Capítulo 34.

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Era jueves, cuatro días después de iniciada la tercera semana tan esperada. Estaba muriendo de nervios, ya estábamos a más de la mitad. Cuando menos esperara tendría que ir al hospital, cuando menos imaginara mi vida cambiaría oficialmente por completo. Ya no me preocupaba el futuro, en este punto solo quería verla, conocerla. Me moría por saber como era. Sentía que había crecido muchísimo en estos últimos meses, y que hasta ahora me daba cuenta.

Ya no me importaba si todos supieran en la escuela, me daba igual. Sólo quería estar ahí para ella, protegerla y cuidarla.

El futuro ya no daba miedo, era emocionante.

Estos cuatro días Shawn iba a la casa en cuanto salía del hospital y se iba después de cenar, mucho después. Si estaba lejos y lo llamaba para cualquier cosa llegaba corriendo y preocupado, y eso que ni siquiera le gritaba. Era buena saber que estaba tan al pendiente.

-Shawn, Shawn...- exclamé en cuanto contestó mi llamada.

-¿Qué pasa? ¿estás bien?

-Creo que estoy teniendo contracciones.

-¿Segura?

-¡No sé porque nunca he tenido!

-Eh... espera, a ver. ¿Hace cuanto te empezaron a dar?

-Llevo unos minutos, tal vez ya media hora.

-¿Y que tan seguido te están dando?

Grité del dolor.

-Llego en seguida, todo estará bien, tranquila- dijo, y sonaba al otro lado de la línea como si estuviera apuntó de desmayarse.

Mi mamá estaba a mi lado, sosteniendo mi mano. Ya había marcado a mi papá, que seguía en la oficina.

Me parecían eternos los minutos y Shawn aún no llegaba. Veía el reloj y cuándo pasaron diez minutos de la llamada llegó.

-Creo que será mejor irnos ya.

-¡La maleta!- grité y mi mamá gritó desde el estudio que ya la tenía.

-Shawn, ve subiendo con Mia al auto, yo conduzco- dijo mi mamá.

Shawn abrió la puerta trasera y me ayudó a subir. Me dolía, pero estaba intentando no gritar.

-Tranquila, respira...- decía tratando de tranquilizarme, aunque le temblaba demasiado la voz. Tomó mi mano y me apretó, repitiendo las indicaciones.

Me estaba quejando por las contracciones, cada vez eran más fuertes, y más seguido. Y sabía que faltaba mucho por los programas de salud que estuve viendo.

-Estoy nerviosa.

-Todo estará bien- dijo Shawn volviendo a tomar mi mano, y no la soltó.

Shawn le llamó a sus papas en el transcurso, ellos prepararían todo para que llegara y me trasladaran.

Así fue. Llegamos al hospital y en seguida alguien me esperaba con una silla de ruedas. Shawn iba junto a mí. Vi como mis padres tuvieron que quedarse un momento a arreglar unos papeles y nosotros ya estábamos dentro del elevador.

En el piso 11 se detuvo y me dirigieron a una habitación para que me checaran. Me puse la bata antes que nada y la ropa que traía se la di a Shawn para que la guardara.

-La doctora Aylinn no tarda en llegar- me dijo Shawn.

Puso una silla a mi lado y espero conmigo, dándome besitos en la mano y volviéndola a apretar.

Mis papás llegaron junto a Aylinn y ella me dijo que tenía que tenía que esperar.

-Necesitas tener contracciones más fuertes, será parto entonces tienes que ser muy fuerte ¿sí? Yo sé que puedes.

Parecía una eternidad, era un dolor horrible. Hubo un momento donde sentí que me desgarraría, grité tan fuerte que mi mamá empezó a llorar.

"Ya está lista" indicó Aylinn y las enfermeras rápidamente me trasladaron a la sala de partos. Mis padres me dieron la mano y antes de entrar me soltaron. Vi que a Shawn le dieron la ropa azul que traen en los quirófanos para estar conmigo en todo momento.

El dolor me cegaba, sentí que me iba a desmayar.

-Mia, resiste más. Ya estás a nada.

Me colocaron, me empezaron a decir que pujara y me mareé completamente. Sentía todo en cámara lenta. Me mareé. Sentí la mano de Shawn apretándome.

Un dolor me invadió completamente pero todo desvaneció cuando escuché un chillido. Me recostaron con cuidado y sentí que me quedé dormida un momento.

Cuando desperté estaba en mi cuarto. Me había desmayado. Vi a Shawn aún con bata azul, cargando a Grace. Me ofreció una sonrisa y me la dio. Estaba ahí, conmigo. Era preciosa, tan pequeña y frágil. Estaba muy feliz. Miré a Shawn y me sonrió de vuelta.

-Hola Grace, soy tu mamá.

Grace se movió levemente, tenía los ojos cerrados y al abrirlos vi el color de sus ojos, un miel tan suave y potente. Empezó a llorar y la arrullé un rato hasta que quedara de nuevo dormida.

-Es preciosa- dijo Shawn.

-Mucho. Tiene tus ojos.

Shawn sonrió y se dirigió a mí, plantándome un beso en la frente.

-¿Cuánto tiempo me desmayé?- pregunté. No habrán pasado horas, ¿o sí?

-Media hora.

-¿Y mis papás ya la conocieron?

-Aún no. Los dejaran pasar en unos minutos. Grace está muy sana, podremos llevarla a casa en un par de días- comentó.

-Estoy muy feliz. Y cansada.

-Al menos lo cansada se te quitara- dijo con una pequeña risa al final y me volvió a besar de nuevo.

Mis padres no podrían con la felicidad, cuando conocieron a Grace sus ojos estaban más brillantes que nunca, al igual que los padres de Shawn. La semana siguiente nos visitaron muchísimas personas para conocer a Grace. Estaba muy agradecida de poder contar con tantas personas, y sobre todo de que me tocara vivir esto al lado de Shawn.

Sixteen and pregnant. Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora