Confesión

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El aire del lugar se volvió aún más tétrico, de por sí, el Bosque de la Oscuridad ya era un lugar que causaba la sensación de alerta e incomodidad. Pero en aquel momento de la noche, todo se había vuelto peor, incluso Raon se miraba perplejo ante tal aura.

La montaña que había quedado pulverizada, comenzó a levantarse y un rayo de luz salió de ella, para después formarse una honda de explosión. Raon se puso con Rosalyn frente a Cale y Eruhaben creando un escudo para minimizar el impacto de la honda.

Los árboles de los alrededores y a varios kilómetros más lejos, sufrieron una fuerte sacudida por culpa de aquella explosión. Luego de eso, la vista de todos estaban enfocadas en la majestuosa y cruel criatura que se había dejado ver en plena noche.

Era un dragón negro, cuyas escamas brillaban con la mínima luz que se reflejara en ellas, sus ojos eran color rojo y su mirada se veía más siniestra que la del mismísimo demonio, abrió sus alas y dio un rugido al aire, para después transformarse en una risa despiadada.

—¡¡JAJAJAJAJAJA!! ¡Por fin he vuelto a mi cuerpo!

Al acabar con esa frase, el dragón abrió la boca y expandió su aliento de fuego al cielo, iluminando gran parte del lugar, incluso a lo lejos gracias a la potente llama que estaba siendo liberada hacia los cielos.

El grupo de Cale, incluido él, estaba perplejo al ver semejante aura, para Cale, quién era la primera vez que veía a un dragón en sus óptimas condiciones, sintió que lo más sensato de momento era huir.

Pero ya habían llegado hasta el lugar y no había vuelta atrás aparentemente. El dragón luego de liberar aquella cantidad de fuego al cielo, bajó su mirada hacia Eruhaben. Rió al punto de mostrar sus inmensos colmillos.

—¿De verdad eres ese dragón dorado? ¡Mírate! ¡Tan viejo que no tienes ni la mitad de tu poder!

El dragón negro se burlaba abiertamente de la vejes de Eruhaben, aunque para el dragón dorado, aquellas burlas no eran más que estupideces, ya que la muerte es algo que llegaba tarde o temprano.

Eruhaben apartó a Cale de él y caminó hacia el frente, no se le veía asustado para nada a pesar de estar en clara desventaja, eso irritó al dragón negro, quién sólo quería humillar a su presa antes de asesinarlo.

—Que yo esté más viejo no quita el hecho de lo que te hice en el pasado Ray, ya eres sólo un cadáver aún con aroma a putrefacción.

Las palabras de Eruhaben llegaron por completo a Ray, quién tuvo un elevo en su presión arterial y golpeó el suelo con su pata delantera mientras parecía botar humo por la nariz a causa de la misma irritación.

—¡DATE POR MUERTO HIJO DE PUTA!

La voz enrabiada del dragón hizo eco en todo el lugar, él extendió sus alas y abrió su boca, mientras estaba concentrando una gran cantidad de maná frente a su boca. La cantidad de maná era abrumadora y algo nunca jamás vista a excepción de Eruhaben.

Eruhaben miró hacia atrás al grupo de Cale, quienes parecían estar paralizados ante la abrumadora presión. Eruhaben planeaba escapar solo, ya que pensó en que el dragón lo buscaría, pero a último minuto sintió que quizás no fuera así y pondría al grupo en peligro.

Con su mano al frente, creó el portal para desviarse del camino.

—Entren.

Fue la orden de Eruhaben, tuvo en mal presentimiento.

—¿Qué pasará contigo Goldie Gramps?

Preguntó Raon dudando en entrar, los demás estaban dudando de la misma manera.

Transcendiendo el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora