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Malena y Ariana bajaron a la sala, cuando escucharon un estruendo en la planta baja. Al llegar a los pies de las escaleras, se encontraron con una joven de cabello azabache, piel clara y ojos negros, sonriendo ampliamente.

—Hola ¿Me extrañaron? —sonrió divertida, antes de hacer desaparecer sus alas negras, con reflejos en rojo carmesí.

—¿Quién es ella? —le murmuró Ariana a Malena.

¿Qué hacía una mujer vestida de ese modo en medio de la sala? Prácticamente no tenía nada puesto, más que un par de cinturones tapando sus partes privadas.

—Jamás la había visto, y llevo medio siglo casi aquí —murmuró la morena.

—¿Minerva? —preguntó sorprendido Caleb, al llegar a la sala y verla allí.

—¡El niño rebelde! —rio caminando hasta él, antes de darle un abrazo afectuoso—. Cómo has crecido.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Pues ¿No es obvio? Vine a visitar a Dany —sonrió haciendo un mohín—. Extraño a mi angelito.

Ariana observó a la mujer y luego a Caleb. ¿Quién era ella? ¿Por qué estaba buscando a Daniel?

—Daniel no está, salió hace una hora, supongo que regresará dentro de un rato.

—De acuerdo, lo esperaré en su habitación entonces —sonrió antes de desaparecer en un halo de luz roja.

—Caleb ¿Quién era ella? —le preguntó Ariana, junto a Malena.

—Minerva, un dolor de cabeza.

—¿Pero quién es? ¿Por qué vino... A buscar a Daniel? —inquirió la rubia, sintiéndose tan confundida... Dolida.

—Minerva es un espíritu muy parecido a Daniel, sólo que ella no es buena. Le encanta jodernos el trabajo.

—¿Y por qué está aquí entonces? —inquirió con el ceño fruncido Malena—. No debería ser bienvenida en nuestra casa.

—Lo sé, pero ella y Daniel...

—¿Qué?

—Tienen un pasado bastante turbio. No fueron parejas, porque Minerva no sabe lo que es ser fiel, pero si han estado juntos.

—Ah, entiendo.

—Como consejo, cámbiense de habitación, suelen ser muy ruidosos —les dijo Caleb antes de volver a la cocina, y seguir cenando.

—¿Ruidosos? ¿Por qué? ¿Van a pelear o algo así? —se preguntó en un tono alto Malena.

Ariana respiró profundo y luego le dio la espalda, para subir a las escaleras nuevamente.

—Ari.

—Saldré esta noche, iré a prepararme.

***

—Daniel —pronunció serio Baltazar, al ver al castaño.

—Tanto tiempo.

—Sí, y que bueno que hayas venido, porque estoy esperando una explicación. ¿Qué estaban haciendo tus subordinados en mí zona?

—Ya luego hablaré con Caleb y Samuel, estoy aquí por otro motivo, uno mucho más importante.

—¿Cuál?

—Afuera está mi auto, con uno de mis muchachos, Alex. Él está cuidado a alguien que tú debes conocer.

El rubio frunció el ceño y luego acompañó a Daniel al exterior de su propiedad, dónde estaba el auto de él. Dentro del mismo, en el asiento trasero, había un muchacho y una chica durmiendo.

—¿Y bien? —preguntó impaciente Baltazar.

—La mujer que está allí durmiendo es Hazel, un fragmento de su alma.

—¿Q-Qué?

—Su alma fue dividida, y una parte reencarnó en esa humana de ahí. Lo correcto es que ella esté contigo, Caleb aún no lo sabe, y no lo sabrá.

Baltazar se apresuró a dar la vuelta al auto y abrir la puerta, para poder mirar de cerca a la jovencita. No sé parecía físicamente en nada a Hazel, pero si sentía que era ella.

Al menos una parte.

—¿Cuándo la encontraron? ¿Qué le pasó?

—En un accidente, se golpeó la cabeza pero está bien. Se desmayó luego de ver las alas de dos de los Caídos.

—Mi Hazel —sonrió emocionado, tomándola en brazos para sacarla del auto.

—Pasaron demasiados siglos, no quiero más problemas entre tú y Caleb ¿De acuerdos?

—Por supuesto que no, yo lo único que quiero es a mí compañera conmigo.

—Y es por eso que él no lo sabrá tampoco.

—Gracias, Daniel.

—Sólo preocura que las cosas no se salgan de control esta vez.

...

CalebDonde viven las historias. Descúbrelo ahora