16.

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ando bien actualizadora y ustedes bien comentones, los tqm.

Ankō se marchó y la pareja pidió ramen para cenar.

— Mañana iré a la cena contigo.

— Ya dije que no.

— Debo demostrarles que soy fuerte y que estoy dispuesto a estar contigo.

— Bebé, a ellas no tienes que demostrarles nada ¿vale?

— Es que no se rendirán hasta que obtengan lo que quieren.

— Quizás tengas razón. Si vamos prométeme que no harás caso a nada de lo que digan. Para mí eres hermoso, perfecto y no hay nadie más en el mundo a quien pueda amar.

— Entendido.

Al anochecer del día siguiente estaban fuera de la casa de una de sus tías.

— Hoy conocerás a mi tía Yoko, ella es la única que no está loca— susurró el alfa mientras entraban a la residencia.

La casa de la tía Yoko era prácticamente una mansión, Iruka se sentía pequeño y no soltaba la mano del alfa por ningún motivo.

Llegaron al comedor principal donde ya estaban presentes las tías locas, su primo Hiroshi con su novia Akira, y su otro primo Kenzo; al igual que Sakumo, Akane y otra mujer de cabello largo y negro pero con el mismo color de piel de los Hatake los recibió.

— Bienvenidos a mi sencilla casa— pronunció la mujer que Iruka no conocía.

— ¿Sencilla?— cuestionó Kakashi con una sonrisa mientras abrazaba a su tía.

— Bueno, el dinero es para gastarlo— los ojos de la beta de encontraron con los de Iruka y la mujer devolvió su mirada al peliplata con una sonrisa— ¿El es tu novio?

— Sí.

— Mucho gusto, soy Iruka.

— Ay pero qué bonito.

La mujer agarró las mejillas del omega y las apretó como si se tratara de un niño.
Después de eso lo miró de arriba a abajo y levantó un pulgar al final.

— Yo soy Yoko, la tía favorita de Kakashi ¿ah que sí?— susurró.

El alfa asintió.

— Kakashi te conseguiste un omega muy lindo. Mis sobrino-nietos serán una chulada.

Iruka se sonrojó y agradeció aquel comentario.

Pasaron a sentarse al comedor donde Kakashi se limitó a saludar a sus padres con un abrazo y a los demás con una sonrisa falsa.

El peliplata tomó asiento en la cabecera de la mesa, en la otra estaba posicionado su padre, así que podían verse frente a frente. A un costado suyo se sentó Iruka.

— Bueno, empecemos— dijo Yoko.

Hizo sonar una copa mientras la golpeaba con una cuchara. En ese instante un par de meseros entraron al comedor con charolas y comenzaron a servir el banquete.

— Qué sofisticada— bromeó Sakumo.

— Claro, es una reunión para recibir al nuevo miembro de la familia.

Iruka se sonrojó en su lugar y sonrió tímidamente.

— Así que dinos Iruka, ¿en qué trabajas?— cuestionó Den.

— Soy profesor en un kínder.

El trío de mujeres malvadas casi se ahogan con la comida.

— ¿Y solo eso?

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