La mañana era calurosa, la luz comenzó a entrar por la gran puerta de vidrio del balcón que se encontraba en la habitación de Beth. Cuando la alarma del celular sonó, la chica estiro la mano y la puso en silencio, miro un rato al techo, aquel en el cual había pegado estrellas en su niñez y aún conservaba ahí. Salió de la cama con un profundo sentimiento de tristeza al saber que tenía que dejar su cómodo edredón color blanco, pues era día de escuela. Entro al baño y se deshizo la coleta que se había hecho en la noche, de manera que su largo cabello castaño cayo como en cascada y su bonita bata de seda color azul cielo, fue depositado al bote de ropa sucia.
El agua de la regadera era caliente, sin duda alguna, disfrutaba el bañarse en las mañanas, el agua, le relajaba todos los músculos, la hacía sentir en un paraíso personal y si fuera por ella se quedaría ahí toda la vida.
Al terminar, se puso uno de sus vestidos de verano favoritos, aquel era de color azul, holgado por todos lados, bastante cómodo, de tirantes que le llegaban al cuello en forma de V; se terminó de lavar los dientes, se puso unas sandalias, un poco de labial y pinto sus grandes labios; tomo su mochila y bajo a desayunar.
Su madre, escucho las pisadas mientras la chica bajaba las escaleras. Cuando llego por fin al comedor, su pequeño hermano, Caleb, ya se encontraba sentado frente a sus pancakes con frambuesa, que para la chica lucían deliciosos, incluso cuando el pequeño solo parecía prestar atención al pequeño aparato de videojuego que tenía enfrente. Paso a su lado y le dio un beso en la cabeza – Caleb, es hora del desayuno – menciono. Siguió su camino hasta llegar a su lugar y se sentó dejando la mochila a un costado.
-Buenos días Ma – saludo al mismo tiempo que se daba cuenta de que su papá no se encontraba ahí - ¿Dónde está papá? – Pregunto.
-Tuvo un pequeño inconveniente en el trabajo – respondió su madre – Estará aquí para el almuerzo, no lo olvides, de la escuela te vienes directo a casa.
-Lo se mamá – dijo la chica – me lo mencionaste toda la semana, sé que tus iras por Caleb y que nos veremos aquí para el almuerzo.
-Muy bien – respondió su madre – Eres una hija excelente, Beth, nunca lo olvides.
La chica miro a su madre extrañada, solían tener muestras de afecto todo el tiempo, pues eran una familia muy unida, sin embargo, comentario se le hizo extraño, incluso cuando no menciono nada al respecto.
Cuando terminaron de desayunar, tomo las llaves del lujoso auto que su padre le había regalado por su cumpleaños y salió junto con su hermano, directo para la escuela. Al llegar, Caleb se fue directo a unas bancas en las cuales se encontraban sentados sus amigos, mientras Beth entraba por la puerta principal, rumbo hacia su casillero.
-Hace un calor insoportable – menciono Kass, su mejor amiga de toda la vida mientas aparecía repentinamente por el corredor - ¿No lo crees?
-Por supuesto – respondió Beth – daría todo por estar en la playa en estos momentos
-Bueno – dijo Kass mientras desplomaba la espalda en el casillero que se encontraba a lado – Siempre podrías acompañarnos a Jessie y a mi hoy, incluso podrías invitar a Colin – completo con una risita juguetona
-Si claro – Beth miro a Kass con cara de pocos amigos – ¿Que es más típico que una escapada de citas doble en día de clases?
-Dos parejas no haciéndolo – respondió la chica.
Kass era la mejor amiga de Beth desde que tenían 6 años, sus padres, eran amigos de toda la vida, pero pese a que su amistad era algo que se creó repentinamente por lo bien que encajaban, eran completamente diferentes. Kass era rubia, alta y delgada, pero su personalidad era bastante rebelde. Unos meses atrás durante un juego de Fútbol de la escuela, había conocido a Jessie, uno de los chicos más problemáticos de toda la escuela, y hasta aquel día, habían mantenido una relación secreta – Nos vamos en 20, por si cambias de idea – menciono la chica mientras desaparecía por el pasillo.
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HISTORIAS DEL BOSQUE: El despertar de los lobos.
Science FictionHace 300 años una tormenta geomagnética destruyo todo en la tierra, los pocos sobrevivientes fueron encerrados por sus padres en un bunker y estos a su vez, los mantuvieron en un profundo sueño criogénico hasta que el planeta fue habitable de nuevo;...