C24. El reloj de Zabdiel.

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—¿Y bien…?—susurro.—¿Qué tal la comida…?—cuestiono.

Danna coloca su vaso de agua sobre la mesa y una amplia sonrisa se forma en sus labios.—Es estupenda igual que siempre…

—¿De verdad…?—asiente.—Vaya, he escuchado de algunas mujeres embarazadas que a veces desarrollan un…sentido del gusto demasiado delicado… ¿no es el caso?

Ella enarca una ceja y niega de inmediato.—No, conmigo no es el caso.—ríe.—La comida sigue siendo exquisita y este sigue siendo mi restaurante favorito…

—¿Postre?—pregunto y ella niega de inmediato.

—No, gracias. Estoy bien así.—la miro de nueva cuenta y sus ojos se quedan fijos en los míos un largo momento.

—¿Qué pasa?—cuestiono en voz baja.

—¿Cómo van las cosas contigo..?—murmura.

—Bien.—asiento llevando a mis labios mi copa de vino sin poder evitar hacer notar que el brusco cambio de tema me ha tomado por sorpresa.—He estado viajando mucho y trabajando mucho también.—hago una pausa.—De esa manera me he mantenido ocupado así que…—me encojo de hombros.—Las cosas van bien…

—Me alegra mucho saber eso…

Niego lentamente.—¿Estás lista para la sorpresa que tengo preparada para ti…?—pregunto haciendo una señal al camarero para que se acerque.—Realmente espero que te guste porque lo hice con todo el amor…

—Christopher, no comiences por favor…—me rio.

—Oh, no en ese sentido.—replico de inmediato.—Tú solo relájate y espera…—hago una pausa.—¿De acuerdo…?

—¿Tengo otra opción…?—pregunta enarcando una ceja.

—No, realmente no.

(…)

—Señora Danna…—saluda Maggie en cuanto entramos en la casa.—Dios mío, luce realmente preciosa.—hace una pausa mientras deja salir una risita.—El embarazo le sienta más que bien, luce completamente hermosa en verdad…

Danna se ríe.—Muchas gracias, Maggie.—responde sin perder la sonrisa del rostro.—Realmente extrañaba hablar contigo…

—En esta casa también se le echa mucho de menos…auqnue algunas veces cueste un poco admitirlo en voz alta...—susurra mirándome fugazmente, niego un poco y ella aparta la mirada.—Parece mucho más vacía que de costumbre…y mucho más grande de lo que realmente es…

—Bueno…supongo que si Christopher no tiene problema podría venir a visitarte de vez en cuando…

—Claro que no. Sabes que yo no tengo problema alguno con que vengas a visitar a Maggie, Danna.—respondo de inmediato.—Esta sigue siendo tu casa y puedes venir en el momento en el que quieras…

—Gracias.—murmura.—La verdad es que no me vendrían para nada mal algunos consejos de cómo ser una buena madre…yo…mi madre murió hace algunos años y realmente no tengo a nadie a quien pedirle este tipo de cosas…y yo sé que tú eres mamá así como también no tengo dudas de que  debes ser la mejor mamá del mundo…

—No se preocupe, señora. En el momento en el que usted decida me pongo a su disposición para cualquier cosa que necesite…—Danna sonríe.

—Gracias, Maggie…pero primero que todo necesito que me digas Danna. Olvídate de formalidades eso se “señora Danna” quedó en el pasado.—explica sin dejar de sonreírle.

—Pero…

—Pero nada, Maggie…

—Bien, vamos, Dan.—inquiero empujándola suavemente para que avance. Señalo las escaleras  y tras ofrecerle una amplia sonrisa a Maggie los dos caminamos en dirección al piso superior.—Bien…escucha…sé que no vas a venir a vivir aquí otra vez o al menos eso es lo que creo pero si alguna vez decides que quieres la mitad de todo lo que por derecho te toca; incluyendo la casa…decidí hacer esto…

MIEL SOBRE HOJUELAS (+18).|Christopher Vélez (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora