Capítulo 7.

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Desperté temprano. Mis papás fueron a un mandando y aproveché para ir con Shawn al doctor. Iría con mi mamá, pero me daba miedo porque ella sentía desde hace unas semanas que tenía anemia, me dijo numerosas veces que fuéramos al doctor, pero estaba demasiado ocupada en los exámenes semestrales que no fuimos. Si yo resultara tener anemia, y estuviera avanzada, probablemente mi mamá me mataría.
Shawn fue por mí, entramos al consultorio y él se quedo en la sala de espera jugando en su celular. Para mi suerte, era una doctora la que se encontraba allí.
-Hola, buenos días- dijo la doctora cuando entré- toma asiento por favor.
Yo asentí y me dirigí a la silla.
-¿Cuál es tu nombre?- preguntó anotando en la receta médica.
-Mía. Mía Hyland- respondí y ella asintió.
-¿Edad?
-16.
-¿Alérgica a algún medicamento?
-No- respondí un poco dudosa.
Nunca había presentado alguna alergia y mamá no quiso llevarme a unos estudios para ver si era alérgica a algo porque decía que eran demasiados piquetes.
La doctora hizo las preguntas de rutina: talla, peso, etc.
-Bueno Mía, ¿qué es lo que tienes?- preguntó dejando a un lado el lapicero y ajustándose sus lentes por el puente de la nariz.
La doctora se veía joven, tenía el cabello rubio totalmente, ninguna arruga, las cejas bien definidas y por lo que pude ver a través de sus lentes, tenía ojos azules. Seguramente se acababa de titular, tal vez una maestría o algo así.
-Últimamente me encuentro mareada, también he vomitado 3 veces en ésta semana, me canso fácilmente y aveces desfallezco.
-¿Has comido últimamente fuera de casa? ¿Algo que no te hay dado confianza o hayas comido con asco?
-Sí, bueno, compramos hace unos días unas hamburguesas en la calle. Pero a mis papás no les hicieron daño- contesté intentando recordar que más comí.
-¿O pediste algo más aparte de eso?
-No. De hecho quería comentarle, hace unas semanas me sentía igual, pero sin vomito. Mi mamá pensó que tenía anemia.
-Mm... ¿Has tenido antojos muy fuertes?
-Sólo un día- respondí recordando el chocolate.
Ella se quedo pensando un momento, yo estaba relajada.
-Por lo síntomas, podría ser anemia. Pero tengo que preguntarte algo- dijo, cuando asentí prosiguió- ¿has tenido relaciones sexuales?
Sentí una enorme preocupación en el estómago, el cuál empezó a dar vueltas rápidamente. Mi ritmo cardiaco aceleró tanto que casi sentía en la boca el corazón. Dude en decir la verdad, pero sin darme cuenta ya lo había hecho.
-Sí.
-¿Se te ha atrasado tu periodo?
-Aún no me toca. ¿Algo de lo que tenga que preocuparme?
-Tienes que hacerte estudios de sangre, esto determinará si es anemia... O si estás embarazada- dijo con una expresión de preocupación.
No pude responder, sentí un enorme nudo en la boca.
-¿Ya desayunaste?-preguntó sacándome de mi ensimismamiento.
-Aun no.
-Podrías hacerte los estudios hoy y venir conmigo el día de mañana para determinar que es.
Yo asentí únicamente.
-¿Cuánto va a ser?- pregunte levantándome de la silla, dando por supuesto que ya había terminado la consulta.
-Nada, mejor mañana que vengas- respondió, di las gracias y salí.
Shawn levantó la vista, se paró de la silla guardándose el celular en la bolsillo del pantalón y me abrazó.
-¿Cómo te fue?- preguntó al separarnos.
-Bien.
Aún no estaba segura de comentarle que, probablemente, estaba embarazada. No quería angustiarlo. No quería que estuviera preocupándose todo el día sin poder dormir de aquella pequeña posibilidad. Mejor cuando estuviera segura...
-¿Qué tienes?- preguntó al dirigirnos al auto, al parecer me quede un rato en mis pensamientos.
-Probablemente anemia- respondí.
-¿Recetó medicamentos?
-Eh... No, pero tengo que hacerme unos estudios. De preferencia ahora porque no he desayunado- respondí viéndolo, él me vio preocupado y asintió.
Entramos al carro, en camino a los laboratorios que me había recomendado la doctora. Me dio una hoja donde señalaba que estudios se me harían, eran 2.
Entramos a las instalaciones y en la recepción presente la hoja a una encargada de allí. Ella me pasó a un cuarto y le indicó a Shawn que esperara. Limpiaron mi antebrazo con un algodón con alcohol, después sacaron una jeringa y la introducieron en mi piel. Vi como se lleno rápidamente el tubito de sangre y sentí nauseas. Me sacaron la aguja y rápidamente limpiaron ahí y me pusieron una vendita. Pregunté si necesitaba otra prueba de sangre para la segunda prueba, pero me dijeron que era de orina. Me dieron un frasco mediano y entré al baño. Se me hacia asqueroso que me llegara a llenar las manos de pipí, pero por suerte no fue así y llené el frasquito
-¿A qué hora están los resultados?- pregunte cuando me dirigía a la entrada de nuevo.
-Por el momento tenemos muchos que analizar, probablemente a partir de mañana ya estén. Abrimos a las 8 a.m- me respondió el joven.
-Gracias- contesté y me fuí con Shawn.
-¿Lista?- preguntó levantándose.
-Sí- respondí, él me tomó de la mano y caminamos hacia el carro- ¿Ahora a desayunar?
-Si, muero de hambre- contesté, intentando olvidar aquello del embarazo.
Shawn me llevó a mi lugar favorito del desayuno, "Kings", donde venden unos waffles riquísimos.
-Entonces... ¿Mañana volveremos a ir al medico?- preguntó dandole un mordisco a su almuerzo.
-Si, pero no te preocupes, puedo ir con mis padres.
-Oh, bueno- contestó un poco perplejo.

Estuvimos el resto de la mañana caminado por el centro de la cuidad, él quería que nos viéramos en la tarde pero le dije que me sentía un poco mal. La pasé toda la tarde viendo películas, intentando distraerme. Pero no pude evitar sacarme aquello de la cabeza, le dije a mamá que iría a casa de Harley y tomé el auto. Me dirigí a una farmacia y compré una prueba de embarazo, entré al baño del hotel de al lado. No pude quedarme ahí a ver el resultado, entonces subí al carro y me quedé a la orilla del parque al que vamos con Shawn. Me senté en aquella banquita y la vi.

Parpadee dos veces, él mismo resultado. Tres veces, cuatro, cinco... Mis ojos se cristalizaron, y antes de romper en llanto llamé a Shawn.
-Hola princesa.
Solté un chiquillido al escucharlo.
-¿Qué tienes? ¿Te encuentras bien? ¿Dónde estás?- preguntó desesperadamente.
Respiré unas cuantas veces antes de responder.
-¿Puedes venir?- dije, con la voz partida- estoy en la banquita del parque.
-Ya voy, tranquila ¿si?- respondió un poco alterado y apresurado.
Asentí al escucharlo y colgué.
Tal vez estaba equivocada la prueba. En las películas, las chicas se hacen como 10 para estar 100% seguras, esto debe estar mal. Debo de tener anemia y que eso afecte a mi orina o aquellos síntomas. No podía tener un bebé ahora, tan sólo tengo 16. ¿Qué pasaría con nuestras vidas... con nuestros sueños? ¿Y si Shawn no quiere hacer esto? ¿Cómo le diré a mis padres? ¿Qué hay de la escuela? Mi familia entera me matara, y tal vez mis padres me echen de la casa. ¿Tendré que trabajar? Oh Dios mío, esto es demasiado.
Mientras más lo pensaba, más vueltas daba todo. Llegó Shawn corriendo.
-¿Qué tienes bebé? ¿Que pasa?- preguntó al llegar, besándome.
Lloré más al escuchar la palabra "bebé". Él se sentó y expresaba tanta confusión y preocupación. Intenté controlar el llanto para poder hablar.
-Sh- Shawn- dije tartamudeando, él tomó mi mano y saqué el aire que se acumulaba en mi pecho sin saber que estaba ahí- Estoy...
No podía continuar, no quería arruinar su vida, no quería que fuera una carga para él. Pero algo me impulsó a hacerlo, dando por seguro lo que decía la prueba.
-Estoy embarazada.

Sixteen and pregnant. Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora