hice a mi manera, los chicos tienen edades diferentes en el presente: Damián tiene 19 años, Raven tiene 20, Emiko tiene 21, Jaime igual tiene 21, Gar tiene 20, Donna tiene 18, Jon tiene 19, Dick tiene 31 y kori tiene 29.

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Eran las 9:30 de la mañana en la torre T, por un horizonte se asomaba un resplandor inminente, la luz del sol...

Eso hacia saber que el resto del día seria caluroso, mientras tanto, el equipo estaba en la sala de entrenamiento, en medio de esta se encontraban: Jon, Donna, Gar y Jaime. En una batalla contra hologramas orquestados por la computadora. A un lado de ellos, mirándolos fijamente como se movían estaba Emiko, quien los supervisaba, ya que no estaban usando sus poderes, sino era combate cuerpo a cuerpo.

Al fondo, en una esquina se encontraba una joven, con una tez al color de la luna... su cuerpo levitaba a 30 centímetros sobre el suelo, hasta que Emiko hizo sonar su voz hacia el grupo que entrenaba.

- Muy bien, es todo por hoy. - Dijo mientras caminaba al comando para desaparecer a los hologramas. - Me alegro por ustedes, duraron 30 minutos más de lo normal, eso es un avance en cuento a su resistencia. - Solo se podía ver como los 4 jóvenes tenían sus manos en las rodillas, inclinados con la respiración agitada. - Pueden ir a descansar, mañana seguiremos. - Al terminar su frase ya no había nadie, solo aquella joven a la que Emiko se dirigió para decir lo mismo. - Rachel... - Esta abrió detenidamente sus ojos, y solo se concentró a observarla mientras continuaba hablando. - Deberías de descansar... el entrenamiento termino... - Ella seguía con una mirada fría, hasta que su mandíbula articulo unas palabras.

- Estoy bien, yo voy a seguir. - Dijo cerrando los ojos nuevamente.

Emiko la vio con preocupación, Rachel siempre se quedaba más tiempo de lo normal, no hacía mas nada durante el día, solo meditar, entrenar y leer... se parecia a él...

- Rachel... él ya no está aquí... así que puedes descansar... - Emiko puso su mano sobre el hombro de la amatista.

Lentamente descendió al suelo, abriendo sus ojos, mirando a la nada, esas palabras la sacaron de su mundo, era cierto... ya no estaba él... ya no debía de entrenar por más de 3 horas como hacía antes, nadie estaría si se descontrolaba un poco... él era el único que se quedaba a entrenar por más de 4 horas y estaba al tanto de ella mientras meditaba...

Emiko la trajo de vuelta a la realidad extendiendo su mano para ayudarla a levantarse y poderse marchar.

- Esta bien... me prepararé un té y estaré en mi habitación... - levemente dijo y se desvaneció por el pasillo, perdiendose de la vista de Emiko.

En la sala se encontraba Gar y Jaime con sus videojuegos, Donna estaba en su habitación, Jon estaba hablando con Clark, Emiko se había dirigido al bosque a entrenar por su cuenta, Rachel se encontraba en la cocina, preparando el té, a su mente llego un pequeño recuerdo...

Damián preparando el té para ambos a las 5:00 de la mañana, a esa hora se levantaba él para entrenar, y ella podía escuchar cuando salía de su habitación, así que para hacerle compañia también se levantaba. Le agradaba hacer eso, durante el té podían platicar, de esa forma ella conoció su pasado.

Él había sido un pequeño a quien entrenaron incluso antes de que pudiera tener recuerdos, así que esa era su rutina... entrenar todo el día como un bárbaro, algo que claro, al llegar con su padre y a la torre tuvo que cambiar, buscando otras cosas por hacer, y supo que no solo era nada más entrenar, sino que le fascinaba la lectura, amaba leer, pero amaba aún más a los animales... algo que le sorprendió, como él joven que siempre tenía el ceño fruncido, un genio como los mil demonios, una arrogancia y orgullo por los cielos, era débil al ver los rostros de esos pequeños animales, no se quedo con la duda y le pregunto en ese momento... pero la respuesta le sorprendió aún más... cuando él mencionó que a la edad de 5 años estando entre las montañas, abandonado como parte de su entrenamiento, había convivido más con los animales que con personas, tanto convivió con ellos, que no consumía carne de ningún tipo y jamás se atrevería a usar su katana contra ellos, esa era la razón por la que se volvió vegetariano. Dos preguntas resueltas en ese momento, pero le extraño más algo... como alguien dejaría a un pequeño entre las montañas, ni aunque fuera parte de algún tipo de entrenamiento eso seguía sin ser bueno...

Su recuerdo terminó al escuchar el agua hervir, sirvió su té y camino hacia la puerta de su habitación, no sin antes ver la habitación de aquel joven... la cual mantenía la puerta cerrada... otro recuerdo se hizo presente... el momento en que lo conoció y llego a la torre.

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