EPÍLOGOComo en cualquier historia tenía su final, siempre soñó que tendría una familia hijos y un perro. Y todo se sentía mejor de lo que pensó. Jamás pensó que el chico que en aquella oficina fuera su esposo y padre de su hija. Jamás pensó que aquel tutor sería el amor de su vida. La vida la había recompensado con Ashton.
Respiraba profundamente en cada brisa que tocaba su rostro, todo era tan calmando allí. Sentía la necesidad de querer... querer quedarse, con esa tranquilidad y paz.
Tocó su muy abultado vientre de casi nueve meses, y sonrió. Abigail estaba casi segura de que su bebé era otra niña. Ashton ahora quería un niño. Seguían molestándola con eso. Estaba alegre por su bebé, quería que estuviera saludable y eso era lo que a ella realmente le importaba, niña o niño lo amaría igualmente.
Lo que no sabían es que los dos tendrían lo que querían. La sorpresa que no sabían es que aquella chica, esperaba mellizos. Todo por su terquedad no quiso saber el sexo de sus hijos. Fue lo mismo qué pasó con Sofía. Su primera hija.
Pero digamos que querían que fuera sorpresa a la hora de dar a luz. Ver aquella cosa pequeñita. Pero esta vez doble. Y no lo sabían.
—¿Estas bien? —preguntó Ashton detrás suyo. Volteó su mirada y sonrió.
—Muy bien amor —susurró y miró a otra parte. Su esposo estaba delicioso. Estaba segura que si lo miraba más, lo agarraría y se lo comería allí en la arena—. ¿Y Sofía?
—Allá —apuntó detrás suyo.
—Amor... —lo llamó y con toda la sinceridad habló—. Gracias por hacerme tan feliz, ahora me doy cuenta de que en la tristeza, hay alegría... —susurró mirándolo con amor.
—En lo frío, hay calor... —dijo Ashton con una perfecta sonrisa siguiendo sus palabras en el poema que le había dedicado ella el día de su boda.
—De las lágrimas, hay sonrisas... —siguió la poesía.
—Del corazón, hay sentimientos... —terminó besando su boca hambrienta. Se sentía en un sueño. De cual nunca quería despertar.
Ella estaba tan agradecida con él por enseñar todo aquello de lo que ella jamás estuvo preparada, por enseñarle los hermosos colores. Lo hermoso que era el color de la vida.
Y que a pesar de las pérdidas siempre había alguien en el uno podía refugiarse y ser el hogar que tanto buscaba.
Supo que en el futuro tendrían discusiones, separaciones pero que jamás se dejarían de amar como lo hacían. Y que si llegaban a un divorcio, no sentirán el mismo amor por otra persona de la misma intensidad que lo hacían el uno por el otro.
Pero digamos que estaba historia es una de esas que llegan hasta ser viejos y mueren juntos y felices. El cliché, claro.
—¿Sabias que me encantan tus mejillas?
—¿Mis mejillas? ¿Y eso por qué?
Se acercó a su oreja y susurró:
—Por qué se sonrojan cuando te estoy follando.
—Ashton —soltó en advertencia. Digamos que sus hormonas estaban algo alteradas.
ESTÁS LEYENDO
El color de la vida © ✔️
Teen FictionElla era la chica alegre, extrovertida, chistosa y juguetona. Hasta que sucedió el incidente... Pero en todo cuento tiene su príncipe ¿No? Él le devuelve los hermosos colores de la vida, por que, en todo caso: -En la tristeza, hay alegría...-susurr...