CAPÍTULO 23

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ANGIE


Me quedo sentada en la cama con la vista fija a un lado de la habitación. De reojo veo como Jacob se levanta y se viste antes de marcharse del lugar son decir ninguna palabra.

Cuando al fin me quedo sola los recuerdos me invade, me invade la rabia y la maldita sensación de ser una basura inservible. Odio cuando ésto sucede, odio cuando la crisis se acerca porque me lleva a pensar y sentir cosas que no van conmigo. 

Extraño a Ale, él es el único que sabe cómo calmar mis crisis…

Mis respiración se agita y clavo mis uñas en mis muslos para sentir dolor. Quiero que duela, quiero que duela más de lo que me duele el pecho. 

Quiero que duela más que el dolor que llevo por dentro…

Mis ojos pican y lucho por no dejar salir mis lágrimas, ellas sólo sirven para mostrar mi debilidad y se supone que no soy débil. 

No puedo serlo.

Me levanto en dirección al cuarto de baño, tal vez una ducha me calme. 

Abro el grifo y dejo que el agua se deslice por mi piel, pero entonces pasa…

Por mi cabeza pasan imágenes de todos los hombres con los que me he acostado, muchas manos me han recorrido la piel, muchas manos asquerosas me han tocado y…

Clavo mis puños en la pared varías veces hasta que noto que mis nudillos sangran, me deslizo hasta el suelo y abrazo mis rodillas.

Puta

Puta

Puta

Se supone que soy una maldita puta y que ya debería estar acostumbrada a eso. Para eso nací ¿No? Para envolver con mis piernas, yo no tengo opción, nunca la tuve…

Grito de frustración cuando las malditas lágrimas comienzan a caer… odio llorar, odio flaquear mis defensas, odio demostrar mis debilidades porque yo no soy débil, Ale me enseñó a no ser una maldita perra débil. Ale me enseñó a no sentir asco de mi misma por todo lo que hago y ése es justo el maldito problema, que sé manejar las cosas cuando me siento cómo una maldita puta. Asesina.

Puedo manejar el acostarme con varios hombres, porque reconozco el sentimiento, yo… yo simplemente me desconecto y funciono cómo muñeca inflable dejando mi razón, mi cabeza, y…

Lo detesto, lo detesto más que a nada. Odio al Maldito Diablo porque por su culpa es que éstoy así, odio que de alguna manera no pueda desconectarme del todo. Se supone que después de acostarme con él yo debería tener el control de comportarme cómo la puta que soy, y lo único que siento es decepción y miedo porque no me siento así…

Siento asco de mi misma porque en vez de usarlo en su contra hice todo lo contrario…

Lo disfruté.

Y no lo disfruté como la primera vez… de alguna manera siento que lo disfruté de una manera diferente, fue… fue extraño.

Salgo con rabia de la ducha y me envuelvo en el arbonoz antes de salir de la habitación. Necesito calmar mi crisis y la única manera que conozco de hacerlo es recordándome quién soy, es recordando lo que soy.

Bajo rápidamente las escaleras de la gran casa, no me extraña encontrarla desierta, pues Alice casi no sale de su habitación y Jacob cuando no está en su estudio está fornicando con la perra de Sasha. Adrián, Adrián sería un objetivo perfecto, pero hace días no lo veo por aquí así que supongo que está fuera de la isla.

Nuestro InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora