Tamaki Amajiki. || One-shots

32. Twinky

La ceremonia de graduación había pasado. Todos, oficialmente, eran héroes profesionales.

Inna sostenía su reconocimiento en sus manos, con una sonrisa orgullosa. Sintió la débil mano de Tamaki en su cintura y volteó a verlo, él le sonrió tímidamente para después voltear hacia la madre del azabache, la cuál sostenía en su mano una cámara y los miraba con una dulce sonrisa maternal.

Les tomó unas cuantas fotos a ellos dos y luego unas más junto a Hadou y Nejire. Tenian sus trajes de héroes, Inna se sentía mucho más cómoda por ello.

Nejire se acercó hacia ella, tomándose selfies en su celular, mientras Tamaki y Mirio hablaban entre ellos. Inna miró distraído a Tamaki, sacando su celular y tomándole varias fotos hasta que el azabache la cachó en la jugada, ruborizándose y tapándose el rostro.

Los padres de Nejire la llamaron y ella fue con ellos, mientras que la felicitaban. Los Togata se acercaron a Mirio y al azabache con una gran sonrisa.

Y Aihara se quedó allí, sola. Sintió una presión en el pecho y miró a su al rededor, todos estaban con sus familias, pero ella... ella no.

Sintió una mano en su hombro y se giró a ver a una mujer azabache, de baja estatura y complexión algo robusta, era la madre de su novio, quién la miraba con una dulce sonrisa.

-Felicitaciones, cielo- dijo y se puso de puntillas para besar la frente de la rubia- Sé como debes sentirte ahora, pero debes saber que ahora me tienes a mí, yo soy tu familia.

Inna asintió con los ojos cristalizados y sin poder evitarlo abrazó a la azabache, quién correspondió gustosa. Tamaki se acercó hacia ellas tímidamente y tomó a Inna del brazo.

-Me la estás... robando- murmuró haciendo que ambas mujeres sonrieran.

Los Togata llamaron a Inna y ella fue con ellos, bajo la atenta mirada de los azabache.

-Es una linda chica- dijo la mujer hacia su hijo- Me gusta su actitud, es buena para tí.

Tamaki se ruborizó y asintió, mirando a su novia y ahora prometida, quien sonreía y agradecía a los Togata.

-Yo... l-le di el anillo- dijo jugando con sus dedos.

Su madre lo miró emocionada y lo abrazó, dándole varios besos en la mejilla y soltando lágrimas, mientras le decía lo orgullosa que estaba. Inna se acercó a ellos de nuevo, ladeando la cabeza algo confudida. El azabache la miró avergonzado y ella le sonrió. Finalmente su madre se separó de él y se secó las lágrimas.

-¿Estás... bien?- preguntó Tamaki en voz baja.

Ella le sonrió y miró a Inna- Ahora que están apunto de casarse, quiero que vengas a vivir con nosotros.

Inna la miró sorprendida, sintiendo una calidez recorrerla.

-¿E-Enserio? Yo... no quiero ser una molestia.

-¡Para nada! Me sentiré mejor al saber que no estarás sola en tu hogar y que estás con nosotros. Te lo he dicho, somos tu familia ahora.

Tamaki se acercó a ella y entrelazó tímidamente sus manos, sonriendole y asintiendo con la cabeza en señal de estar de acuerdo con su mamá.

-Yo... está b-bien- se inclinó hacia la azabache- Arigato, Amajiki-san.

★★★

Ambos entraron a la casa, era pequeña pero acogedora. Inna observaba cada detalle, con emoción.

-Tadaima- dijo Tamaki, quitándose los zapatos.

Inna copió su acción y poco después la cabellera azabache de su suegra apareció.

-Inna-chan- saludó con una sonrisa, acercándose a ambos- La cena casi está lista, por favor, llevala a tu habitación.

-Estoy muy agradecida con usted, Amajiki-san- dijo Inna recibiendo una caricia en su cabello como respuesta.

Tamaki cargaba la maleta de Inna en su brazo derecho y entrelazó su mano izquierda con la de Inna, sonriendole. Subieron las escaleras hasta llegar a la habitación de Tamaki, habitación que ahora ambos compartirían.

Tamaki dejó la maleta de Inna en la cama y la miró.

-Yo... quiero mostrarte algo. -Se agachó debajo de la cama y sacó a un pequeño gato blanco, quién bostezaba en sus manos- Lo encontré en mi ventana el otro día, no sé cómo subió pero no quise dejarlo afuera, le gusta dormir debajo de la cama.

Inna lo tomó en sus manos, era tan pequeñito que cabía en ellas. Sonrió con dulzura.

-Es tan lindo.

-L-Linda- corrigió Tamaki algo apenado- Pensé en... regalartelo p-por la graduación.

-Acepto el regalo- sonrió dandole un beso en la mejilla, haciendo que se sonrojara- ¿Ya tiene nombre?- él negó- Llamemoslo... Twinky, ¿vale?

-D-De acuerdo.

La cena transcurrió normal. Inna sentía una gran calidez y comodidad, se sentía en casa, como una familia, no podía estar más agradecida por ello. La mamá de Tamaki la había hecho sentir bien, no sólo por la deliciosa comida, si no por su manera de tratarla.

La noche llegó y salió de ducharse, con una toalla cubriendo su cuerpo. Entró a la habitación de su prometido, encontrándolo jugando con Twinky, quién se colgaba de la manga de su suéter y él trataba de quitarlo, volviendo a acercar su brazo cuando lo lograba. Ella cerró la puerta, llamando su atención.

Él la miró fijamente, ruborizado, pero quitó su mirada bruscamente soltando un quejido al sentir a Twinky mordiéndolo.

Inna soltó una risa y se acercó a su maleta, sacando su ropa interior y pijama.

-Si aún no quieres mirar, te recomiendo tapar tu rostro ahora.

Tamaki rápidamente colocó una almohada sobre su rostro. Inna rió y se dio media vuelta, quitando su toalla.

Tamaki tragó saliva al escuchar la toalla caer al suelo e inconscientemente apartó un poco la almohada de su rostro, temblando al ver la espalda desnuda de Inna, contando seis lunares, recorriendola y volviéndose a tapar el rostro al casi mirar su trasero, maldiciendose por hacer eso.

Inna se vistió rápidamente y se giró hacia el azabache, bajando la almohada dejando al descubierto el rostro avergonzado de su prometido. Rió y se acostó en la cama.

-¿No irás a bañarte?- preguntó mientras cargaba a Twinky y lo recostaba en su estómago, acariciándolo.

Él asintió rápidamente y buscó la ropa que necesitaría. Le dió un beso en la mejilla a Inna y salió hacia el baño.

Cuando terminó de bañarse y cambiarse en el baño, salió, secándose el cabello. Entró al cuarto encontrándose con la rubia ya dormida. Twinky se encontraba acurrucado en su hombro. Tamaki soltó una suave risa y con cuidado se recostó a lado de ella.

-¿Y-Ya... terminaste?- dijo ella removiéndose.

-L-Lo siento... te desperté.

Ella negó con una sonrisa, aún con los ojos cerrados se acercó a Tamaki y se recostó en su pecho, recibiendo caricias en su cabello dorado por parte del azabache.

Twinky rodó por la almohada, sobresaltandose y soltando un diminuto "meow". Se acercó a ellos y subió por el brazo de la rubia hasta acostarse sobre la mejilla de ésta.

-Twinky, haste a un lado.

Tamaki rió. Ahí estaba lo que él quería, la mujer que más adoraba, a sólo unos meses de casarse con él. Ahí estaba su más grande felicidad.