Cuando el avión aterriza en Miami todo lo que quiero hacer es salir corriendo e ir a buscar a Danna.
Me pongo de pie y camino con prisa por el estrecho pasillo para poder descender con mi madre siguiéndome de cerca. Inspiro con fuerza cuando una ráfaga de aire despeina mi cabello pero no me molesto en ordenarlo de nueva cuenta. La emoción que embarga mi cuerpo me recorre de pies a cabeza y apenas y me deja respirar correctamente.
—¿Piensas quedarte aquí todo el día?—cuestiona la voz de mamá trayéndome de vuelta a la realidad. Me rio haciéndome a un lado para dejarla pasar.
—Primero las damas.—respondo señalando las escaleras. Ella me sonríe y baja lentamente. La sigo en silencio y cuando sus ojos se encuentran con los míos una vez más una amplia sonrisa se forma en su labios.—¿Qué pasa…?
—Tienes un brillo especial en los ojos.—anuncia sin perder la sonrisa.
—Bueno…uno no se convierte en padre todos los días ¿Verdad?—pregunto y una risita escapa de su garganta.
—Vaya…
—¿Vienes al hospital conmigo…?—pregunto y ella asiente de inmediato.—Mamá…
—¿Si?
—Gracias por hacer esto por mí…—ella niega lentamente y toma una de mis manos entre las suyas.—Lo aprecio mucho en verdad…
—¿Estás jugando conmigo, Christopher?—chilla.—Eres mi único hijo y esos niños son mis nietos.—responde sin más.—No podía perderme su nacimiento…además; Danna siempre fue buena y amable conmigo…no puedo hacer nada por ella excepto darle apoyo moral así que espero que eso sea suficiente en este momento…—suspira.—Ahora vamos, ya te has perdido de mucho; deja de perder el tiempo sino terminarás perdiéndotelo esto también….
—Nunca.
Camino con pasos apresurados en total silencio ignorando a cada persona que se detiene para mirarme pero es lo menos importante. Claro, supongo que debe ser algo extraño ver al gran Christopher Vélez –ahí está el sarcasmo- que encabeza las listas de los hombres más ricos menores de treinta años de Estados Unidos caminando con prisa por la sala del aeropuerto abarrotada de personas. ¡Pero a la mierda las miradas, mis hijos están a punto de nacer!
—¡Al fin llegas, estúpido!—me saluda Joel en cuanto entramos en el estacionamiento del aeropuerto. Se incorpora lentamente deshaciendo su cómoda posición y le ofrece una sonrisa a mi madre.—Yenny…—hace una pequeña reverencia a mi madre.
—Hola, cariño.—saluda mamá besando su mejilla.
—¿Cómo está Danna?—pregunto de inmediato ignorando sus lapsos de cortesía. Joel abre la puerta del auto para que mamá entre en el asiento trasero y una vez que ella está dentro del auto cierra la puerta antes de que cada uno de nosotros tomemos nuestro respectivo lugar.
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MIEL SOBRE HOJUELAS (+18).|Christopher Vélez (Completa).
FanficCuando Christopher Vélez y Danna Silvetti se conocieron en la universidad y se enamoraron casi al instante nunca se les ocurrió pensar que casi cinco años después iban a terminar así. Odiándose el uno al otro. Lo que él no sabía era que ella tenía u...