~Fanfic Kacchako~
(No habrá poderes en esta historia, pero si serán los mismos personajes y personalidades.)
Todo se remonta a tercero de preparatoria, en una escuela normal.
Uraraka Ochako, una chica castaña, risueña, alegre, bella y estudiosa, es...
—Ahora dime la verdad, ¿para qué me despertaste? La miraba fijo.
—Oh, es verdad... Quería invitarte a la playa. Sé que es muy repentino, pero afuera hace mucho calor, los chicos pensaron que era buena idea, además la graduación se acerca y bueno, después casi no vamos a vernos.
—¿Por qué lo dices? Vivimos literalmente cruzando la calle.
—No me refiero a ti, tonto. Me refiero a los demás. Pero bueno, si no quieres ir, no te obligo. Se levanta. Me voy. Se dirige a la puerta.
—Oi, no te adelantes, nunca dije que no iba a ir, cara redonda, tsk. Chasquea la lengua. Espérame afuera, voy a cambiarme.
—Está bien. Te espero en la sala. Sale del cuarto y baja las escaleras.
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Narra Uraraka:
Me siento un poco mareada, sigo pensando que es el golpe de calor.
No quiero preocupar a los chicos, ni siquiera valdría la pena si no es algo grave, sólo arruinaría la salida que yo misma idee.
—¿Estás bien, linda? La mira, un poco preocupada.
—Claro, señora Mitsuki. Sólo estaba pensando en unas cosas que me inquietan. No se preocupe. Sale de sus pensamientos y le responde con una sonrisa.
—Lo digo también porque estás algo pálida, ¿no quieres un vaso de limonada? Hace mucho calor, tal vez eso te está afectando.
—Con gusto le acepto la bebida.
—Ven, vamos a la cocina. Mientras aprovecho para que platiquemos un rato.
—Cla-claro. Un poco nerviosa.
¿De qué querrá platicar conmigo?
—Se sienta. ¿De qué le gustaría hablar conmigo? Nerviosa.
—De espaldas sirviendo la limonada. No te estreses, sólo quiero preguntarte unas cuantas cosas. Es todo. Se voltea y le sonríe.
—Oh, claro. Puede preguntarme lo que sea.
Espero que no sea nada relacionado con el otro día que me encontró con él en su habitación.
—Se sienta. ¿Cómo te trata Katsuki?
—¿Cómo me trata? Sorprendida.
—Sé que no es el mejor chico, pero en verdad te adora, aunque no lo demuestre. Sé tampoco puede ser el más racional y tranquilo, lo sé porque es mi hijo. Te lo preguntó porque a mí no puedes mentirme, también te conozco de lo mejor aunque esa confianza que teníamos se haya esfumado con tus recuerdos, pero sé que volverá. No quiero que mi hijo sufra por sí mismo, quiero saber si estás cómoda con él y si te trata bien, porque si no lo hace, será mejor que te alejes de él, no quiero que te pasé nada a ti tampoco.
