Lycoris; Na JaeMin

11.06.2020

—Oh, ¿Lo ves ahí? —El chico pelirrojo a mi lado, apuntó su dedo hacia el cielo. —La constelación Géminis, ¿Sabes su historia?

—No...

—Era de imaginarse, estos jóvenes de hoy en día no saben nada. —Dijo, a pesar de que su apariencia lo delataba, por lo que probablemente sólo tendría un par de años más que yo. Parecía bastante animado mientras hablaba, ajustó llamativas  gafas, y me sonrió.—Fue creada por los dioses, por el cálido sentimiento de dos hermanos, con diferentes destinos. —Asentí sin entender muy bien a dónde llevaba su anécdota. No todo el tiempo eran personas coherentes, a veces solo se trataba de alguien que quería ser escuchado. —Cuenta la leyenda, que cuando uno de los hermanos murió, el otro dio su mitad, para que así ambos pudieran vivir.

—¿Su mitad?, Eso es imposible. —Conteste, a lo que él río.

—Fue un pacto con el universo, una mitad viviría en el paraíso terrenal, y la otra en el inframundo, junto con las almas olvidadas.—Toda su felicidad abandonó su rostro, dejando una mirada vacía, y una sonrisa escalofriante. —¿Usted tiene hermanos?—Pegue mi mirada al suelo, sin querer mirarlo, por alguna razón me sentía avergonzada. 

—Tres...

—Entonces probablemente lo entiendas, no hay mucho que no haríamos por un hermano. De hecho, si yo hubiese sido el hermano de la leyenda, no dudaría en dar mi mitad por él.

¿Acaso no lo habías hecho ya?

(...)

—Kimura... ¿Se puede saber a qué se debe su insistencia el día de hoy? —Pase mi mano por mi rostro, harta de la situación. —Ya he entregado el borrador, y aún así has dejado muchos mensajes.

—S-si, lo lamento.—Su respiración acelerada, y su tono de voz nervioso, me hicieron sentir algo mal. —El señor Naka-

—No iré a la cena, se lo hice saber por correo.

—Si, pero él, ha dicho que... ¿Es inútil cierto?—Finalmente se dio por vencida al no recibir respuesta de mi parte.

—Lo es. —Afirmé, sonriendo para mis adentros. —Yuta sabe que no me gustan ese tipo de eventos.

—Pero es su celebración, señorita Akane.

—Lo sé. —Suspiré, jugando con mi bolígrafo. —Tal vez me lo piense, no prometo nada.

—¡Muchas gracias! —Contestó rápidamente.

—Bien.

Camine hasta mi habitación, me deje caer sobre mi cama, cubriéndome de pies a cabezas con mi sábana.

Le dejaría la decisión al universo.

Si me levantaba a tiempo para la cena iría, y si no, tenía un par de series programadas para ver durante la madrugada.

—¡Les digo que este año será de mucha suerte! —Anunció Yuta al verme entrar a la sala que había sido apartada especialmente para nosotros.—¡Bienvenida Akane! —Tal vez ya estaba pasado en copas, y por eso estaba tan alegórico. —Hice una reverencia en modo de saludo a todos los que estaban presentes, y tomé asiento junto a Rin.

—Gracias por venir. —Agradeció mi editora, por lo bajo.

—No quedaba de otra. —Hice una mueca, y tomé la carta del lugar. Al menos disfrutaría de la comida que nuestro jefe pagaría.