23.

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— Quítame el pantalón.

Kakashi obedeció y con un semblante serio besó el abdomen de Iruka y después llevó sus manos al botón de la prenda, lo desabrochó y lo bajó.

La reacción del alfa había valido la pena. Quedó boquiabierto y después clavó sus ojos en los de su novio.

— ¿Po-por qué?

— Creí que te gustaría.

Kakashi se puso de pie y lo besó apasionadamente. Mientras sus manos recorrían los muslos del omega y jugaban con las ligas de encaje.

Después el peliplata le dio la vuelta y lo tiró en la cama boca arriba. Entonces se quitó la camisa y el pantalón mientras los orbes marrones de Iruka se clavaban en su abdomen marcado. Cuando tiró la camisa al suelo se quitó el pantalón y entonces se recostó encima de Iruka para besarlo.

El omega sobaba la erección del alfa, hasta que este gruñó y apresó ambas muñecas del castaño por encima de su cabeza.

Pasó la lengua por encima de la marca que le había hecho meses atrás, haciendo temblar el cuerpo debajo suyo.

Besó las clavículas del omega una y otra vez, y con la mano libre comenzó a masajear la entrepierna de menor.

— Oh amor, es una lástima que tenga que quitarte esto— susurró con voz grave en su oído.

Kakashi se deshizo de las panties pero le dejó las ligas de encaje, se acomodó entre las piernas de su novio y quiso entrar pero no pudo.

— ¡Auch!— se quejó el omega.

— Perdón amor.

— ¿No entró?

— Nop.

El omega se sentó y observó que el nudo estaba hecho.

— ¿Ya te habías venido?

El alfa desvió la mirada y asintió.

— El estímulo visual es increíblemente hermoso— susurró.

— Tonto— rió el omega.

No había otra alternativa más que esperar, así que el omega comenzó a re confortar al avergonzado alfa.

— Ya, no pasa nada.

— Sí pasa, ¡me vine solo con verte!

— Bueno, no importa.

— ¿Fue tu idea?

— Sabes bien que no.

— Le debo una cena a Ankō.

— No le digas que lo hice o no dejará de molestarme.

— Bien.

— ¿Entonces te gustó?

— Soñaré contigo vestido así el resto de mi vida.

— Pervertido.

— Era un halago.

Después de un rato de platicar el nudo se desinflamó y el omega se percató al instante.

Se agachó y se metió la virilidad de su novio a la boca tomándolo desprevenido.

— ¡Ay!

Comenzó a lamer de abajo hacia arriba renovando aquella erección. Kakashi lo veía totalmente hipnotizado por esa imagen.

Cuando estuvo duro de nuevo el omega se puso de rodillas en la cama.
El alfa se colocó tras de el y lo penetró lentamente mientras el castaño gemía.

— Eso. Así— susurró para sí mismo.

El alfa se quedó quieto para acostumbrar a su novio y luego comenzó a embestir. La piel de ambos chocaba creando un ruido obsceno que resonaba por toda la cabaña.

La chimenea era lo único que iluminaba la habitación, la leña ardía al igual que el amor de ambos amantes uniéndose en uno solo.

Kakashi repartió un par de nalgadas en la piel del omega dejándola rojiza y haciendo gritar al chico debajo suyo.

Cada vez se sentía más al límite y cuando estuvo por venirse salió del omega y lo giró en la cama dejándolo boca arriba.

— Ábrelas.

El omega abrió las piernas y gritó al sentir como su novio tocaba su punto dulce.

— Kaka-ah Kakashi mmmm.

— Dios, bebé aprietas tanto.

Ambos se liberaron al mismo tiempo derramando aquel líquido blanco en diferentes lugares.

Kakashi salió antes que el nudo se formara y pudo observar cómo los cachetes de Iruka escurrían su propio semen. Además de los bonitos muslos decorados por aquellos ligueros de encaje.

— Te amo— susurró el alfa mientras abrazaba el cuerpo del omega contra el suyo.

— Yo a ti— contestó un adormilado castaño que en cuestión de minutos cayó dormido.

Se quedaron dos días más en Kakunodate y regresaron a Tokio, listos para pasar Año Nuevo juntos.

Hola, creo que solo le quedan dos caps más a este libro y comienza el otro.

LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora