CAPÍTULO 36

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ANGIE.

Termino de retocar mi maquillaje mientras Lim me ayuda con el moño alto que cae sobre mi espalda. El vestido negro me queda bastante ajustado pero no me importa, me gusta cómo me veo.

Buscó mis pendientes notando el piercing que suelo llevar.

— Lim

— ¿Si?— le entrego el arete

— Ten, necesito que guardes ésto muy bien. No lo puedes extraviar, Lim. Por nada del mundo ¿Vale?.

Lim era la única que podía mantener mi seguro de vida resguardado. No podía seguir arriesgandome al perderlo o a que me lo quiten.

—¿Que es?— pregúnta tomándolo

— Nuestra salvación.

Asiente y nos terminamos de arreglar para ir al bendito Club dónde nos citó el Diablo.

Tomamos un taxi que nos lleva al espléndido lugar, su exclusividad es evidente nada más ver la fachada. Lim le cancela al taxista y nos adentramos al lugar.

— Identificación— nos exige el guardia

Ruedo los ojos

— La esclava del Diablo. Es el dueño¿No? Bueno, dile que su esclava está aquí, porque supongo que así me anunció— contesto con sarcasmo

— No tengo nadie con ése nombre.

¡Genial! En mi vida he hecho fila para entrar a un Club.

— ¿Sería tan amable de llamarle, por favor?— inquiere Lim

El gorila saca su móvil y marca. No entiendo lo que dice porque habla en el maldito idioma que no logro entender.

— Reina Vadkir ¿No?— pregúnta el guardia y mis mejillas se tiñen de la vergüenza.

¿En verdad se lo tomó en serio?

—¿Eh?— Lim me mira confundida

Desgraciado.

Asiento rápidamente y el guardia me deja pasar

— la zona vip está arriba— nos informa.

Nos adentramos al lugar que está atestado de personas, las luces LED le dan un toque sensual al ambiente, combinándose con la música tecno que suena.

—¿Qué fue eso de Reina Vadkir?— pregúnta Lim siguiendome a la barra.

Debo subir al vip, pero disfrutaré un rato mí libertad condicional tomándome unos chupitos.

— Nada— contesto secamente y le hago seña al bartender

Lim se encarga de pedir nuestras bebidas mientras yo observo a mi alrededor buscando no sé qué.

El lugar es grande y por doquier hay parejas besándose, bailando y me atrevería decir que hasta fornicando. La verdad es que conociendo los gustos de el diablito no me sorprendería.

Me tomo el primer y segundo chupito. Mi garganta quema pero no me importa, mañana regreso a las Vegas y no sé si salga viva de ésto, así que pienso emborracharme por si acaso es la última vez.

— Angie, vas muy deprisa— Lim me detiene cuando intento tomarme el tercer trago.

— Mira, ése chico está guapo— la muy mensa voltea y aprovecho para tomarme mi chupito y el de ella

— ¡Angie!— me reprende

— UPS— la tomo del brazo— ven, vamos a bailar, Lim. No sabemos si hoy será la última vez.

Nuestro InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora