Capítulo 11

398 30 7
                                    

Una sensación de agobio y de no saber que hacer cundió el pánico en mis adentros.

Me duché y me quedé un rato contemplando el puñal "tatuado" en mi costado. No sabía que hacer ni de quién proteger. Ahora que yo había sido un ángel, seguramente habría sido por eso por lo que me dio aquella persona extraña el puñal.

Salí de la ducha y me vestí con unos pitillos, una blusa y  unas botas todo de color negro, excepto la ropa interior que era de color verde oscuro.

Fui a la cocina para ver a Michael, pero no estaba. Miré el frigorífico, no tenía hambre ¿Por qué? Llevo días sin comer y no siento ni la más remota sensación de hambre.

Hoy era viernes y los sábados siempre iba a comer con mis padres... pero ellos no son mis verdaderos padres. Mi madre murió hace muchísimos años al igual que mi padre. Y yo también.

Debería intentar comer algo, alomejor tenía hambre pero mi cuerpo no me lo pedía. Abrí el frigorífico y saqué un yogur. Cogí una cuchara y tomé un poco. A los 10 segundos justos sentí unas ganas de devolver tremendas y tuve que ir al baño a vomitar lo que había tomado.

Mi cuerpo no quería nada de comer. Es bastante extraño. ¿Es que ya no podía comer? Joder que raro. No sé qué hacer. Ni a quién pedirle ayuda.

¿Sigo con mi vida igual que hasta ahora? ¿Debería decirle a Rachel quién soy realmente? ¿A mis padres? ¿A Michael? Mi hermano también fue expulsado del cielo. Puede que él también esté experimentando lo que a mí me pasa, me dije en mis adentros.

Cogí mi cartera y me dispuse a abrir la puerta pero, ¿que más da ir al instituto a estas alturas? Me dije. Pero tenía que ir, era una obligación.

Fui al instituto pero sin la mochila. No iba a dar clase. Sólo quería hablar con Luke. ¿Por qué no murió?

Llegué al pasillo del instituto y vi al fondo a Luke andando hacia su taquilla con su mochila colgada en un hombro.

Me dirigí hacia él corriendo y le abracé como si no lo hubiese visto en años (más o menos era así).

Él me miró extrañado.

-Soy yo, Judith Clifford, Luke -le dije mirándolo a los ojos.

-¡Has recordado! -y me abrazó muy fuerte.

Alguna que otra persona miraba de reojo, eso lo noté. No me sentía muy cómoda con aquellas personas. Sólo quería salir de allí. Me daba vergüenza. Rachel nos miraba desde el final del pasillo junto a un tal Harry que iba con ella a clases de guitarra.

Me despegué de Luke y le miré a los ojos un poco furiosa y él me miró extrañado. No pude contenerme y le lanzé una bofetada que retumbó por todo el pasillo. No se inmutó, me siguió mirando pero ahora con una expresión dulce y satisfecha. ¿Es que no le dolió el tortazo que le había soltado? Ni siquiera le había enrojecido la piel ni a malas penas. Ahora fui yo la que se extrañó.

-¿A que ha venido eso? -me preguntó Luke, alegre.

Estaba un tanto mosqueada con él, yo había estado 153 años esperándolo en las puertas del cielo triste y afligida. Y él jamás llegó. Tuve que cometer un grave pecado para que me echasen del cielo, para poder estar con él. Y ahora va y me dice que a qué ha venido la bofetada, o sea, mi perdón no se lo va a ganar muy fácilmente.

-¿Que a qué ha venido? -dije con el grito en el cielo.

-¿Y tu mochila? -me preguntó cambiando de tema.

-¿Crees que he venido a atender las explicaciones de estos miserables profesores sin antes saber como cojones no has muerto con más 150 años -tomé aire-, y aún así con el mismo cuerpo sin un solo toque de envejecimiento desde que te vi por última vez? -estaba molesta y mucho.

Not About AngelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora