El 24 de diciembre, ocurrieron varias cosas. Yoongi organizó una de sus más grandes fiestas en su casa. Papá estaba molesto. Al parecer, mamá le había hablado a papá de Jungkook, lo poco o nada que le había dicho a ella, y se comportó como un verdadero ogro. Eso solo hasta que llegó la hora de ir a la casa de Yoongi.
La fiesta de Yoongi fue genial. Recibí un montón de regalos, así como cuando éramos pequeños. No eran tan grandes, como antes, pero seguían significando mucho para todos.
Pero, lo más importante de ese día, fue que recibí una carta.
En la mañana, cerca de las once, fui obligada por papá a limpiar la nieve de la entrada de la casa. Es un trabajo duro, pero sirve para el ejercicio. Pasé cerca de dos horas limpiando, pero cuando terminé, ya no quedaba ni un pequeño rastro de nieve en el camino.
Entré a la casa quitándome las capas de ropa y colocándolas en el perchero. Cuando quedé solo con una camiseta de manga larga y mis jeans negros, subí corriendo a mi habitación a quitarme el sudor del cuerpo. La ducha fue larga, y lo hubiese sido más si mamá no me hubiese gritado para que saliera de una vez. Al salir del baño y meterme a mi habitación, me vestí con uno de los tantos chalecos con diseño navideño que mamá me regalaba y unos jeans.
Cuando entre a la cocina, mamá no estaba y decidí mirar las ollas para ver que habría para la comida. Si mal no lo recuerdo, había estofado.
—Eider, cariño, tienes correo —dijo mamá, sobresaltándome.
Me di vuelta y miré las cartas que me tendía. No tenía remitente en el sobre: solo decía "Para Eider West". El papel del sobre era reciclado y tenía un aroma a pino silvestre delicioso. Alce la vista del sobre a mamá, quien me miraba atentamente, esperando a que la abriera.
—¿Quién la entregó? —le pregunté, mientras caminaba por la cocina en busca de un cuchillo para abrir el sobre.
—No lo sé, ya estaba en el buzón. tu tía te desea lo mejor para el año que viene —contestó, mirando las tarjetas que llegaban de los familiares lejanos.
Asentí y agradecí a la vez que abría el sobre con cuidado. Dentro, había una flor seca y una carta cuidadosamente doblada.
Volví a mirar a mamá, pero esta vez ella sonreía de lado, como si supiera qué diablos estaba ocurriendo.
—Ve a tu cuarto cariño. Si tu padre ve eso se va a molestar aún más.
Bese su mejilla antes de salir corriendo y encerrarme en mi habitación. En un suspiro, me deje caer en la cama, mientras abría lentamente el papel.
La carta dice:
"Querida Eider:
¿Así es como se empieza esto, cierto? Debo practicar más ¿No te molesta si lo hago contigo?
Primero que todo, quiero pedir disculpas por no haberme presentado el día miércoles para enseñarle a la profesora Carter nuestro trabajo en el mural. Sé que es un poco cobarde de mi parte, pero incluso ahora me cuesta aceptar que te hayas confesado algo que ni siquiera tenía planeado hacer aquel día junto a el árbol. No deseo sonar cruel, pero prefería guardar mi secreto junto a mí, al menos por un tiempo más.
No recuerdo que exacto día fue cuando empezó todo esto, pero estoy casi seguro que fue el mismo instante en que te vi enrojecer cuando tiré mi comida sobre ti. Debo aclarar que fue sin querer, a pesar de que fue demasiado gracioso. Creo que te lo dije un par de veces, cuando te enfureces.
El año anterior fue algo extraño para mí, ¿sabes? No lograba comprender porque me importaba tanto que no me miraras, y que saludaras a casi toda la universidad menos a mí. Era obvio que me detestabas, pero algo me decía que quería que cambiaras ese sentimiento hacia mí. Estuve más de una vez a punto de ir a intentar hablar contigo, sin que yo te lanzara mi comida, repito, fue sin querer, o que tú me ignoraras, pero pensaba que si me acercaba te arruinaría todo, así que simplemente alejado. Quizás era solo para verte sonreír, aunque no fuera para mí.
Esto estaba sonando extremadamente pegajoso. Lo siento.
Si el año anterior fue extraño, este fue el doble. Cuando te vi en la sala de Artes, no sabía que pensar. ¿Has sentido que te emocionas tanto por algo y que te salta el corazón y la respiración se te acelera? No sé cómo fue que no me preguntaste si necesitaba algo para el asma. Pero si te fijaste en que sonreía, y por cierto es que me reprendía internamente para borrarla, pero simplemente estaba adherida a mi rostro. Se que después de esa clase me mostré como un verdadero idiota, pero quería evitar desatar algo que seguro ya estaba ocurriendo en mí.
El día de la fiesta fue cuando descubrí que era lo que sentía por ti.
No sabes lo que deseaba golpear a Myungsoo cuando estaba contigo en los columpios. Lo hice, pero me hubiese gustado dejarle algo más que un corte en el pómulo. No quiero sonar violento, sabes que no lo soy, pero a veces soy un poco posesivo. Y no te adelantes a pensar en que yo creo que eres mía o algo. Tampoco soy así, pero ese sentimiento de protección a lo que quiero siempre nace, ¿sabes?
Y así fueron pasando los días, las semanas, e incluso los meses, en los que sabía más y más cosas sobre ti. Me sentía tan cerca de ti, y no solo físicamente, que llegaba a sentirme como cuando estaba ebrio: Estás consciente de lo que ocurre a tu alrededor, pero reaccionas demasiado lento. Y creo que debí haber reaccionado mucho más lento esta vez.
Lo siento si hice que te incomodara por lo que te dije junto a el árbol, realmente no era mi intención decírtelo, menos sabiendo que me detestara. Pero supongo que las cosas pasan por algo y solo hay que afrontarlas. Solo espero que no dejes de saludarme cada vez que nos topemos en los pasillos de la universidad cuando volvamos de vacaciones. Eso me alegraría el día.
Por cierto, siento haberme comportado como un idiota antes de decir que te quiero. Alguien me había estado hablando sobre eso y yo no sabía qué diablos hacer, pero eso suena demasiado pegajoso, otra vez. Creo que solo pondré mi nombre.
Jungkook :)
P.d: Mi nombre se veía un poco solitario, pero creo que la sonrisa está bien. Lo dejaré así para no seguir incomodándote.
P.d 2: Feliz Navidad, Eider y que el próximo año sea mejor que este para ti".
Es la carta más linda que me habían enviado en mi vida. En serio. Pero por mucho que Jungkook deseaba sonar enfocado, se volvía tierno hasta hacer que casi se me saliera el corazón por la boca.
Con cuidado, saque la flor del sobre y la mire. Era pequeña y tenía atada al tallo una pequeña tarjeta que decía "Espero que mama no me mate por haber sacado una flor de su jardín". Me parecía totalmente extraño que fuese precisamente mi flor favorita: La violeta. De seguro se lo dije en una de nuestras charlas, pero yo simplemente no lo recordaba.
Guarde la carta en el sobre y la deje junto con un montón de chucherías que siempre guardaba como recuerdo. Por ejemplo, tengo la tapa de mi primera cerveza. También guardo las pequeñas tarjetas que vienen con los regalos de navidad o el horrible origami que Jimin me regalaba cuando éramos pequeños.
Aquella noche, la volví a leer, preguntándome porque Jungkook tenía que ser tan idiota para no haberse dado cuenta de que no lo odiaba. Si lo hubiese odiado, no lo hubiese besado de envuelta, es más, me hubiese alejado.
Lo único que deseaba era volver a la universidad y decirle a Jungkook que lo quería. Ya no iba a ser más un secreto.