C18. La despedida.

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Me desnudo lentamente y dejo que el agua fría caiga sobre mi cuerpo. Cierro ms ojos un momento tratando de disfrutar de la sensación de tomar una ducha de agua helada y olvidarme de toda la mierda que me rodea solo por un segundo.

Todavía estoy algo mareado por los tragos de más que tengo encima pero también soy consciente de mis acciones y sé que haberme ido justo cuando las cosas con Sofía comenzaban a tomar un nuevo rumbo que sin duda alguna nos llevaría a su cama; fue la mejor decisión que he tomado estos últimos días.

Quince minutos después con el cabello húmedo y envuelto en una toalla salgo a la habitación. Detengo mis pasos de golpe cuando me encuentro con Danna sentada sobre el colchón de la cama. Sus ojos se encuentran con los míos y luego los aparta de inmediato.

—Hola.—saludo.—No te escuché entrar…

—Lo siento si te asusté.—responde y yo niego.

—No, para nada.—murmuro.—Yo…ya me voy a mi habitación…

—Chris, espera.—susurra de inmediato.—Eh…mañana tengo una cita con la ginecóloga…dijiste que querías estar presente en todo el proceso del embarazo así que…¿quieres venir…?

—Claro que si.—decido de inmediato.

—Y…—agrega frotándose la cara con ambas manos.—Sé que no te gustará esto pero…aquí está mi demanda de divorcio…—anuncia y mi corazón se acelera.

Mis ojos  se quedan fijos en ella y la escucho suspirar débilmente. Inspiro con fuerza y asiento lentamente.—Claro, la demanda de divorcio… ¿podría firmártela mañana?

—Si, como quieras.

—Buenas noches, Danna.—anuncio y sin esperar su respuesta camino fuera de la habitación.  Cierro la puerta lentamente y entro en la oscuridad que es la habitación de huéspedes. Camino a la terraza con pasos lentos y apoyo mis brazos en el barandal de mármol contemplando la negrura y la tranquilidad de la noche.

Se avecina una tormenta y todo el mundo parece saberlo porque se han desaparecido para resguardarse en sus hogares, lo sé porque el silencio que reina en el ambiente es algo que extraño sin duda alguna. Dejo salir el aire de mis pulmones de manera lenta y niego lentamente porque aunque trate de concentrarme en el silencio de la noche de mi cabeza no puede salir la idea de que mañana a esta hora seré un hombre divorciado. Danna no será más mi esposa y aunque sé que la culpa es mía; también está el hecho de que no puedo dejar de sentir culpa y decepción de mí mismo.
Las primeras gotas de lluvia helada caen sobre mi cabeza pero no me muevo, un relámpago se hace presente en la distancia y tras un  estallido en lo que creo que es un poste de luz cerca de casa: las luces se apagan de golpe. Cierro mis ojos un momento y niego lentamente antes de caminar dentro de la habitación. Tomo asiento en mi cama y un momento después un par de golpes suenan en la puerta.

—Adelante…—respondo sabiendo bien de quien se trata.—¿Danna…?

—Lo siento, es que yo…yo…—suspira lentamente.—Le tengo miedo a las tormentas eléctricas…—susurra.

—¿Quieres dormir conmigo…?—cuestiono en voz baja.

—¿Me dejarías?

—Claro que sí, no tengo problema con eso.—respondo sincero.—Ven acá…—Me hago a un lado y Danna se recuesta a mi lado. Inspiro profundamente y dejo que los latidos de mi corazón se tranquilicen. Cierro mis ojos un momento y me quedo en silencio escuchando la respiración superficial de Danna a mi lado.—¿Cómo va el embarazo?—cuestiono para romper el hielo.

—Bien. Los malestares han estado atacándome un poco pero supongo que eso es lo normal…—explica en voz baja.

—Entiendo…

MIEL SOBRE HOJUELAS (+18).|Christopher Vélez (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora