Capítulo 9. Supernova

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Narra Matthew

—¿Papás? —les nombro mientras bajo las escaleras para ver si están en casa pero al no recibir respuesta alguna sigo hasta la sala de estar y al cruzar el umbral detengo mis pasos al ver a Papá Gabriel dormido en el sofá envuelto en una gran frazada.

—No vayas a despertar —me giro sobre mis pies al escuchar la voz de Papá Elijah quien viene con un tazón de galletas de la cocina.

—¿Él está bien? —me preocupo.

—Si sólo está un poco cansado, a veces hasta los super papás necesitamos descansar —responde con un ápice de diversión y yo asiento al entender esbozando una sonrisa un tanto burlona.

—Ven conmigo —mueve un poco su rostro a la derecha indicando que lo siga hacia la cocina y allí ambos tomamos asiento en los taburetes de la isla—, cuéntame que te tiene tan afligido —dice ofreciéndome una galleta.

—No lo estoy —recibo la galleta dándole una mordida—, ¡Dios! Amo estas galletas que hace Papá.

—Te creería pero tu aroma dice lo contrario sin decir que soy tu Papá y te conozco —usa esos fuertes argumentos para desmentir mi respuesta señalando mi rostro con una galleta.

—Skye… ella al final dijo que no quiere salir conmigo, usó las típicas palabras—: Lo siento pero no voy a salir contigo, no es nada personal —soy sincero.

—Ella se lo pierde —se encoge de hombros haciendo un desdén con su mano libre—, creo que puedes tener más suerte con los chicos —me causa un poco de gracia su observación.

—Seguro que sí pero no me gustan los penes ni los chicos en general —digo mientras termino mi galleta.

—Pensé que te habías fijado en Claire, sabrías si ella es la chica correcta si dejaras de reprimir las extraordinarias habilidades que posees —sus palabras llaman mi atención.

—Estoy trabajando en ello —doy un suspiro tomando el tazón de galletas para tomar otra y en ese momento la cadena de oro que usa Papá Elijah emite un destello dorado brillante.

—¿Qué fue eso? —pregunta con curiosidad y él extrae la cadena de su pijama mostrándome que no es una simple cadena.

—Esto es una reliquia del tiempo —responde a mi pregunta—, le perteneció a un viejo amigo a cual le debemos mucho, él nos la dejó junto al gran libro que está en el ático —dice retirando la cadena de su cuello para ponerla en mis manos y yo me dedico a observar el pequeño reloj de arena que cuelga de ella, tiene unos granitos de arena luminosa dentro suyo que parece ser atraída a mí.

—Las arenas del tiempo —balbuceo notando cómo los granitos dentro del pequeño reloj de arena atraviesa el cristal hacia mi mano y cuando desvío mi vista a él me encuentro con otro hombre cuya mirada refleja mucha preocupación detrás de él.

—Matthew algún día vas a tener que tomar una decisión difícil y tus poderes van a ser la llave que va a abrir el cerrojo del Clavel Serafín. Tu eres diferente a tus hermanos en formas que aún no entiendes pero lo harás en algún momento. Sólo necesito que confíes en ti mismo, necesito que seas mi hijo, necesito que seas nuestro pequeño supernova —escucho la voz de ese hombre como un eco distante en mi cabeza y luego una luz azul muy brillante providente de él me obliga a cerrar mis párpados.

—Surge —escucho un susurro de una voz femenina y después de ello un grito desgarrador enciende algo en mi pecho que se empieza a propagar por todo mi ser y cuando llega a la punta de mis dedos
separo mis párpados encontrándome con Harry quien luce un poco preocupado. 

En Tierra de Lobos III© [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora