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Akane... —La silueta se detuvo frente a mi, extendiendo su mano hacia mí. —¿Qué has hecho?

Yo... —Trague con fuerza, siendo imposible para mí hablar.

¡Es tu culpa! —Su mano empujó mi hombro, haciendo te tropezara, cayendo de espalda.—¡Tu no has podido salvarme! ¡Mira lo que me has hecho!

JaeMin. —Solloce, intentando ponerme de pie, pero era imposible. Había caído y no tenía fuerzas para levantarme.


Abrí mis ojos de golpe, sintiendo mis mejillas mojadas, y mi respiración acelerada.

Necesitaba salir de aquí.

Necesitaba encontrarlo.

Ayudarlo.

Él estaba solo, implorando por ayuda, rogando ser escuchado por alguien que tomará su mano y le dijera que todo estaría bien.

Pero nadie lo escucharía.

—JaeMin.— Llame su nombre, intentando levantarme de la camilla y salir de la sala. El quejido no demoro en salir al intentar quitarme la intravenosa por mis propias fuerzas, pero estaba bien, solo necesitaba encontrarlo y todo estaría bien, ¿Cierto?

—Akane. —Shotaro corrió a mi lado, para tomar mis brazos y llevarme nuevamente hacia la camilla.

—No. —Intente soltarme de su agarre, pero fue imposible. —¡Él está solo, Shotaro! ¡Él necesita mi ayuda!—Grite.

—¿De qué hablas Akane? —Shotaro logró que me sentará en la camilla junto a él, sosteniendo mi mano, dejando leves caricias sobre esta. —Necesitas descansar, Akane.

—No...JaeMin...Él necesita ayuda, nadie lo va a escuchar y estará solo. —Intente levantarme, pero Shotaro me detuvo.—En la estación de policía no lo pueden ver, y no le dirán a dónde debe ir, no tendrá donde dormir, no tendrá que comer.

—Akane... Él estará bien. —Aseguró sin siquiera saber de quien hablábamos.—Él encontrará su paz, Akane.

—¿No lo veré nunca más? —Shotaro me miró con preocupación, y terminó por extender su brazos hacia mí, abrazándome, dejándome llorar todo lo necesario.

Tal vez... 

Tal vez esté era el final.

No podía más.

Había llorado. 

Había peleado. 

Lo había intentado.

Pero todo había terminado por derrumbarse.

Era momento de simplemente rendirme. Y aceptar que las cosas nunca estarían bien.

Pasaron unos minutos antes de que Shotaro rompiera el abrazo.

—Sobre tus cosas...— El mayor se rasco la nuca.— He llamado a Nakamoto, se va a encargar de eso.

—¿Yuta?— El castaño asintió.— ¿A dónde llevará mis cosas?

—A mi departamento.— Sonrió con suficiencia, por mi parte, ladee mi cabeza sin comprender.— Cuando me enteré de lo que hizo mamá, me fui de casa. Shirou me ayudó a conseguir un lugar dentro de mi presupuesto, ¿A qué soy genial? Si, soy el mejor hermano.

Reí un poco ante su actitud. Así que viviría con Shotaro por un tiempo...

—Taro.— Llamé su atención a lo que él me miró preocupado.— Hay algo que quiero hacer.— Emitió un sonido de afirmación. Llevé mi mirada hacia el piso, pensando.— ¿Podemos... Podemos hacerle un funeral?

Lycoris; Na JaeMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora