Capítulo 3 (¡Ay Evangeline!)

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Narra Evangeline

       Ayer Damien me trajo a la casa y habló con mi abuelo. Recibí un sermón, pero sabía que mi abuelo tenía miedo de perderme. Pues soy lo único que tiene. Madrugue y preparé el desayuno y desayuné. Deje una nota al lado de el desayuno de mi abuelo y salgo para ir al trabajo. Llego a mi trabajo y me pongo mi delantal y salgo a ejercer mi labor. Cuando me enfrento con la Familia Micher. Todos estaban en una misma mesa, incluyendo a Damien. Que vergüenza, todos sabrían que trabajo como mesera. Pero eso no importa. Así me gano la vida. Honradamente. Camino hacia allá y todos me observan algo sorprendidos.

-Oh, olvidaba decirle aquí trabaja Evangeline. Así se gana la vida-dijo de no muy buena manera Damara. Damien me observa con ¿pena?.

-Sí, aquí trabajo. Me gano la vida honradamente. Tengo motivos para hacerlo-dije algo molesta y la risa de Damara se esfuma.

-¿En serio trabajas aquí?. Eres una gran chica. ¿Como puedes confirmarte con tan poco?. Tienes un gran futuro-dijo Agatha y yo suelto una carcajada.

-No es tan fácil como usted piensa. Nadie quiere contratar a una chica sin experiencia. En mi mundo no es fácil-dije y ella me mira y baja su cabeza.

- Mi nieta me a hablado maravillas de ti. Serias un buen pilar en la empresa-dijo un señor y Damara lo mira sorprendida.

-¡Abuelo!, ¿No estas apresurandote?. Ella no hace falta en la empresa-dijo Damara y derepente escucho una voz detras de mi y un escalo frio recorre mi cuerpo.

-¡Estas despedida!. ¡Te lo advertí muchas veces!. ¡Ayer no trabajaste y ahora charlas con los clientes!. ¡Esto no lo puedo permitir en mi restaurante!-grito mi jefe y me doy la vuelta. Todos los clientes miraban.

-Ayer surgió una situación, no pude venir. Le prometo que no sucederá nuevamente. No me despida por favor, nececito el empleo-dije con mis ojos llenos de lágrimas y el suelta una carcajada.

-¡¿No te irás?!. ¡Te sacaré yo mismo!-dijo mi jefe y me agarra de el brazo muy fuerte y sale por la puerta y me tira al suelo como si fuese una criminal.

-¡Usted está siendo muy injusto!. ¡No soy ninguna criminal!-grite furiosa y el agarra una jarra con café caliente y la tira sobre mi. Un grito de dolor se escapó de mi. Estaba muy caliente. Mis manos se tornaron rojas. Sentía mis pechos, mi vientre alder al igual que mi cuello.

-¡¿Qué demonios le ocurre?!-grito Damien y el empezó a decirles cosas a mi jefe. Yo me levanto y me voy corriendo de allí. Mis lágrimas se hacen presentes.

¡¿Porque me trato así?!

- Evangeline-escuche la voz de Damien detrás de mi. Me detengo y no me doy la vuelta. No quería que me viera llorar. No me quería demostrar débil. Odiaba llorar cuando tenía coraje o frustración.

-¿Que quieres?. ¿Vienes a mofarte de mi?-dije y siento una mano en mi cintura que me da la vuelta bruscamente. El me mira fijamente a los ojos. Bajo mi mirada.

- Te equivocas, no soy de esas personas Evangeline. Nunca me mofaría de alguien que se gana la vida honradamente. Lo que ese tipo te hizo fue inhumano. Te trató como una criminal y no lo puedo permitir. Créeme pagará por eso. Mira en el estado que estas. Mira tus manos, tu cuello-dijo mirandolos fijamente.

-Como yo me sienta no te importa. Déjame en paz, ocupate de tu vida. No te tienes que interesar por alguien como yo-dije y el sube mi rostro con delicadeza. Obligándome a mirarlo a sus ojos cafés.

- No te sientas menos, porque no lo eres-dijo él y yo estallo en llanto y el me envuelve en sus brazos. Uniéndonos en un abrazo. Mis lágrimas caían y mojaban su camisa. Me sentía protegida y segura a su lado. Me separo de el y suspiro como si fuese una bebé. El suelta una carcajada y seca mis lagrimas con sus pulgares.

-Tengo que ir a un baño publico a limpiarme y buscaré algo de ropa en el horfanato-dije y me doy la vuelta. Siento una mano agarrar mi brazo y me da la vuelta.

- De ninguna manera, irás a mi casa y te bañeras. Por ropa no te preocupes yo te prestaré-dijo Damien y yo sólo niego.

- No quiero que te involucres en mis asuntos-dije y el niega.

-Sabes que no me iré-dijo el y pongo mis ojos en blancos y me monto en el coche y el sonríe victorioso.

*****

-Bien, ten. Es de mi madre, espero que te quede-dijo Damien y asiento y la tomo y entro al baño y cierro la puerta y empiezo a desabotonar mi camisa y comienzo a ver las quemaduras de mis pechos. Mis lágrimas se hacen presentes y dejo caer la camisa al suelo. Hago lo mismo con mis pantalones, quedando en ropa interior. Entró a la ducha y cierro mis ojos y dejó que el agua caiga por todo mi cuerpo. Permanezco ahí durante un rato hasta que salgo y seco mi cabello con la toalla y me pongo el vestido que Damien me entregó y salgo de el baño y veo a Damien que se había quedado dormido.

    No sé porqué razón me le quede mirando y una sonrisa se formó en mis labios. Y le quito sus zapatos y le pongo una cobija y escribo una nota y la dejo a su lado y agarro mis cosas y me marcho de allí. Camino con rapidez. ¿Ahora que haré?. Debo conseguir un empleo lo más rápido posible. La renta está atrasada. Mi abuelo nececita dinero para sus medicinas. ¿Que haré?. Mis ojos se llenan de lágrimas y estas salen y derepente veo que una camioneta se detiene y bajan la ventanilla. Era Agatha.

-Hola Evangeline, vengo porque quiero hablar contigo. Mira, lo que ese hombre te hizo fue muy grave y pagará por eso y yo quiero ofrecerte una oportunidad de empleo. Pues quiero que trabajes para nosotros. Ganarás mucho dinero-dijo Agatha y una sonrisa se forma en mis labios.

-Muchísimas gracias señora, de verdad no sabe cuánto se lo agradezco-dije y beso su mano.

-Bien, mañana ven temprano. Te llamaré-dijo Agatha y asiento y ella se marcha y yo sonrio.

-Por fin tendré un trabajo digno-dije y ahora camino emocionada.

Narra Damien

     Mi celular comienza a sonar y abro mis ojos. Veo que tenía varias llamadas perdidas de Damara y me siento en la cama y veo mis zapatos en el suelo y que estaba arropado. Recuerdo a Evangeline que estaba aquí. Me levanto de un golpe pero veo una nota y la leo.

Gracias por lo que hiciste, no eres tan odioso como pensaba. Eres una buena persona. Cuando leas esto ya me abre marchado. Espero que hayas tenido un buen descanso.

Evangeline

Psd: Te deje dinero por lo que hiciste por mi, está debajo de tu almohada.


Bajo mi vista hasta la almohada y la alzo y veo que había dinero. Empiezo a negar.

¡Ay Evangeline!

¡Ay Evangeline!

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