Capítulo 13. Problemas Familiares

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Narra Steve

—No sabía que todo esto era parte del trato —le susurro a Claire y ella sonríe como respuesta ya que le está escribiendo a Matt en su nuevo móvil.

—Yo tampoco pero le agradezco mucho lo que está haciendo por nosotros —escucho su voz en mi mente entonces extiendo mi brazo sobre la mesa para tomar su mano libre con el fin de emular su acción.

Si pero Laptops, móviles y todas estas cosas que nos ha comprado desde que llegamos, es demasiado —le digo en su mente.

—Deja de quejarte —desvía la vista de su móvil por un momento para reprenderme haciendo uso de su voz—. ¿Acaso no te das cuenta que él sólo quiere cuidar de nosotros? Nos hemos vuelto parte de su familia y eso es más que genial —me pregunta usando esos fuertes argumentos.

—Tienes razón. Es sólo que no creo que esto nos esté pasando, es demasiado bueno para ser verdad y me asusta que todo cambie —soy sincero.

—¿Te preocupa algo más? Vivimos en pueblo sobrenatural donde nos cuida un Leviatán y estamos unidos a un caballero infernal —pregunta dejando su móvil de lado haciendo esa observación un tanto burlona.

—Papá vendrá por nosotros tarde o temprano —hago esa suposición.

—Que lo intente, esta vez le voy a dar su merecido —espeta provocando que sus iris se vuelvan totalmente blancos por un breve instante.

—Chicos si quieren pelear les abriré un portal a la dimensión espejo o puedo llevarlos a una isla desierta pero por favor aquí en casa no —nos causa un poco de gracia la petición de Auckland.

—No estamos peleando —le dice Claire en voz alta mientras toma de nuevo su móvil y yo suelto su mano e incorporo mi trasero de la silla para ir a la oficina de Auckland.

—Hola —saludo a nuestro aparente guardian de dos mil treinta y seis años desde el umbral de su oficina llamando su atención, él tiene un lápiz en su boca y su expresión de seriedad me asusta un poco pero al final es opacada por su sonrisa aún con el lápiz en la boca.

—Hola pequeño Clavel Serafín apestas a hormonas adolescentes. Espero que pronto el chico de los calcetines de abejitas te saque de tu predicamento
—escucho su voz burlona en mi mente.

—¡Oye! ¿Cuál predicamento? —me quejo sin evitar reírme de su vaga observación.

—Deseo carnal, por supuesto —retira el lápiz de su boca para señalar mi cuerpo por completo y yo cruzo el umbral de la puerta para tomar asiento en la silla enfrente de su escritorio, esto va a ser una conversación interesante—. Conoces el dicho ¿cierto?

—Si, tienes que ser más específico —pido con un ápice de diversión.

—Haz el amor y no la guerra. Es más que obvio que este no es el caso porque no se trata de un chico cualquiera y tu apestas a inocencia —me causa un poco de gracia darle la razón.

—Gracias, creo —lo tomo con humor—. ¿Alguna sugerencia?

—¡Claire! —le nombra en voz alta.

—¿Si? —responde ella de la misma forma haciéndonos reír.

—Nos iremos por unos minutos máximo una hora ¿Estarás bien? —le pregunta de la misma forma.

—¡Está bien! Voy a hornear galletas —dice ella y Auckland se incorpora de su silla para extender su brazo indicando que tome su mano.

—¿A dónde vamos? —le pregunto con curiosidad emulando su acción para tomar su mano y en ese momento él me transfiere una gran cantidad de energía a través de su brazo hacia mí dejándome muy sorprendido por ello—. ¿Qué estás haciendo?

En Tierra de Lobos III© [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora