6.

4.1K 457 274
                                    

— Dije que no, de verdad no me gustaría manchar nada.

— ¿Quieres desayunar en mi casa? Está cerca.

— Me parece bien.

"¿Por qué se lo propuse?" pensó el peliplata.

"¿Por qué acepté?" se interrogó el castaño.

Ambos sabían que estaban jugando con fuego, y que debían controlarse sino querían terminar sucumbiendo en sus instintos.

El alfa manejó hasta su hogar, al estar frente al portón picó un botón y este se abrió solo, aparcó en el garage y se bajó rápidamente para abrirle la puerta al omega.

— ¿Siempre harás eso?— cuestionó el menor refiriéndose a lo que el alfa acababa de hacer.

— ¿Te molesta?

Iruka negó con la cabeza y rascó su cicatriz.

— Es lindo.

El peliplata le sonrió y le ayudó a bajar las bolsas con la comida.

El joven profesor se encontraba admirado por la casa tan linda y elegante que tenía Kakashi, se veía lujosa por cualquier rincón. Finalmente llegaron a la cocina y dejaron las cosas sobre la barra de mármol.
Se lavaron las manos y se sentaron a comer en la barra.

— Los waffles huelen delicioso— dijo el mayor.

— ¿Quieres probar?

El omega cortó un pedazo del waffle y acercó el tenedor con la comida a la boca Kakashi, este la abrió y recibió el alimento.

— Gracias. Sí están ricos.

— Lo están.

Ambos estaban demasiado cerca y se miraban sin decir nada. Entonces Iruka quiso romper el silencio.

— ¿Cómo te hiciste esa cicatriz?

— En la militar, estaban golpeando a un chico e intenté defenderlo. Cómo iba ganando uno de los chicos sacó una navaja y me lo hizo.

— Dios, qué horrible.

— Dolió un carajo, y pude perder el ojo.

— Afortunadamente no pasó— comentó el profesor antes de darle un sorbo a su malteada.

— ¿Y la tuya?

— Ah, me la hice en un accidente automovilístico. En el mismo en el que mis padres murieron— contestó con nostalgia.

— Soy un tonto, discúlpame.

— No, no sabías. Además nos estamos conociendo ¿no?

— Sí. Lo estamos haciendo.

Ambos se sonrieron y siguieron desayunando, al finalizar tiraron los empaques de la comida y limpiaron la mesa.

— ¿Debes volver al hospital?— preguntó el menor jugueteando con sus manos.

— No. De hecho hoy no trabajo— contestó rascándose la nuca y sonriendo nerviosamente.

— ¿Entonces solo fuiste por mí?

— Pues... sí.

— Me haces sentir terrible Kakashi, ya no te debo una, te debo un montón.

LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora