Capítulo 29.

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-Por fin juntos- dijo Shawn tras tomarme la mano al bajar del auto.

-Ayer nos vimos, el martes también-aclaré arrugando la frente.

-Me encanta que hagas eso- me dio un suave beso entre las cejas.

-A mí que hagas eso- le dije y busqué sus labios, sonrió.

-A lo que me refiero es que no hemos pasado más de una hora juntos, o al menos solos- retomó.- ¿Acaso toda tu familia se puso de acuerdo para estarte visitando tan continuamente?

-Shawn, son vacaciones- puntualicé riendo.- Además ya se van a terminar, o al menos para algunos y están viniendo antes de tener que irse. Ya sabes que mucha de mi familia no vive aquí, y quieren saber cómo estoy. Por cierto, preguntaron mucho por ti.

-¿Ah sí?

-Sí.

-Más bien preguntaron si no había cambiado de idea de hacerme responsable.

-Claro que no, te conocen Shawn, y supongo que preguntan tanto sobre cómo estás porque ya estás formando parte de la familia.

Shawn me volteó a ver y sonrió dulcemente. Seguimos caminando.

-¿A dónde vamos? Lo olvidé.

-A... No recuerdo el nombre del restaurante, pero es italiano y está a un par de calles.

-Oh vamos Shawn, hubieras buscado estacionamiento más cerca. Me canso fácil- reclamé.

-Siempre está lleno por aquí, es el centro Mia. Además, el doctor me dijo que tenía que hacer que caminaras un poco más, que estuvieras activa.

-Si veo una plaza desocupada, voy a...

En eso voltee y vi la mitad de la calle vacía. Shawn me miró espantado y rápidamente agregó:

-Seguro que se acaban de ir. Aparte, ya casi llegamos- afirmó.

Bajamos dos calles de la avenida principal y en la esquina estaba lo que parecía una casona como todas las que se encuentran en la zona histórica de la ciudad. La diferencia es que esta tenía la puerta abierta y en la entrada se encontraba un letrero en el que se leía "Il Piccolo, comida italiana".

-¿Tienen reservación?- preguntó una chica bajita de cabello rubio en la entrada.

-Sí, a nombre de Shawn Mendes- le indicó Shawn y ella asintió.

-Acompáñenme por favor.

Nos adentramos en el lugar y subimos las escaleras. Las mesas se encontraban en habitaciones, no demolieron las paredes y eso le daba algo más de exclusividad, aunque no tuviera la puerta y la entrada fuera grande. En el centro se veía la planta de abajo, pudo haber sido un hotel, y no un restaurante. Al final del pasillo nos indicó "la habitación".

Agradecí a la chica y se fue.

-Este restaurante es muy extraño- comenté observando a mi alrededor.

Se veía hacia fuera, y había una gran ventana, como parecía haber en cada uno de los reservados. La mesa estaba en el centro y había cuadros antiguos alrededor. Algunas decoraciones adornaban el lugar: cosas hechas a mano dispuestas en mesillas altas y de poco espacio. En el techo colgaba una lámpara de cobre, pero se encontraba apagada.

-Muy antiguo, ¿no?

-Sí, pero lindo. Había pasado por aquí antes, pero vendían mariscos y en la planta de arriba no había nada.

-Lo sé, y el lugar no es como para comer mariscos- concordó.- Mis padres conocen a los actuales dueños, ellos compraron la propiedad y decidieron vender comida italiana. Hace poco abrieron arriba. No se animaban porque ciertamente parecía hotel, pero les gustó la idea de hacer que arriba fuera para reservaciones, más privado.

-Sí hicieran un poco más grande la entrada, se vería perfectamente.

Ordenamos  y trajeron las bebidas en seguida.

-¿Y ahora qué toca planear?- pregunté, observé mi vaso con una pequeña rodaja de lima.

-Nada. Hoy sólo hablaremos de lo que quieras.

Me apoye completamente en mi asiento y le di un sorbo a la limonada. Le sonreí.

-Me agrada esa idea.

-¿La maestra Williams no les pasó una película cristiana en primer año?

-¡Ni me digas! Eran demasiado aburridas.

-Muy. Pero un día nos pasó una muy bonita, no recuerdo ni de que trataba, sólo que había un niño. Todas las niñas lloraron con el final.

-A nosotros nunca nos pasaron una que nos hiciera llorar, no es justo.

Shawn negó con la cabeza riendo.

-Tú nunca lloras- puntualizó.

-Tú sí- respondí riendo.

-Sólo una vez.

-O unas seis veces- dije en un suspiro y comencé a reír. Shawn se puso rojo y me dio mucha ternura. Aun puedo hacer a ese chico sonrojarse.

Estuvimos hablando de muchas cosas. Era divertido poder hablar con Shawn sobre chismes y películas, porque lo entendía o trataba de entenderlo.

Al terminar el platillo y pedir el postre, volvimos a donde se había estado centrado nuestra atención durante siete meses.

-Creo que ya estoy listo, ¿tú no?

-A mi se me sigue haciendo extraño ¿sabes?, porque siempre he sido niña de casa. Planeaba quedarme en la universidad aquí o sino a menos de dos horas en coche y ahora ya tendremos nuestro hogar y... vaya es demasiado rápido. Hace un año estaba vuelta loca por tener al chico más guapo de la preparatoria a mi lado y ahora...- mire a Shawn, tan atento y preocupado. Parecía estarle echando en cara todo, así que le sonreí.- Ahora formaremos una familia.

-Sé que somos chicos, y que las personas creen que no sabemos lo que queremos ni lo que estamos haciendo. Pero yo sé que te quiero, y que quiero estar siempre contigo. Tal vez nuestro increíble futuro está sucediendo más pronto, pero no importa porque eres tú, como siempre he querido.

Sixteen and pregnant. Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora