Era hora de la cena. Inna se tomaba el tiempo de ponerle una cereza al pastelito de postre para su querido esposo e hijo.
Su hijo, Tarui, llegó corriendo al comedor y se sentó rápidamente en la silla, mirando a Inna con una sonrisa.
-Lo siento, no vi la hora.
Tarui era idéntico a Inna, ojos dorados, cabello brillante y rubio y las mismas facciones finas, era como un muñeco de porcelana. Sin embargo, no había sacado el carácter de su madre ni el de su padre, él era más... tranquilo, por así decirlo, simple, sensato.
Inna dejó los platos en la mesa y lo analizó con la mirada.
-¿Limpiaste tus uñas?
-Lo intenté y me gustó, resulta que me estoy agusto conmigo mismo.
Ella alzó la barbilla y se cruzó de brazos- ¿Acaso tu camiseta está planchada?
-Sí... bueno, la planché el otro día.
Inna sintió una fuerte punzada en el corazón al darse cuenta de la situación y de haber juntado todos los puntos que indicaban una sola cosa. Ahora debía prepararse para enfrentarlo.
★★★
Inna se encontraba sentada en su sofá, limando sus uñas con una severa expresion de enfado. Detrás de ella se escuchó el sonido de la puerta abriéndose y cerrandose.
-Perdón por llegar tarde, estaba en la biblioteca y...
Inna se levantó bruscamente para confrontar a su hijo.
-¿Crees que soy idiota? ¿Crees que no sé donde estabas?
-¿De qué hablas?
-¿Crees que no reconozco las señales? Uñas limpias, ropa planchada y lavada, buena postura, mijas de galletas en los bolsillos... tú estás viendo a otra mamá.
-No sé de que estás hablando.
-¡Tarui no me mientas!- el enfado y la decepción eran evidentes en la rubia y luchaba por contener las lágrimas. ¿Cómo era posible que se sintiera así por su hijo?- ¿Quién es?
El niño se mantuvo en silencio unos segundos- La señora Hamada. ¡Pero no es importante! Hace un par de días fui a su casa y sacó a su gato, ella fue muy amable. ¡Y tenía galletas!
-Pasará mucho tiempo para que tengas galletas en esta casa.
-No las estaba esperando.
-Después de todo lo que he sacrificado por ti... ¡todo lo que hago! ¡Y desfilas aquí todos los días apestando a su suavizante de telas!
-¡Sí,me gusta el suavizante! La señora Hamada se da el tiempo para detener el ciclo de enjuague. Y me da gusto tener a alguien más que no me diga siempre "tiende tu cama" "cepillate" "lavate los dientes". Blah, blah, blah.
Inna tragó saliva y soltó un suspiro pesado. Se sentía tan traicionada, sólo quería correr a los brazos de Tamaki y refugiarse en ellos, pero no quería mostrarse débil ante Tarui.
-¿La... amas?
Tarui pestañeó varias veces- Claro que no, son las galletas.
-Ah, ¿te gustan sus galletas?- la voz de Inna tenía un toque de indignación y celos- ¡¿Te gusta su pastel de chocolate?! ¿Sabes que son compradas?
-Mejor dejame en paz, madre.
-¡¿Ah?! ¡¿Qué significa eso?!
-Significa que hoy estás imposible, madre.
★★★
-¡Y luego trató de decirme loca! Obvio no con esas palabras, pero ¿lo entiendes? ¿logras entender mi sufrimiento?
-I-Inna-chan, cielo, yo creo que... estás exagerando un poco.
Resulta que después de esa discusión, Inna sólo pudo esperar a Tamaki. Cuando éste llegó del trabajo ella rápidamente se encerró con él en su habitación a explicarle entre lloriqueos lo que sucedía. Él estaba recostado en la cama y ella daba vueltas por toda la habitación.
Tamaki no sabía exactamente como actuar, darle la razón sería un acto ignorante, y no darsela sería poner dos pies en el cementerio. Tenía que cuidar bien sus palabras.
Él tenía que admitir que la situación era algo graciosa. No recordaba la última vez que se puso celosa con él y ahora estaba siendolo con su hijo.
-¡¿Exagerada, dices?!- Inna prácticamente gritó, sobresaltando al azabache- ¡¿Entonces estás de su parte?!
Tamaki negó con la cabeza rápidamente mientras movía las manos desesperado y se sentaba en el borde de la cama, pensando en como reparar su error. Inna suavizó sus facciones y se limpió las lágrimas con su pañuelo. De pronto una idea traviesa cruzó con su mente.
-¿Qué quieres que haga, Tamaki?- ella se acercó a él y tragó saliva- ¿Acaso quieres que me siente en tu regazo y te explique que YO tengo la razón?- ella se sentó en el regazo de Tamaki, quien se sonrojó y tragó saliva- ¿Qué enrede mis manos en tu cabello? ¿Qué me acerque a tí y te muerda?- ella hizo exactamente lo que dijo, enredó sus dedos en su cabello azabache y se acercó a morderle el lóbulo de su oreja al hombre, quién sintió una oleada de placer y sin quererlo soltó un suspiro lujurioso. Estaba confundido por esa situación pero no quería que terminara- ¿Que mueva mis caderas? ¿Eso quieres?- Ella hizo un vaivén lento en sus caderas, provocando más al chico, pero se detuvo- ¿Quieres eso?
-S-Sí.
-¿Entonces te pondrás de mi lado?
-S-Sí.
-¿Y hablarás con Tarui al respecto?
-Yo... demonios, sí.
Inna sonrió satisfecha y se levantó. Tamaki la miró decepcionado y confundido pero pronto lo entendió, había caído en su trampa y ahora tendría que hablar sí o sí con Tarui.
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Tamaki Amajiki. || One-shots
Fiksi PenggemarDistintos escenarios junto al tímido Tamaki. COMPLETA. 𝘏𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘭𝘦𝘵𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘮í𝘢. 𝘗𝘳𝘰𝘩𝘪𝘣𝘪𝘥𝘢 𝘴𝘶 𝘤𝘰𝘱𝘪𝘢 𝘺/𝘰 𝘢𝘥𝘢𝘱𝘵𝘢𝘤𝘪ó𝘯. 𝘐𝘮𝘢𝘨𝘦𝘯 𝘥𝘦 𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢𝘥𝘢 𝘴𝘢𝘤𝘢𝘥𝘢 𝘥𝘦 𝘱𝘪𝘯𝘵𝘦𝘳𝘦𝘴𝘵