~Fanfic Kacchako~
(No habrá poderes en esta historia, pero si serán los mismos personajes y personalidades.)
Todo se remonta a tercero de preparatoria, en una escuela normal.
Uraraka Ochako, una chica castaña, risueña, alegre, bella y estudiosa, es...
—Reaccione como un completo loco el día de hoy, pero no pude contenerme al verte tan vulnerable...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Narra Bakugo:
Mi mente está hablando por si misma y no sé cómo parar.
—¿Realmente eres así? En este momento no te conozco como te conocía antes. Pero, sé que debiste hacerlo por una razón... Lo mira. ¿Soy importante en tu vida?
—Se sorprende. Yo no sé qué decir a eso. Voltea la mirada.
—Alza la voz. Mírame cuando te hago una pregunta. Lo toma del mentón y frunce el ceño. Responde.
—Hey, suéltame, bastarda. Le aprieta la muñeca de la mano con la que ella sostiene su mentón.
Al parecer el efecto de culpa en mí ya había pasado.
—Te soltaré hasta que me digas la respuesta a mi pregunta, por cierto, no me duele en lo absoluto la muñeca.
—La suelta. ¿No temes que pueda reaccionar así si me enojo lo suficiente? Levanta una ceja.
—No te tengo miedo. No tengo porque hacerlo. En el fondo, no sé lo que eres capaz de hacer, pero lo que observe hoy, en lugar de causarme terror el estar cerca tuyo después de lo que hiciste, ahora, de cierta forma, me causas seguridad. Lo suelta suavemente, mientras lo mira.
—Así que es eso... Mira el piso. Desde tu accidente, me he empezado a convertir en una persona diferente. Solía no importarme nada.
—Siempre parece que no te importa nada. ¿Qué fue lo que cambió? Se ríe un poco.
—Sigue mirando el piso. Nuestra relación, nuestro vínculo. ¿Quieres saber cómo nos llevábamos antes? Voltea a mirarla.
¿Será una buena idea contarle?
—Suena interesante. Cruza sus piernas. Te escucho.
Admito que soy un chico de pocas palabras y no suelo sentarme a platicar con nadie.
Estoy realmente jodido para hacerlo ahora y con una chica de la cual conozco desde que utilizábamos pañales.
—Bueno, no solíamos hablar mucho. Mira el techo. Pero tú estabas obsesionada conmigo.
—¿A qué te refieres? ¿Es broma, verdad? Ríe un poco.
—Frunce el ceño. Claro que no es broma, estabas muerta de amor por mí. Siempre me perseguías y querías estar conmigo. Se enoja un poco.
