Capítulo 16

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Tenía que salvarlo. ¿Dónde estaba?

-Luke, ¿dónde estás? -le pregunté telepáticamente. No hubo respuesta. Pero una luz azul cegadora se puso delante de mí.

¿Era Luke esa luz? ¿Qué se suponía que debía hacer ahora?

La luz se movió dos metros hacia delante y se paró en seco. ¿Quería que la siguiese? ¿Me llevaría hasta dónde estaba Luke?

Abrí mis alas y las batí para que se diera cuenta de que la iba a seguir. La luz empezó a moverse, yo pegué un blinco y empecé a volar tras ella.

Me impresionó mi gran capacidad para volar. Nunca había volado y el hecho de que ahora lo hiciese tan naturalmente me impresionó.

¿Luke estaría bien?

NARRA LUKE

Me encuentro de rodillas en un suelo de mármol negro. Mis manos están atadas por las muñecas con unas esposas de metal que las siguen una pequeña cadena que las clava en el suelo.

-Dame el puñal -ordenó un hombre muy alto. Vestía un traje negro. Tenía el pelo tan rubio que parecía plateado, con una tez muy blanca y sus ojos eran negros, no tenía ni el blanco en sus ojos.

-No lo tengo -le dije. Él me dio un latigazo en la espalda. Grité de dolor. Mierda era de plata, por eso la sentía.

-¡Eres un vampiro, mierda! -exclamó el rubio-. ¿Es la chica que estaba contigo, verdad? ¿Ella es el ángel? -yo me mantuve callado. No quería responderle. No quería poner en peligro a Judith. No quería que sufriera más. 

El hombre al ver que no respondía me pegó otro latigazo. Y exclamé otra vez de dolor.

-Para por favor -dije sin ánimo de esperanza en que parase.

-Es ella -afirmó con una sonrisa.

-No te saldrás con la tuya -otro latigazo me lanzó a mi espalda.

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Me preguntaba. Si yo nunca hubiese sido tan ingenuo. Si la hubiese protegido de todo, incluso de mí, como había jurado la primera vez que la vi. Nunca hubiese muerto. No hubiese caído del cielo. No sería un ángel caído. No tendría el puñal en su piel. Nunca dudaría de mí. Seríamos felices. No correría peligro. No se convertiría en una maquina de matar. Pero ahora es todo lo contrario.

Le he mandado un fuego fauto para que me encontrara. Sé que es muy peligroso que venga aquí, pero ella ahora es un ángel caído hecho y derecho. Lo siento. La siento. Noto el pulso de su corazón. Su tristeza. Su felicidad. Sus preocupaciones. Sus sentimientos. Su vida. Su cuerpo. Su ser. Yo nunca fui humano. Fui vampiro en una fecha determinada de mi existencia, cuando la perdí. Mi mayor delito: que muriera por mi culpa.

Ella jamás sabrá el porqué murió. No debe saberlo. Si se entera me odiará. Se alejaría de mí y eso es lo que menos quiero. La quiero a mi lado. La quiero para mí. Sé que sonará egoísta, pero es así. Ella tampoco sabrá de mi pasado más remoto. Del que nadie conoce, escepto algunos arcángeles. Que me guardan el secreto en algún sitio del Cielo.

El hombre me dio otro latigazo. Gemí de dolor. Notaba heridas en mi espalda. Dolorosas y desagradables. Y sobretodo dejarán cicatrices. Recuerdos del dolor que estoy sufriendo ahora.

-¿Quién eres? -le pregunté. Él se inclinó delante mío y me miró a los ojos con una sonrisa torcida.

-Ambición.

Mierda. Ahora sí que la había cagado. Si Judith venía aquí y le quitaban el puñal. Todo se fastidiaría.

Ambición se levantó y llamó:

Not About AngelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora