8.

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Se besaron por un largo rato, las manos del alfa descansaban en la cintura del omega y las de Iruka se quedaron jugueteando con el cabello plata. El beso creció hasta el punto en que ambas lenguas danzaban juntas.
Ninguno de los dos quería cortar aquel contacto, pero tenían que hacerlo para respirar, así que se alejaron de la boca ajena. Tomaron bocanadas de aire de forma brusca, Iruka se relamió los labios y mordió el inferior ligeramente, Kakashi solo atinó a perderse en los movimientos del omega.

— ¿Por qué me miras así?— preguntó el castaño con un sonrojo apoderándose de su rostro.

El alfa no respondió, en cambio abrazó el esbelto cuerpo del menor y enterró su rostro en su cuello para aspirar aquel delicioso aroma a vainilla. Podría quedarse así por siempre.
Iruka sonrió y correspondió al abrazo.

— Porque me haces bien de solo verte.

Se quedaron así un rato, dejándose envolver por el aroma del otro hasta que el estómago de menor soltó un ruido. El médico rió bajito y entonces se soltaron.

— Tienes hambre ¿eh?

— Sí. Qué vergüenza.

— Yo haré el desayuno, tú quédate aquí.

— Sino encuentras algo dime y te digo dónde está.

— Hecho.

Kakashi plantó un último beso en sus labios antes de desaparecer en la cocina.

El omega se quedó en su sala esperando, se sentía mucho mejor que antes, quizás por los medicamentos, quizás por la compañía del alfa. Tomó una siesta y el aroma a comida recién hecha le despertó.

Caminó hacia la cocina topándose con Kakashi tarareando una canción mientras servía la mesa.

— Estaba por ir a buscarte.

— Me dormí un poco, pero el olor me despertó.

— Siéntate, yo sirvo todo.

— Gracias Kakashi.

El alfa había preparado unos omelettes, ensalada, zumo de naranja y café. 

— No es nada rebuscado pero hice algo rápido porque ya tienes hambre.

— Apuesto a que está delicioso.

Y lo estaba. Desayunaron mientras platicaban de mil cosas, contándose su pasado, hablando de música, de cine, del clima. Cualquier tema parecía ser bueno mientras estuvieran los dos juntos.

Iruka limpió la cocina obligando a Kakashi a no meter las manos, ya había hecho lo suficiente.
Una vez terminaron volvieron al gran sofá de la sala.

— Creo que debería dejarte descansar Iruka.

— No, de verdad estoy bien, me siento mejor. No pasa nada si te quedas, a menos que tú quieras irte, porque eso es diferente, no puedo obligarte a quedarte— habló con rapidez, estaba nervioso.

Kakashi sonrió al ver el nerviosismo del omega y asintió.

— Entonces me quedaré.

— Eso me hace muy feliz— susurró el castaño con una sonrisa.

— Dejé mi ordenador en el auto, iré por el, tengo que enviar un correo, regreso en un minuto.

— Bien.

Kakashi volvió a ingresar a la casa de Iruka con su laptop en manos. Ambos se sentaron en el sofá, el omega recargó su cabeza en el hombro del alfa mientras este trabajaba.

Iruka podría vivir de ese olor a menta. Así que se acurrucó más cerca del cuello del alfa y este giró la cabeza y le besó la frente.

— Tu ordenador es de último modelo, creí que aún no llegaban a Japón.

— Y tienes razón, pero Óbito y Rin viajaron y me la obsequiaron. Decían que la que tenía era un fósil.

El profesor rió.

— ¿Por?

— Era como de 2008— explicó el médico con una sonrisa.

— ¡Sí era un fósil Kakashi!

— Pero funcionaba.

Ambos rieron y volvieron a centrar su vista en la computadora.

— ¿Qué es eso?— preguntó el moreno señalando la pantalla del ordenador.

— Ah, es una rodilla, es un señor mayor que cayó y se lastimó, ahora tendré que operarlo. Pero sus hijos viven en otra ciudad así que me pidieron enviarles el expediente y explicarles lo grave de la situación.

— Eres taaaan listo.

Lo había dicho en voz alta. Iruka planeaba sólo pensarlo pero su boca lo delató y terminó diciendo eso, se sonrojó y volvió los ojos a la pantalla.

Kakashi sonrió y pasó uno de sus brazos por la cintura del omega para acercarlo más a su cuerpo. Con la otra mano seguía moviendo el mouse del computador.

— ¿Y el señor volverá a caminar?

— El pronostico es muy bueno, quizás necesite unos clavos y no te mentiré, necesitará tiempo en reposo y mucha rehabilitación, pero estará bien.

Iruka sonrió y asintió.
El alfa que se estaba robando su corazón era caballeroso, amable, respetuoso y sumamente inteligente. ¡Además sabía cocinar! ¡Y besaba delicioso!

"Me gané la lotería" pensó el profesor.

— Iru.

— ¿Mmm?

— Ya que no podrás hacer la cena como tenías planeado, ¿me dejarías invitarte a cenar? Es una cita.

— ¿Por qué eres tan amable?

— Ya te dije que me gustas.

Otro sonrojo.

— Y tú a mí. Pero eres tan amable que me haces sentir culpable.

— Sh, tú déjame consentirte.

— Está bien.

Pasaron el resto de la mañana juntos y las primeras horas de la tarde. Se despidieron con el plan de que Kakashi pasaría a las siete por el omega.

En cuanto el alfa abandonó su casa, Iruka buscó su teléfono celular como demente.

— ¡Ankō Mitarashi!

— ¿Qué sucede? ¿Por qué gritas? Me está reventando la cabeza.

— Ugh, supuse que aún tendrías resaca. Te cuento, en la mañana me sentía muy mal y no tenía a quién llamarle.

— ¿Y yo?

— Seguramente seguías ebria.

— Buen punto.

— Así que le llamé a Kakashi, y el vino.

— ¡Iruka! Eres un Don Juan.

— Calla, eso no es todo. Me cuidó y me hizo el desayuno. Estoy ido Ankō, él es perfecto.

— Me alegra oír eso Iru.

— El asunto es que ya nos besamos, muchas veces y me invitó a tener una cita hoy en la noche. Y no sé qué ponerme...

— Llego tan pronto como pueda.

Hola gente. Ahora sí tardé en actualizar, no les voy a mentir, creo que así será a partir de ahora. La escuela me mantiene muy ocupada y no me da tiempo de escribir como a mi me gustaría. Espero con ansias las vacaciones para poderles actualizar más. Cuídense mucho, byeeee.

-sassymaskedninja.

LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora