La serpiente y el ratón. [Aspik & Multimause]

29

Marinette y Adrien seguían dentro de esa burbuja de amor y reconocimiento, pero el tiempo no se detenía ni era considerado con ellos.

La luz era un poco más clara, se escuchaba ya el ruido de la ciudad despertándose, y era momento de que el joven volviera a su hogar antes de ser descubierta su desaparición.

Suavemente se separaron, ojos muy abiertos mirando al otro, mejillas sonrojadas, respiración entre cortada.

Suavemente Adrien le sonrió y Marinette le fue devolviendo la sonrisa.

"No estuvo mal para ser mí primer beso" susurró.
Marinette pestañeo sorprendida.
"acaso no has besado así a Kagami?"

Adrien negó y se sintió incómodo de que Marinette creyera eso, pero era su culpa, él había salido un breve tiempo con la japonesa hasta decidir apartarse, y sembrando la inseguridad y desconfianza en su princesa.

"Yo nunca sentí que debía hacerlo, sólo nos dimos leves besos, ninguno como los que he compartido contigo, y te prometo que nunca más pasará, ya le expliqué que lo nuestro no iba a ningún lado, y creeme, sólo contigo me siento así, sólo contigo quiero compartir cada beso el resto de mí vida "

Se sentía seguro, y pese a lo intenso de su declaración, no mentía.

Marinette asintió y apretó los labios.

"Ya son más de las 6, en cualquier momento notarán tu ausencia, debes irte ..."

Adrien asisntio. No quería otro problema en Navidad, así que perezosamente salió de la cama y se estiró, Plagg lo imitó.

"Vas conmigo o con Sass?" Preguntó.

"Con Sass, tu aún debes descansar, y activare mí poder si resulta que ya han entrado a mí habitación por mí, así tendré más oportunidad de evitar que descubran mi huida nocturna"

Invocó su transformación y nuevamente fue Aspik.
Marinette miraba todo en silencio, aún procesando los últimos minutos de su vida, su relación con su compañero de batalla y de escuela que resultaban ser el mismo, y el que se hayan besado tantas veces como sí fuera lo más natural del mundo.

"creo que mis labios fueron hechos para besar los tuyos..." Susurró

Aspik alzó una ceja "perdón?"

Marinette al notar que había pensado en voz alta se sonrojo furiosamente y negó con la cabeza y comenzó a tratar de hilar una excusa en su mente, pero antes de que pudiera vocalizar una miseria sílaba, los labios de Aspik estaban sobre los de ella.

Jadeo en sorpresa pero siguió el beso.
Se separaron lentamente y Aspik le beso la nariz "Creo que tiene razón, tus labios y los míos encajan perfecto" y sonrió ante la nueva ola de rubor de Marinette, que lo empujó levemente para apartarlo y no siguiera viendo lo afectada que estaba, pero no pudo apartarse mucho cuando los brazos de Aspik la rodearon y la acercaron más a él "y sabes? Creo que mis brazos se hicieron para abrazarte, porque es lo que mejor se siente entre ellos" continuo coqueto.

Marinette alzó una ceja apartando el bochorno inicial y ahora más desafiante, "creo que no es Plagg el responsable directo de tanta coquetería, eh?"

Aspik sonrió "él ha sido mi mayor influencia en eso...y bueno, quizá algunas malas costumbres son difíciles de evitar que se peguen..." Y le guiño el ojo aún manteniéndola entre sus brazos.

Marinette simplemente aprovecho el momento y lo beso suavemente en la mandíbula, dejando un camino de besos hasta su oído. "Lamentablemente ya es hora de que te vayas o tu padre será peor que cualquier Akuma, y lo sabes"

Aspik trago nervioso y asintió
"Si, tienes razón! Dijo al tiempo que la soltaba y se preparaban para retirarse. Tomo a Plagg suavemente acomodandolo en su calcetín favorito para transportarlo, y comenzó a salir por la puertilla hacia la terraza.

Marinette se calzo sus pantuflas para acompañarlo. El frío de la mañana calaba los huesos, la nieve cubría a París, y el sol era apenas un resplandor tenue entre las nubes, que poco a poco se iban alejando, dejando trozos de un cielo azul celeste.

"Princesa, ya me voy, vendré más tarde si es posible...quisiera pasar parte de mí día de Navidad contigo" sonrió esperanzado.

Marinette asintió alegre "quizá te lleves una pequeña sorpresa y no necesites venir" y le guiño un ojo.

"A qué te refieres?" Preguntó el joven.

"A qué quizá algunos amigos tuyos te visiten hoy, ya sabes, porque te quieren mucho y quieren que lo tengas presente hoy" Aspik sonrió profundamente, sintiéndose realmente animado pese a lo poco que había logrado dormir esa noche.

"Bueno, entonces pretendere estar sorprendido, pero seguiré tratando de volver, ya sabes, los gatos somos de constumbres, ya me alimentaste una vez, así que siempre volveré, aunque hoy sea una serpiente" dijo divertido.

"Puedo entender eso" sonrió Marinette en asentimiento.

Aspik se volvió a acercar robándole un último beso, para luego abrazarla y susurrar en su oído "y si quieres, puedes seguir pensando en que fuimos hechos el uno para el otro y comparar resultados cuando regrese"
Y se alejo con una sonrisa coqueta que hizo a Marinette sonrojarse otra vez entre sorprendida y molesta por la descarada insinuacion del chico, aunque, había sido realmente descarado, o sólo era ella la que guiaba sus pensamientos hacia donde no debía...?

"Bueno, estoy segura que estamos hechos para ser compañeros de batalla, que es lo más importante ahora " dijo tratando de mantener la compostura y evitar que el rojo de sus mejillas siguiera expandiéndose, exponiendo el camino que habían tomados sus pensamientos.

Aspik sonrió y asintió "lo sé princesa, pero con el tiempo, estoy seguro que encontraremos más cosas que hacer en común, igual de bien"

Ahora Marinette no pudo contenerse, tomó una de sus pantuflas y las lanzo a la cara del descarado héroe, quién apenas la esquivó riendo y mientras huía, no sin antes lanzarle un beso con la mano, y perderse entre los techos en dirección a su hogar.

Marinette negó con la cabeza. Esto sería más difícil de lo que imaginó, pero no por eso se arrepentía, las piezas de su corazón estaban nuevamente en su lugar, pero ahora más fuertes y llenas de una sensación de amor y paz que jamás creyó posible que pudiera sentir con tanta intensidad.

Se abrazo a si misma antes de dar una última mirada al horizonte, recuperar su pantufla, y entrar a su habitación, antes de bajar y desear feliz navidad a sus padres y compartir con ellos un agradable desayuno.

"Todo estará bien, debe estarlo" se repitió.