04.07.2020

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—Verlo era fascinante, no había nada que él no pudiera hacer. —Exclamó con emoción. —¡Incluso me hizo celebrar Halloween con él!—A pesar de su estado, podía ver el brillo en sus ojos al recordar a aquella persona.

—Nunca me has dicho su nombre. —Interrumpí su pequeña celebración.

—Ah, eso no es importante. —Se cruzó de brazos, y camino hacia mí. —¿Qué haces aquí de todos modos?

—No lo sé, sólo me gusta escucharte hablar. —Conteste, era lamentable que este era mi plan del día.

—Seguro no tienes amigos y por eso vienes aquí. —Se burló.

—No te quejes, se que te gusta que te venga a ver. —Me encogí de hombros.—Mira, ahí viene. —Señalé al chico que venía todos los días con su cámara a tomarle fotos a los paisajes.

—Anda, debes saludarlo, y decirle que tiene mucho talento.

—¿Estas loco?, Sabes que no puedo hacerlo, y si pasan por mi y me ven hablando con él, no los volveré a ver. —Entre en pánico, hablando rápidamente.

—Hmm, tienes razón. —Toco su barbilla con sus dedos, pensando en que hacer. —Tus dones son un tanto inútiles Akane. —Abrí mi boca, claramente ofendida, ante su declaración. —Piénsalo, no tienes amigos, y con los que puedes hablar, pues, estamos en este estado. ¿Nunca has pensado en cobrar por esto? —Rodee mis ojos, suspiré y me levante de mi asiento.

—Ignorare tu comentario, Lynx. —Mire el reloj en mi muñeca, y volví a mirar a aquel fotógrafo. —Te dejo para que sigas disfrutando de tu vista, recuerda no acercarte mucho a él o se le pasarán tus energías, ya sabes de lo que hablo. —Él sonrió animado y movió sus manos en señal de que me marchará.

Aquellos dos, probablemente tenían la historia más trágica que había escuchado de alguien. Tan jóvenes, tan ingenuos, pero al mismo tiempo, tan rotos.

Me arrepentía de haberme alejado de aquel lugar.
Porque nunca más lo volví a ver.


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—Ven, prueba esto. —Abrí mi boca, dejando que JaeMin me diera un pedazo de lo que estaba cocinando, pero rápidamente lo saqué de mi boca, dejándolo caer en mi mano.

—Ah, mierda, eso estaba caliente. —Me quejé, pero volví a ponerlo en mi boca, sonreí, levantando los pulgares hacia JaeMin. Quien me miraba asombrado por mí vocabulario. –Lo siento.

—No te preocupes, no se lo que significa de todos modos, pero sonaba a insulto, ¿Estaba malo?

—¡Para nada! —Levanté mi voz, haciendo que el chico sonriera.—Esta tan bueno como siempre. —Le sonríe, y él dio un par de palmadas sobre mi cabeza, para luego comenzar a servir la comida.

Lycoris; Na JaeMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora