Nuestro Infierno

CAPÍTULO 11

ANGIE

Afortunadamente Scott no sabe de mí línea privada Él piensa que mi teléfono móvil, quedó en las Vegas y que estoy aquí completamente descomunicada. Cosa que me sirve muchísimo porque le será difícil encontrarme. Por ahora.

El búnker de Ryder aparentaba ser una casa normal común y corriente en uno de los tantos vecindarios. Pero la verdadera mansión, estaba oculta debajo, con todos los lujos que se puede permitir un narcotraficante.

Particularmente a mí, no me gustan éstos lugares. ¿De qué me sirve tener una mansión con todos los lujos si no la puedo lucir como Dios manda? Bueno, aunque debo reconocer que es una gran ventaja cuando debes esconderte.

Éstas casas no aparentan para nada estar escondida bajo tierra, además en el vecindario en que se encuentran… pues... si yo fuera policía, jamás se me ocurriría buscar a un multimillonario mafioso en un lugar cómo éste.

— Srta Reyes, ¿Que hace usted por aquí? No tenemos entrega hasta el próximo mes— ruedo los ojos.

Lo bueno del personal de Ryder, es que me conocían, pues acá es dónde Lim y yo venimos frecuentemente a organizar las entregas. ¿Lo malo? Que la mayor parte de el tiempo, eran demasiado imprudentes.

— ¿Crow no los llamó?— supongo que no le dió tiempo, puesto que hace exactamente una hora acabo de colgar el teléfono— ya veo que no. Pues, me quedaré aquí un tiempo, Prescott. Tú jefe ya está al tanto, así que no debe tardar en llamar.

— cómo usted diga, señorita Reyes. Permítame ayudarle— me quita mi maleta y nos adentramos en la casa.

— ¿Quienes están aquí?— pregunto. El búnker de Ryder, por lo general siempre está ocupado por el mejor amigo de Ryder, Mike. Junto con su esposa y algunos socios y mulas que se preparan aquí.

— El señor Mike está en la Isla, señorita. Y las chicas partieron hace dos días a Tailandia, no volverán pronto. Por ahora sólo estamos mi esposa, un par de chicas nuevas de mantenimiento y yo.

Chicas nuevas, definitivamente no me gustaba eso. Las personas cuando son nuevas, por lo general sólo piensan en dinero. No podía arriesgarme a que esas chicas se les fuera la lengua diciendo mi nombre.

— Genial, bueno te explico ¿Vale? Estoy aquí escondida, y me gustaría que me llamaras Sara Smith, no me fío de las chicas nuevas ¿Estamos?

— cuente con total discreción, señorita Smith— sonrío, Prescott es un tipo bastante eficiente.

— vale, ahora muéstrame mi habitación.

Prescott me conduce escaleras abajo y después de zizaguear varios pasillos llegamos a una de las habitaciones del lugar.

— Puede quedarse aquí, es la más cercana.

— Muchas gracias, Prescott

— si desea algo no dude en avisarme. Con permiso— Prescott se retira mientras yo checo mi reloj, 4:15 am.

Considero la idea de tumbarme a dormir pero justo cuando estoy por alcanzar el sueño, mi teléfono vibra. Ryder.

— Que rápido eres— contesto.