~Fanfic Kacchako~
(No habrá poderes en esta historia, pero si serán los mismos personajes y personalidades.)
Todo se remonta a tercero de preparatoria, en una escuela normal.
Uraraka Ochako, una chica castaña, risueña, alegre, bella y estudiosa, es...
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Narra Uraraka:
Después de hablar con Momo y Deku, se sintieron un poco decepcionados, pero estaban felices de que no pasó a más.
Le agradecimos a Kirishima por lo que había hecho hoy por mí, aunque se veía triste por su mejor amigo.
Antes de que se fuera, le comente unas cosas.
—Kirishima, hablaré con él. Todo estará bien. Sonríe.
—Promételo. La mira.
—Lo prometo, no te preocupes por eso.
—Gracias, Uraraka. Podré irme más tranquilo. Sonríe y se sube a su auto.
—Nos vemos mañana en la escuela. Sacude su mano en señal de despedida.
—Nos vemos. Enciende su auto y se pone en marcha.
Lo ví irse, dirigí mi mirada a la casa de los Bakugo, las luces aún estaban encendidas, tenía que esperar un poco más.
Entre a la casa y subí a mi habitación, me senté en la cama, estaba ansiosa.
Eran las 3 de la mañana, estaba recostada en el piso, pensando, hasta que me digné a levantarme y salir con mucho cuidado de mi casa.
No quería que nadie me escuchara, fui lo más sigilosa posible.
Cruce la calle y me escabullí a la parte de atrás de la casa, sabía que había un pequeño balcón en la habitación de Bakugo, también sabía que lo dejaba abierto para que entrara aire mientras dormía.
Subí por las enredaderas de acero que estaban por toda la casa, hasta llegar a la pequeña reja del balcón.
Al subirme al balcón, había una barra muy pequeña de acero, tenía una punta, hice un movimiento brusco para así bajarme de la rejilla, lo que causó que se me hiciera un raspón en el muslo.
Me quejé de dolor lo suficientemente alto para despertarlo, escuché que se levantó de la cama, tenía miedo, así que me quedé en el suelo del balcón.
—¿QUIÉN DIABLOS ANDA AQUÍ? Enojado y en posición de lucha. ¿Uraraka? Se sorprende.
—Lo siento por venir así y a esta hora. Se queja de dolor. No puedo levantarme.
—Se agacha. ¿Qué te pasó? No me importa el porqué viniste, ya me lo explicarás. Ahora muéstrame que te pasó. Indiferente.
—Gracias por preocuparte, ni me lo merezco. Luchando por levantarse.
