Capítulo Tres: Expediciones de un león.

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—¿Puedo quedármelo?— Pregunto por milésima vez el pequeño cachorro de león al hombre que conducía para llevarlo de regreso a su hogar luego de su primer día de escuela.

—No puedes Jae.

—¿Puedo adoptarlo?— Pregunto nuevamente el niño.

—No.

—¿Me lo pueden regalar?

—No lo creo.

—¿Me lo pueden prestar por siempre?

—No.

—¿Puedo comprarlo?— El pequeño frunció el ceño al ya no tener más preguntas y ninguna afirmativa.

—No puedes comprar a alguien, las personas no son objetos.

—¿Me puedo casar con él?— Preguntó el menor como su ultima oportunidad.

—¿Por qué te casarías con él? Eres un niño, no puedes casarte aún— El hombre conducía tranquilo, Jaehyuk solía ser hablador y preguntar muchas cosas cuando lo llevaba a algún sitio pero era la primera vez que el cachorro era tan insistente.

—No lo se, las personas que se casan están juntas para siempre— Explico el niño como si casarse con tu nuevo amigo era lo mas normal del mundo —¿Entonces cuando podre jugar con él? No me dejan quedármelo, ni adoptarlo, ni comprarlo, ni casarme con él ¡Es injusto!—Se quejo haciendo todo el berrinche que el protector para niños del gran auto le permitía.

Luego de tomar la siesta y lavarse la carita, la maestra Lisa los llevo a todos hasta el jardín de la entrada, esperando que los pasaran recogiendo uno a uno ya sean sus padres o personas que estos habían autorizado, Jaehyuk se sentó junto a Asahi en el césped mientras esperaban, el lindo gatito le contaba como su amigo kyngio, que era un pez dorado, se había enfermado y estaba en el hospital.

El primero en irse fue Jihoon, el cachorro había corrido a los brazos de su padre despidiéndose de todos y prometiendo volver al día siguiente, siendo seguido por Doyoung y así sucesivamente, con los minutos nuevos autos se estacionaban para llevar a lo niños hasta sus casas, entonces la madre de Asahi llego y Jaehyuk supo que ya no podrían seguir jugando.

—¿No se puede ir conmigo?— Pregunto el pequeño león tomando la mano del gatito.

—Oh lo siento pero el no puede irse contigo— Le respondió amable la mayor, cargando a su hijo que tampoco quería soltar la mano de su amigo.

—¿Y él no puede venir con nosotros?— Pregunto el japonés tratando de convencer a su madre.

—No bebé, tu amigo debe ir con sus papas y tu debes venir a casa conmigo— Explicó la gata acariciando las suaves orejas de su hijo molesto —Mañana ambos vendrán a la escuela de nuevo y podrán seguir jugando.

A los pocos minutos de despedirse de su amigo un gran auto negro se estaciono frente al jardín, era un modelo nuevo y Jaehyuk reconoció rápidamente el sticker de león que había pegado en una de las ventanas, alegrándose por poder ir a casa pero molestándose luego de que el conductor Kim le dijese que no podía adoptar, comprar, quedarse, o tomar prestado para siempre al lindo gatito.

Llego a su casa molesto pero de igual manera saludando a los empleados que iban de aquí para allá terminando sus quehaceres, papá seguía en el trabajo y no sabia donde estaba mamá en esos momentos por lo que solo acompaño a la señora Choi que lo ayudo a tomar un baño y colocarse el pijama de cuerpo completo con estampado de estrellas.

—¿Puedo jugar al safari?— Pregunto el cachorro mientras nana le secaba el cabello, en su cuarto había una esquina pintada como la selva, con montones de animales de felpa lo suficientemente grandes para que el pequeño pudiera hacer sus expediciones y su nueva misión seria encontrar el juguete más lindo de todo su cuarto.

Orejitas ~ TREASUREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora