HOLA AMORES MIOS!!! He regresado con otra historia más, es una adaptación al mundo de MDZS pero aunque amo al Wangxian aquí abordadare mi segunda pareja favorita (no les diré cual, para que sea una sorpresa) . Espero que les guste y espero sus comentarios y sus votos.
Agradezco en especial a mi beta MIsabelnm que sin su ayuda esta historia no habría visto la luz
Espesas nubes negras se podían distinguir en el horizonte, un presagio silencioso de una tormenta que rápidamente cubría el cielo azul; y un viento feroz ensañaba contra el mar que anteriormente se encontraba en completa calma, con su ira creaba enormes olas que con increíble furia azotaban a un bello barco que se atrevía a surcar esas turbulentas aguas.
Pronto la tempestad desapareció, débiles rayos de sol se abrieron paso por entre las nubes, y su luz disipó los últimos rastros de aquella terrible tormenta. Pronto la calma volvió a reinar en el cielo y en el mar, y no quedo huella alguna de la furia de la madre naturaleza.
Mientras en el mar las aguas volvían a estar en paz, solamente perturbadas por las criaturas que la habitan, como un grupo de delfines que surgían en breves ocasiones a la superficie que con sus saltos formaban pequeñas ondas que rápidamente desaparecían con el vaivén de las olas.
No muy lejos del lugar donde la tormenta había golpeado durante la noche; se ubicaba una bella isla con playas de arena blanca, aguas cristalinas, bellos paisajes e imponentes cascadas que rodeaban una pequeña caleta donde altísimas palmas otorgaban refugio y alimento para los animales que la habitaban.
De pronto un pequeño animal salto de entre los arbustos, un pequeño zorro rojo con orejas y hocico blanco; y pronto con su pequeña nariz de color marrón olfateó el aire como buscando algo en el viento, meneó ligeramente su cabeza para sacudirse un poco de tierra que cubría su pelaje; pronto se le sumo otro singular habitante, este era un hermoso pavo real de un azul brillante y preciosas plumas de tonalidades verdes y azuladas.
De pronto exclamo con cansancio el pequeño zorro—. ¡Qué noche! ¡Pero qué tormenta! —Negó con la cabeza al ver la destrucción dejada por aquel temporal.
—¡Ni que lo digas, casi me hace volar de mi nido! —contestó el pavorreal colocándose al lado de su amigo.
Tras unos momentos de contemplación ambos animales finalmente se animaron a dejar la seguridad de los arbustos donde se encontraban y comenzaron a avanzar con paso tranquilo por aquella playa de arena blanca, el pequeño zorro avanzaba con un ligero bamboleo que le hacía parecer adorable a la vista, mientras que el ave parecía dar pequeños brincos al andar sin dejar a un lado aquel aire arrogante que le acompañaba.
De pronto detuvieron su caminar, ante ellos se encontraba un objeto semienterrado en la arena, cuya superficie tenía una pequeña placa de metal que brillaba cuando le tocaba el sol.
—¿Qué crees que sea eso? —preguntó intrigado el zorro volteando a ver a su compañero.
Este negó sin saber tampoco que era aquel misterioso objeto, así que con paso veloz el pavo real se acercó a ver aquel objeto extraño que con cuyo resplandor le despertaba una enorme curiosidad, una vez que se encontró delante del objeto, se pudo percatar de que aquella cosa extraña era algo que permitía que otro pavo real le regresara la mirada, esto lejos de asustarle le gustó, puesto que le recordaba las muchas ocasiones en las que le gustaba pasar admirando su reflejo en las aguas cercanas a su nido.
—¡Oh, precioso! —susurró el pavo real sin dejar de admirar su reflejo, se observó con sumo detenimiento, giro su cabeza primero a su izquierda y después a su derecha, contemplando su imagen, pues era un animal sumamente vanidoso y le gustaba contemplar su grandeza en cada oportunidad que se le presentara.
—¿Algo bonito? —preguntó el zorro, quien se hallaba un poco más atrás del pavo real y que no podía ver aquello que parecía fascinar a su compañero.
—¡Claro! ¡Hablo de mí! —exclamó con potente voz—. ¡Zixuan príncipe de los pavos reales! —pronunció con una voz llena de orgullo por sí mismo, al mismo tiempo que extendía el magnífico plumaje de su cola, formando un abanico multicolor.
—¡Oh, claro! —Le contestó el zorro que a modo de burla rodaba sus ojos, aquel comportamiento era ya tan común que no le sorprendía para nada—. Perdone su alteza, ¡oh gran príncipe azul! —continuó mientras realizaba una reverencia ante su compañero, inclinando su cuerpo y bajando la mirada.
—¡Ohhh...! ¡Esto se pone cada vez mejor! —exclamó de pronto el pavo real, que ignorando la burla de su compañero enfocaba su atención en un nuevo objeto que se hallaba más delante.
Con paso veloz, prácticamente corrió hacia su ubicación y tomándolo con ambas alas lo abrió con prontitud, en su interior se hallaban diversos objetos, desde túnicas, cepillos y más; pero las preciosas joyas que aquel baúl contenía fueron lo que más llamaron la atención de aquella vanidosa ave.
Algo más capto la atención del zorro, pues a lo lejos pudo distinguir una bandera se encontraba atorada que se encontraba atorada en un pedazo de tronco que la tormenta desprendió durante la noche y dejando de lado a su compañero emprendió la carrera hacia aquel sitio.
—¡Zixuan! —Le gritó al pavo real que lo ignoraba por estar atento de las joyas encontradas.
—¡Zixuan, ahora! —volvió a gritar, esta vez con más fuerza al percatarse que su compañero le seguía ignorando.
—¡Está bien! Está bien —contestó de mala gana el ave—. ¡Ya voy, ya voy! —murmuró de mala gana, sacando su cabeza del interior del cofre y acudiendo al llamado de su amigo, sin antes rodearse de aquellas joyas, colocándoselas en su cuello.
—¿Qué podría ser tan importante que yo....? —preguntó a modo de queja mientras llegaba al lado del zorro—. ¡Ohhh! —exclamó sorprendido al ver que era aquello que miraba su amigo con sumo interés.
Pues ante ellos se encontraba un pequeño muchacho de no más de diez años de edad, su piel pálida se hallaba llena de pequeños cortes posiblemente causados por los desechos esparcidos a su alrededor, era de complexión delgada y poseía un cabello tan negro como la noche misma, lucía unas perfectas y largas pestañas que complementadas con unos pómulos altos lo convertían en un joven muy atractivo, al revisarlo bien se dieron cuenta que solamente se encontraba inconsciente, recostado parcialmente boca abajo, su cabeza ladeada hacia un costado, su mejilla derecha apoyada en la arena.
—¡Esta vivo! —exclamó sorprendido el zorro.
—Muy bien —contestó el pavo real—. Cuando despierte puede volver nadando hasta el lugar del que vino —continuó alejándose del lugar, restándole importancia mientras agitaba una de sus alas.
—¡Tenemos que ayudarlo! —exclamó el zorro con voz decidida.
—Vamos a lamentar esto —dijo el pavo real, meneando su cabeza—. Y cuando lo hagamos, recuerda que fue idea tuya —le recordó al zorro.
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El Príncipe de la Isla
Romance"Espesas nubes negras se podían distinguir en el horizonte, un silencioso presagio de una tormenta que rápidamente cubría el cielo azul; con increíble furia y un viento feroz picaba el mar que anteriormente se encontraba en completa calma, con su ir...