31.05.2020

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Labios resecos, tés tan pálida que rozaba lo enfermizo. Poseía una mirada perdida, y ojos cargados de arrepentimiento y pena.

—Y aunque era muy tarde, camine con ella.

—Pero... Ella estaba en una camilla.—La más joven cuestionó aquella anécdota.

—El hospital no tendría a mi abuela por más tiempo, no tenía el dinero para pagar las cuotas.—Aquella joven desconocida, rio amargamente. —Eran unos malditos egoístas. De todos modos ella iba a morir, ¿Tanto les costaba darle la cama una noche más?—Abrió sus ojos con sorpresa ante aquella confesión.—Camine con esa camilla toda la noche, hasta que sus débiles pulmones se dieron por vencido, y la dejaron marchar.

—¿Por qué me cuenta todo esto?

—Eres la única que está dispuesta a escuchar. —Levantó su mano, con intención de tocar a la chica sentada a su lado, pero rápidamente la bajó al recordar su estado.—La vida está llena de miseria, soledad y sufrimiento, pero se acaba muy rápido.

Ella parecía ser muy joven para cuando se marchó.

Terminé por cerrar la computadora sin finalizar el capítulo que tenía pendiente

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Terminé por cerrar la computadora sin finalizar el capítulo que tenía pendiente. Mi cabeza estaba por matarme, los últimos días me estaba molestando más de lo normal. Tal vez debí de haber comprado los estúpidos lentes de descanso.
O tal vez debería dormir mas de dos horas al día, y comer algo que no fuera preparado en el microondas.
Si, si, si. Muchos reproches, pocas acciones. Era mi manera de vivir, a estas alturas era imposible cambiar.

Me levante de mi escritorio, y a paso lento, camine hasta la cocina por un poco de agua. Sentí mi teléfono vibrar, pero no me sentía de ánimos para contestar, así que solo lo dejé sonar. Mire por el ventanal que tenía mi departamento, y estaba bastante oscuro.

¿No era de mañana?

Tomé mi celular, ignorando la llamada entrante, y mire la hora.

Ya eran las 10 PM, había pasado todo el día frente al ordenador, y aún tenía mi capítulo a medias. Rin me iba a matar.

—Kimura...—Finalmente respondí la llamada.

—Señorita Akane.—Se escuchaba bastante nerviosa al hablar, incluso siendo ella mayor que yo, siempre parecía nerviosa al hablar conmigo.—Disculpe mi insistencia, el señor Nakamoto me ha preguntado por el borrador esta semana.—Hizo una leve pausa, y la pude escuchar tomar aire.—Ya es jueves y no he tenido confirmación de su parte.—Dijo de manera cautelosa.

—Si, lo siento, mañana pasaré a dejarlo. —Dicté mi propia sentencia, asegurando algo que aún estaba a medias.

—¡Se lo agradezco mucho! —La escuché moverse, podría jurar que estaba haciendo reverencias desde el otro lado de la línea. —Yo puedo pas-

—Esta bien, yo pasaré a dejarlo, disculpa las molestias.—Interrumpí su propuesta, y cerré la llamada.

Camine de regreso a mi escritorio, olvidando por lo que inicialmente había caminado a la cocina.

Lycoris; Na JaeMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora