Capítulo 19

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NARRA JUDITH

-Bueno, ¿me vas convertir en vampiro? -dijo Rachel. Sonó el timbre de la puerta.

-¿Quién será? -preguntó Rachel. Mi corazón dio un vuelco. ¿Y si es alguien que quiere el puñal? Tenía que proteger a Rachel. No quería que le pasase algo por mi culpa.

-Sube rápido -le dije poniéndome de pie-, enciérrate en tu habitación y no salgas.

-¿Por qué? -me dijo confusa.

-Hazlo y punto, venga hazme caso -dije empujándola hacia las escaleras.

-Vale, vale, subo, subo -me dijo sacándome la lengua. Cuando ella subió y oí su puerta cerrarse me fui a la entrada.

Respiré hondo antes de abrir.

-Hola -dijo Luke tendiéndome un ramo de rosas blancas. El ritmo con el que mi corazón latía aceleró. Mis ojos se empañaron de lágrimas. Y mi mandíbula tocaba el suelo. ¿Qué hacía Luke aquí? ¿Y con un ramo de rosas? ¿Quiere que le perdone?-. Lo siento -se disculpó.

-¿Cómo sabías que estaba aquí? -le pregunté. ¿Acaso me había seguido?

-Cuando dormías te cogí el móvil...

-¿Le pusiste un rastreador o algo por el estilo? -le dije la mitad enfadada porque no quería que supiera donde estaba en cada momento y la otra mitad feliz, porque me gustaba que se preocupara por mí.

-Más o menos -dijo él aún tendiéndome las rosas para que las cogiese-. Son para ti -dijo moviéndolas un poco para que las cogiese.

-Gracias -dije mientras las cogía-. ¿Qué quieres? -le pregunté.

-Saber que estás bien -eso me dolió. Quería que me dijese que quería despertarse cada mañana conmigo a su lado. Pero no fue eso. Bajé la mirada decepcionada. Sus ojos del color del cielo eran algo que nunca volvería a tener.

-Bueno, pues estoy bien -dije intentando sonar dura-. Puedes irte -dije mirando a la carretera.

-Nunca me iré -dijo él levantándome la barbilla.

-Tú me dijiste: "vete" -cerré la puerta. Y me senté en el sofá.

-Te odio -le dije al ramo de rosas sin espinas.

¿Rosas sin espinas? Las rosas siempre se las dan los enamorados. Se puede decir que las rosas son el símbolo del amor, pero aunque estés enamorado puedes pelearte con la otra persona y eso serían las espinas de las rosas. Entonces, ¿por qué un ramo de rosas sin espinas? ¿Es que él nunca me ha hecho daño? ¿Nunca me ha hecho derramar lágrimas por él como si me pinchará con una espina y sangrara?

Tiré las rosas al suelo y me fui a la habitación donde siempre me quedaba a dormir cuando estaba en casa de Rachel. Cerré la puerta de un portazo. Cogí mi móvil e intenté encontrar alguna canción que me animara pero todas me recordaban a él. Podía hablar del agua de los charcos y recordármelo.

***

-Hola mamá -dije abrazándola.

-Hola cariño -me dijo en un cálido abrazo. Estaba muy triste con los ojos hinchados de tanto llorar. La muerte de Michael le había afectado mucho. Me daba mucha pena verla así y las ganas de llorar me eran inminentes. Nos separamos y nos sentamos en un sofá frente a la chimenea.

La granja donde nos habían criado a mi hermano y a mí seguía igual que cuando la dejamos para ir a vivir a la ciudad. Igual de rústica y desgastada, acogedora y sencilla.

-¿Y papá? -pregunté a mi madre.

-Está durmiendo, has llegado muy temprano. ¿Qué quieres que te haga de comer? -No era mi madre pero la quería como si lo fuese y la debía tratar como tal.

Not About AngelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora