Capítulo 10.

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Era miércoles por la mañana y tenía demasiado sueño que ni el olor de hot cakes hizo que me levantara. En la madrugada no pude dormir y estuve hablando con Shawn a las 2 de la mañana por Skype.
-Hola- contestó Shawn adormilado.
-Hola, perdón si te desperté- contesté.
-No te preocupes.
-Solo qué...- empecé a decir pero las lagrimas empezaron a caer en mis mejillas y se convirtieron en sollozos.
-Mia, ¿qué tienes?- preguntó Shawn con la voz suave, como si hablara con una niña pequeña.
-No sé qué hacer- respondí, intentando silenciar los sollozos, no querría despertar a mis padres.
-Todo estará bien ¿si?
-Shawn, es que no puedo creerlo. Tengo 16 años y tendré un bebé, esto no puede ser posible. No puede ser posible que la primera vez que lo hice quedé embarazada. Soy adolescente, ni siquiera puedo lidiar con mi propia vida y no sé como haré para hacerme responsable de otra- dije desahogándome, no podía parar de hablar.- ¿Cómo se supone que le diré a mis papás? ¿Como podré seguir estudiando? Tengo tantas dudas...
Shawn espero un momento para responder, yo seguía llorando y escuché sollozos al teléfono.
-¿Shawn?- pregunté, escuchando cada vez más fuertes los sollozos.
-Lo siento Mia, no quería arruinarme la vida- dijo con la voz partida, escuché como lloraba.
-No Shawn, no tienes la culpa...
-Ni tú- interrumpió- no es culpa de ninguno de los dos. Aveces... Las cosas pasan.
-¿Daremos a nuestro bebé en adopción?- pregunté, después de un momento.
Ambos llorábamos y aveces no se entendía muy bien lo que decíamos.
-No lo sé, es nuestro bebé y sería egoísta de nuestra parte pensar solo en nuestras vidas y no en la suya- contestó Shawn haciéndome entrar en razón- pero si eso quieres, tendríamos que buscar a una buena familia que lo cuide y proteja tanto como lo haríamos en un futuro.
En un futuro... Si en un futuro me casara con Shawn y tuviéramos hijos, definitivamente me arrepentiría de dar en adopción al que tengo ahora en mi vientre. Sería una mala decisión, aunque también la seria el tenerlo nosotros y que se complique nuestra relación, que no podamos darle todo lo que necesita. Tenía miedo, ambas opciones me aterraban y quedaba en cero otra vez.
-Estoy tan confundida.
-Yo también. Pero sé que juntos tomaremos la decisión correcta, sabes que pase lo que pase siempre estaré contigo ¿de acuerdo?
-Lo sé Shawn, tu también sabes que nunca te dejaría. Haremos esto juntos.
-Si Mia. Te amo.
-Yo también te amo- contesté con un bostezo.
-¿Ya podrás dormir bien?- preguntó.
-Si, descansa buenas noches.
-Igual tú.

Me levanté por fin, después de escuchar a mamá y papá caminando de un lado a otro en el pasillo.
-¿A dónde irán?- pregunté viendo que se arreglaban.
-Iremos mi niña- aclaró mi mamá.
-¿A dónde iremos?
-Al centro comercial, hay ofertas y aprovecharemos a comprar un refrigerador. También podrías elegir ropa- contestó papá.
Bajé cambiada a desayunar, eran las 10 am. ¿Podría comprar ropa ahora? En unas semanas ya no me quedara...

Entramos al centro comercial, no había casi gente por lo temprano que era. Mi mamá y yo entramos a tiendas juveniles, como no me vendría pronto la ropa y sacaron la colección de primavera-verano, decidí comprar vestidos y algunas blusas largas. Mi mamá se sorprendió porque por fin usaría vestidos como ropa casual, en vez de mis jeans, camisa holgada y vans. No es que vistiera así todo el tiempo, pero la mayoría de veces sí.
Elegí uno con flores, otro con puntitos y algunos lisos. También unos zapatos abiertos y otro par de vans, negros. Después de ir a las tiendas y haber comprado, fuimos a buscar el refrigerador. Estuvimos en grandes tiendas departamentales y en la segunda encontramos uno a la medida, en seguida lo compraron y lo llevarían a casa en unas horas.
-Bueno, vayamos a casa- dijo mi papá- a menos que... ¿Quieres algo Mia?
¿Un dulce...?
Se me hizo extraño que mi papá lo preguntara, nunca lo hacía. Recuerdo que de pequeña pedía dulces y no me los compraba, a menos que sacara buenas calificaciones, y los resultados estaban cada mes... Lo bueno es que mi abuelita me daba algunas veces.
Un día me explico por qué no me compraba lo que quería, dijo que no quería que me convirtiera en una chica caprichosa, haciendo berrinches en todos lados, que todo lo tenía que ganar. Sí sirvió.
-¿Un helado?- pregunté subiendo los hombros.
-Por supuesto.
Fuimos a una heladería, donde puedes ponerle todo lo que quieras del sabor que sea, al final solo lo pesan y así lo cobran. Estaba delicioso, el mejor helado de yogur que había probado.
Al imaginarme como me estaba viendo con mis padres comprando un helado, me sentí una niña pequeña. Recordé cuando íbamos a los 5 años, ahora todo es distinto. En menos de un año tendré un hijo.

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Sixteen and pregnant. Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora