Capítulo 9

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—Mueve tu enorme culo, Yoon. Pareces mujer tardando tanto —gritó Jimin, parado junto a mí en la entrada de los camerinos.

—Que ya voy, imbécil —gritó Yoongi de vuelta.

A los pocos minutos, Yoongi apareció un poco acalorado y despeinado y Jimin, con una sonrisa, negó efusivamente con la cabeza.

—Tenías que ser un Don Juan —dijo, riendo por lo bajo.

—No estaba ligando —se defendió Yoongi— solo no encontraba mi camiseta y me apresure a colocármela.

—Yo te creo, posaderas. No hay labial por ningún lado —aseguré, dándole suaves palmadas en la mejilla—. Bien, ahora vamos, para que les patee el culo —ambos chicos protestaron, pero yo solo caminé por el pasillo, agitando la cola de caballo que me había hecho con desdén y un poco de superioridad.

Afuera hacía un frío un poco menos terrible que antes. Estábamos cerca de terminar el semestre, por ende, también se acercaba el invierno. Y con todo esto del calentamiento global, el frío era más frío. Pero aquel día, a pesar de estar un poco nublado, hacían cerca de quince grados, una buena temperatura considerando la época del año.

En la cancha, nos esperaban algunos miembros del equipo de Yoongi y grandes amigos nuestros. A veces, cuando el equipo de Yoongi ganaba, junto con Hoseok, Son Jin y Jimin, íbamos a celebrar todos juntos a un bar y obviamente a emborracharnos. Pero esta vez, solo era algo así como un juego común y corriente entre amigos. Todos estábamos con la vestimenta del equipo, incluyéndome, así que algo de serio tenía. Y era precisamente por una apuesta. Los chicos habían dicho que yo no podría anotar ningún gol en cuarenta y cinco minutos y yo, como lo testaruda y competitiva que soy a veces, les aposté a que sí podía hacerlo. Algunos de los amigos del equipo me apoyaron y se unieron al juego, así que era yo, junto con tres chicos más, contra Yoongi, Namjoon y otros dos tipos más.

Sonjin gritó fuertemente desde la banca apoyándome y junto a ella, Hoseok solo aplaudió, cuando entramos a la cancha y decidimos quien empezaba. Yoongi  ganó, para mi desgracia.

Durante quince minutos, corrí como loca por la cancha, recibiendo pases o dándolos para hacer entrar la maldita pelota en el arco, pero nada. A los treinta minutos, trotaba como loca con el mismo propósito. A los cuarenta, con un movimiento ágil hacia la derecha para esquivar a uno de los chicos, dar un pasé a la izquierda, correr como loca, recibir un pase del mismo chico y patear la pelota en dirección al arco, logré meter un gol. Me desgarre la garganta gritando y salte encima de Yoongi, restregándole en la cara que si era capaz de hacerlo.

—¡En tu cara, niño bonito! —reía, mientras hacía mi baile de la victoria.

El resto del tiempo, nos dedicamos solo a juguetear con la pelota, ya les había demostrado que era la mejor y ya no había porqué gastar más energía. Cuando el partido terminó, camine lentamente hasta Sonjin, quien me recibió con un abrazo fuerte y un chillón 

—Eres la mejor —Hoseok, por su parte, me felicitó, pero gastó todas sus energías en burlarse de Yoongi y Namjoon por ser unos perdedores.

—Oye nena, cambiemos camisetas... —bromeó Yoongi, moviendo sus cejas.

—Ya tengo la tuya, imbécil.

—Ya, pero la mía está más sudada que la tuya y yo quiero una limpia. Y la que te he regalado no cuenta.

Riendo, le golpee el hombro. Yoongi me dio una palmada en el trasero antes de salir trotando a la cancha y llamó a los demás, por la revancha. Yo me quede sola junto a Sonjin, porque Namjoon quiso unirse esta vez.

—Jungkook está en las gradas —comentó ella, mirando a los chicos reír y correr por la cancha.

Moví mi vista de los chicos a las gradas y me encontré con un solitario moreno que estaba levemente inclinado sobre un block y moviendo su mano derecha hábilmente mientras sostenía un lápiz. De un rápido movimiento, alzó su cabeza y su mirada se encontró con la mía. Mire hacia otro lado, sintiendo que mis mejillas se calentaban un poco y que mi estómago cosquillear suavemente.

—No le veo lo malo —contesté, intentando parecer indiferente. Me sentí levemente intimidada al pensar en que él me estaba observando aún.

—No tiene nada de malo —replicó ella— pero te ha estado mirando mucho. De hecho, cuando estabas jugando, él no estaba dibujando.

—Aún no veo lo malo. Pudo haber estado viendo el juego.

—Te estaba mirando a ti. Igual que ahora —replicó ella.

Volví a mirar en su dirección y me encontré otra vez con su mirada. Movió la comisura de sus labios hacia arriba en una débil sonrisa y asintió con la cabeza, en modo de saludo. Yo le sonreí un poco temblorosa.

—Solo está dibujando... —dije, mirando a Sonjin.

Ella resopló. 

—En fin, tengo que encontrar la manera de que Yoongi no me mire como la hermanita de su amigo. Si se te ocurre algo, dímelo porque estoy desesperada.

Ah, ese era otro problema que no van con todo esto. Pero lo voy a resumir. Sonjin quiere a Yoongi, Yoongi no quiere a Sonjin, Yoongi (según él) quiere a otra chica que estaba prohibida para él. Obviamente era ella, porque es la hermana pequeña de su amigo, ella era material prohibido. Pero vamos, hasta Jimin sabía que había corazones flotantes alrededor de ellos, así que no creo que se opusiera del todo. Pero, en fin, esto no va con la historia.

Durante el resto del juego, mi miraba viajaba del partido a Jungkook, que seguía sentado en las gradas mirando en mi dirección de vez en cuando. En algún segundo pensé que, en vez de estar mirándome a mí, estaba mirando a SonJin, pero deseché esa idea al notar que me dolía la idea. No iba a pensar en cosas deprimentes.

Cuando el partido terminó, Jungkook me cargó en su espalda hasta las duchas, donde SonJin y yo nos separamos de los chicos y entramos a los camerinos femeninos. La ducha fue corta, y cuando salí, me encontré con que SonJin no estaba conmigo. Me vestí apresurada, pensando en que me había abandonado, largándose con los chicos, sin embargo, al salir vestida y con el cabello húmedo, me encontré con que ella estaba sentada en las gradas junto a Jungkook, conversando muy felices.

Los celos me comieron, literalmente, pero me dije que no podía hacer nada al respecto, porque se suponía que Jungkook era solo mi compañero de proyecto en artes avanzado, no el chico que yo quería.

Cuando Sonjin me vio, alzó su mano y la sacudió en el aire, haciéndome señas para que yo notara que estaba allí. Le devolví la seña y sonreí. Nada iba a perturbar mi día. Mi amiga se despidió de Jungkook y luego bajó corriendo las gradas para acercarse a mí y sonreírme con inocencia.

—¿Nos vamos? —preguntó, sonriendo.

Asentí con la cabeza. 

—Claro.

Mi amiga se colgó de mi brazo, y antes de darnos la vuelta e irnos, no pude evitar echar una mirada furtiva hasta donde estaba Jungkook. Nos miraba aun, y cuando noto que lo miraba, sonrió, mostrando levemente sus hermosos y perfectos dientes. Luego movió su cabeza de nuevo para mirar el block que tenía sobre su regazo y empezó a mover el lápiz sobre él.

Quise saber qué era lo que dibujaba con suma energía, pero no podía. Como había dicho antes, yo solo era su compañera de proyecto y nada más. Me tendría que conformar con que nos juntáramos los viernes y sábados para terminar el mural junto al árbol, pintando para alguien más en el lugar que me gustaría compartir con él.

𝐀𝐂𝐔𝐀𝐑𝐄𝐋𝐀 𝐍𝐄𝐆𝐑𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora