11. BAJO LAS ESTRELLAS

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Buenos días gente!!  ¿Cómo les va en esta bella mañana de sábado?

Espero que bien y si no, que este nuevo capitulo les mejore el día jejejeje.

No los molesto más y disfruten su lectura U.U

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- ¡¿Q-qué?! –Pregunto nervioso el ruso mientras se acomodaba a la altura de su pareja.

-Quiero que me hagas el amor Rusia –Pidió de nuevo el rubio con una sonrisa, se había inclinado sobre ese bello rostro de pómulos marcados mientras se mordía el labio inferior, usando esas viejas, pero certeras técnicas de seducción que conocía.

- ¿Estás seguro?

- ¡Claro! –Respondió seguro el rubio mientras juntaba más sus rostros –Y antes de que digas nada, hace unas semanas hable con Katya sobre eso...me dijo que no había problema siempre y cuando no le generaras presión a mi vientre.

- ¿Lo tenías todo pensado cierto? -Pregunto Rusia con una sonrisa, Colombia se había sonrojado solo con esa frase, demostrándole al ruso lo mucho que lo necesitaba.

Sin perder más el tiempo y confiando en que el rubio tuviera razón, Rusia se apodero de esa bella boca, deleitándose con ese sabor único. Colombia solo pudo gemir feliz, dejando que las manos contrarias lo fueran recostando sobre la blanca superficie y el gran cuerpo de Rusia se colocaba entre sus piernas

Poco a poco, los besos empezaron a ser más intensos, sus labios se tocaban con fuerza, llenando esa pequeña estancia de suspiros mientras las manos regalaban caricias al cuerpo del otro. Colombia dejaba que sus dedos acariciaran la suave nuca de Rusia mientras las grandes manos del país bajaban por sus costados, en un vaivén lento que estremecía su cuerpo.

Cuando el aire se acabó, los labios del peliblanco, pasaron a recorrer ese apetecible cuello, mordiendo, succionando y lamiendo cada trozo de piel ofrecida con cariño, deleitándose con cada suave gemido que salían de esa perfecta boca.

-Mmmmm –Gimió quedado el latino cuando las manos de su pareja se colaron por su suéter, no hacia frio, pero esas manos siempre lo estremecían.

Cuando por fin esa molesta prenda estuvo lejos del bello cuerpo de su adoración, Rusia se dedicó a besar su piel con gula, su lengua se deslizaba por sus clavículas y pecho, disfrutando de ese sabor tan único, pero había un par de botoncitos que pedían toda su atención, por lo que, haciendo caso a su instinto, dejo que sus labios apresaran lo pezones de Colombia, disfrutando de como su cuerpo reaccionaba ante esas caricias.

-¡Ahhh...no, mmm...Rusiaahhh! –El rubio gimo con fuerza, su cuerpo estaba sensible y esa parte en específico lograba hacer que su entrepierna se sintiera húmeda mientras el calor invadía todo su ser, se sentía incómodo, pero el placer que le provocaba los dientes de Rusia mordiendo sus pezones para seguidamente soplar con su frio aliento lograba callar cualquier queja, mientras una de sus manos obligaba al sexy país a pegarse más a su pecho y la otra tiraba de su ropa hasta que pudo dejar libre esa bella piel color marfil.

Por otro lado, Rusia solo podía deleitarse con esa sinfonía maravillosa que su rubio le regalaba, mientras sus manos tomaban un camino más al sur. Los muslos de Colombia eran una maravilla para sus palmas, que amasaban cada musculo con pasión, su erección dolía contra su pantalón, mientras la contraria se marcaba húmeda contra su cuerpo.

La temperatura fue subiendo a pasos agigantados, Rusia había dejado de lado los pezones y ahora sus manos quitaban el molesto pantalón de su rubio, mientras sus labios besaban ese pronunciado vientre, el cuerpo de Colombia era hermoso, pero saber que allí se encontraban sus hijos, era una sensación enloquecedora, a sus ojos el latino era una belleza fuera de este mundo, algo etéreo que solo el podía admirar mientras el ambiente se cargaba de sus melodiosos gemidos.

Orquídeas de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora