CAPÍTULO 30

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Angie.

La luz del día se cuela por las cortinas de la habitación, abro los ojos y me toma unos minutos desperezarme, miro a mi alrededor y reparo dónde me encuentro. Los recuerdos me llegan rápidamente al ver la ropa desecha en el suelo.

—¡Mierda!— murmuro levantandome de la amplia cama.

Jacob no está en ella y por un breve momento me pregunto si no es una trampa.

¿Dejarme sóla en una habitación de hotel?

No aguanto las ganas de orinar así que me dirijo al baño y aprovecho para darme una ducha. La pequeña irritación en mi vagina me recuerda que estuvimos toda la noche follando como conejos.

Me detallo en el espejo y definitivamente las marcas que tengo en mis senos, cuello y abdomen tardarán varios días en quitarse.

— Por poco me come viva— susurro para mí.

Me introduzco bajo la ducha mientras dejo fluir mis pensamientos. ¿Pensamientos? ¿Cuáles pensamientos?. No, yo definitivamente no pensaba. No pensé anoche cuando le dije a ése infeliz cosas que definitivamente no tenía que saber.

¿Porqué? ¿Porqué lo hice?

Los golpes en la puerta me sobresaltan, sin secarme salgo de la ducha y abro.

— Te traje esto— Diablo repasa mi desnudez de arriba abajo con los ojos mientras me entrega un bolsa de tienda.

Sus ojos zafiro me recorren y por mí mente pasan imágenes de todo lo que hicimos anoche.

¡Malditas ganas de que me folle de nuevo!

— ¿Estamos de luto?— pregunto al detallar la ropa oscura de la bolsa— no fue a mí que mataste un hermano…

— Fue todo lo que encontré— me corta— O te lo pones, o sales de aquí desnuda. Tú decides.

— Amanecimos de mal humor ¿Eh?— le pincho

— Date prisa, tenemos que hablar.

Su tono de voz me advierte que es mejor que cierre la boca. Eso y el hecho de que quiero bajarle los pantalones y meterme… sí, definitivamente mejor obedezco y me termino de duchar.

Luego de secarme me visto con  lo que trajo. Un leggins negro y una camiseta del mismo color. Me sorprende que me quede perfectamente ajustado al cuerpo.

Se sabe mi talla.

Me calzo las zapatillas deportivas que hacen juego con el conjunto y me recojo el cabello en una coleta improvisada.

Me siento rara, no me gusta para nada cómo me veo. 

— Diablito, necesito maquillaje— le digo al salir del cuarto de baño—.. y unos accesorios.

Me fulmina con la mirada y me señala el desayuno. 

No sabía que estaba hambrienta hasta que probé el primer bocado

— Anoche dijiste que Kayla probablemente la tenga Lion— comenta.

Trago entero. Anoche dije muchas cosas que no debí haber dicho.

Ni ebria había soltado tanto la lengua.

— Los Cárdenas han sido buenos socios por años. Viena con mi padre y ahora Lion conmigo. Tengo mucha influencia en su imperio, así cómo él en el mío.

Sigo comiendo ignorando dejando que continúe.

— Si es así, lo voy a averiguar y la traeré. Cómo dije, tengo influencia.

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