Tres semanas después...
Abro los ojos lentamente cuando siento los cálidos besos de Christopher recorriendo mi espalda desnuda. Una sonrisa se forma en mis labios pero no me muevo ni un solo centímetro para seguir disfrutando de sus caricias.
Siento las yemas de sus dedos recorriendo mi espina dorsal lentamente, cada centímetro de mi piel se eriza y mi estómago se contrae cuando llega a mi espalda baja, pasa por mi trasero y echo a reír.
—Buenos días, bella dormilona.—me saluda antes de apartar su mano e inclinarse sobre mí para dejar un beso sobre mi mejilla.—Es hora de levantarse...desde hace varios días te cuesta mucho más despertar...—comenta cuando me giro sobre la cama para poder mirarlo cubriendo la desnudez de mi cuerpo con la sabana.
—Buenos días, mi amor.—respondo y él me besa a pesar de mis protestas para que no lo haga.—¿Vas a ir a la oficina?—Christopher asiente de inmediato.
—Sí. Tengo muchos pendientes que resolver con Joel así que te veré hasta la cena...—suelto un bufido de frustración y él se echa a reír de inmediato.—No me hagas esa cara, ayer cancelé todas mis citas para quedarme contigo pero hoy no puedo. Joel va a asesinarme si no aparezco el día de hoy...—se ríe.—Pero eso no quiere decir que no vayamos a estar en contacto, voy a llenarte de mensajes todo el día.—advierte y me rio antes de volver a besarlo.
—Los días en la cabaña fueron los mejores.—anuncio volviendo a suspirar y Christopher asiente automáticamente.
—Definitivamente sí. Tal vez podamos ir este fin de semana ¿no crees...?—propone y mi corazón da un vuelco.—Desconectarnos del mundo entero un par de días y hacer el amor sin descanso...
Me rio.—¿De verdad...?
—Claro que si.—responde volviendo a besarme ates de ponerse de pie.—Escucha...tengo que irme justo ahora pero recuerda que te adoro.—anuncia y cuando se separa de mi me doy cuenta que Christopher está completamente vestido con un traje diplomático como los que suele usar a diario y su cabello está despeinado cuidadosamente haciéndolo ver condenadamente atractivo.—¿Qué pasa?
—¿A qué hora despertaste?—cuestiono enarcando una ceja. Christopher se ríe.
—Hace alrededor de cuarenta minutos sonó la alarma pero ni siquiera te moviste así que simplemente de dejé descansar.—anuncia encogiéndose de hombros antes de caminar en dirección a mí para dejar un beso sobre mi frente.—Te adoro.
—También te adoro.—respondo.—Anda, se te hace tarde...
Me quedo en silencio mientras lo veo alejarse, dejo salir el aire de mis pulmones y enredándome en la sabana de mi cama me pongo de pie al mismo tiempo que un mareo me ataca. Me siento lentamente y cierro mis ojos tratando de que el momento pase antes de volver a intentarlo. Me incorporo lentamente y camino al baño en busca de mis pastillas.
Me contemplo en el espejo del baño un par de segundos antes de abrir la regadera y dejar que el agua caliente me relaje.
—Vamos, Dan...no puedes enfermarte justo ahora...
(...)
—Hola.—saluda Harriet en cuanto llega a mí.
—Hola.—respondo llevando mi taza de té a mis labios.
—Uy ¿y tanta efusión a que se debe?—cuestiona irónicamente mientras toma asiento delante de mi.—¿Qué te pasa ahora? Se supone que deberías estar rebozando de felicidad, esta semana se cumple el mes de plazo que te pidió Chris antes de darte el divorcio, lo cual significa que al final de la semana serás libre...y la gala de recaudación de fondos es mañana...

ESTÁS LEYENDO
MIEL SOBRE HOJUELAS (+18).|Christopher Vélez (Completa).
FanficCuando Christopher Vélez y Danna Silvetti se conocieron en la universidad y se enamoraron casi al instante nunca se les ocurrió pensar que casi cinco años después iban a terminar así. Odiándose el uno al otro. Lo que él no sabía era que ella tenía u...