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Los rayos del sol alumbraban aquella gran suite temporal. Donde ya hacía la estrella Uenoyama Ritsuka de 27 años descansando observando su celular.

– ¿Porque hasta ahora no envías un solo mensaje?– y así es, conservo el mismo número japonés, en un celular aparte, para recibir especialmente mensajes de aquel pequeño pelinaranja que aún recordaba.

Nadie logra darle todo ese amor que aquel pequeño niño causó. ¿Como era su nombre? Hasta lo había olvidado. Pero jamás el sentimiento.

– ¡levántate! ¡Es hora de seguir!– aquel hombre que ahora lo observaba con odio. Que lo obligó a tomar esa decisiones. ¿Obligar? Ja! Si él solo tomo aquellas decisiones– estoy molesto contigo, no diste todo lo que debías ayer– embriagado por aquel recuerdo borroso de ese niño– si te hace sentir mejor, mañana partimos a Japón a primera hora, tómalo como unas vacaciones– el hombre que ahora poseía su cabello color blanco grisáceo le dio las nuevas partituras de su siguiente canción– ensaya eso.

No pensó nunca que sería así. ¿Donde estaba el amor a esa letra? ¿Donde estaba el sentimiento? ¿Donde estaba su mente en aquel momento?

– Uenoyama-kun, me gustas...

Ese recuerdo.. lo atesoraba. Tal vez no recuerde el nombre. Pero si los momentos. ¿Por qué nadie fue capaz de llevar ese vacío?

¿Por qué nadie es como él? ¿Porque tomo una decisión equivocada? ¿Porque rompió su promesa?

– joder..., Lo hago todo mal...– una muchacha de buen aspecto salió de las sombras del lugar– ¿Como será el viaje?

– ni idea Ritsuka, pero se te nota muy emocionado por el viaje– la mujer se acercaba con peligro al hombre, que solo la evadia– ¿Cuanto tiempo más vamos a estar así?

– ya te he dicho, estoy enamorado de otra persona– tomo aire para luego decir con seriedad– lárgate.

Y así transcurrió el día. Cada minuto más torturoso que el otro.

¿Y si lo trata de recuperar?¿Si tan solo intenta recordar su nombre?

Debía sacarse la duda, si aún le gustaba o sólo era capricho suyo.

Sin duda esa noche no logro dormir. Pues el sonido de la abundancia de autos, y prensa que se encontraba unos pisos más abajo lo torturaban.

Él ahora no quería eso.

Solo podía imaginar que sería de haber rechazado esa oferta. ¿Estaría con él aún? ¿Estarían en ese momento juntos?

No volvió a oír de ellos en el camino musical. Al menos no reconocidos.

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Allí estaba nuevamente en el lugar donde arruinó todo. Donde arruinó a tres personas que tal vez no lo perdonarían. Pero nada perdía con intentar.

Arrastrando una maleta paso por donde una vez fue su escuela. Donde conoció a aquel chico de cabellos naranjas lo conquistó.

– esto..¿Se puede arreglar?

Oh si.. los recuerdos invadían su mente nuevamente, más no recordaba el nombre.. joder. Se odiaba.

Mientras se colocaba la debida mascarilla y los lentes de sol, subía al tren.

Vería a su familia otra vez. Tal vez ellos sepan algo. Yayoi debe saber algo.

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Allí estaba solo en aquel departamento, donde ahora habitaban únicamente su hermana y su cuñado.

– sabes algo, de ese niño, ¿Como era? El cabellos naranjas, ojos almendra– su hermana lo vio con confusión, no sabía de qué hablaba.– ¿Algo de Akihiko?

– si lo dices de esa forma es distinto, a lo que estoy enterada está casado. Con un violinista, al parecer su relación va bien, pero él hombre ya es famoso por ser la propia competencia de su esposo– la mujer era bastante fresca, no tenía preocupación y solo se concentraba en su pintura– no tengo su número, pero se que dará una presentación en unos meses junto al violinista.

Haruki no fue su pareja después de todo.

– ¿en unos meses? Yo lo necesito esta semana, sino no pod– su hermana le dirigió una mirada sería, sabía que significaba, él la había cagado. Y debía saber que tal vez no sería fácil– entiendo.

Ahora, ¿Donde empezar? ¿Por quien? ¿Cual era su nombre?

Solo sabía que su apellido era Sato.

.

Salió del lugar completamente cubierto, mientras a todos las personas que se cruzaba preguntaba por aquel pequeño joven de apellido Sato.

Pero fue grande su sorpresa al acabar en aquel lugar conocido. Su estudio.

Ah qué nostalgia traía aquel lugar para el pelinegro, que al hacerse notar quien era no dudaron en hacerlo pasar, el lugar estaba vacío. Y solo sentía el aire recorrer dentro.

Hermoso.

– eh Uenoyama tranquilo.. tiene algo que decir, adelante!

– Uenoyama-kun, mira puedo hacerlo solo, incluso cambie las cuerdas!!!

Aquel chico que robo su corazón. ¿Donde esta? 

A decir verdad, ¿Como sabía él que lo espero? ¿Si estaba casado? O peor aún... ¿Tenía hijos? Aunque era homosexual... ¿O no?

Preguntas que en ese momento lo hicieron sentirse mierda.

– Sato.. Sato..– solo esbozaba aquel apellido, simplemente perfecto para él. Pero tal vez también para otra persona.

Al salir del lugar paso frente a una universidad donde todos estaban rodeados en círculo debido a una charla de una persona. Tal vez un hombre.

Más al acercarse observó que era uno de los que buscaba.

Allí estaba un rubio de rostro amigable mientras hablaba muy entretenido sobre la importancia de usar adecuadamente los productos hifie que ofrecía.

De cabello corto, y barba basta crecida. Más sin perder su gran estilo. Era casi idéntico, salvo por unas cuantas arrugas que le detallaban la edad.

– y así concluyó el porque deben usar estos productos, ¿Alguna pregunta?– el pelinegro no dudó.

– ¿Sirve para la mayoría de problemas verdad?– el rubio asintió– ¿para los de amistad también?

Dejando observar su rostro el círculo ahora era rodeado por él z que entre chicos y chicas rogaban un autógrafo l una foto junto a él famoso guitarrista.

El rubio solo observó cómo todos se distrajeron y lo mejor que hizo fue guardar sus cosas. Para irse a casa.

– o.. oye espera!– saliendo de la multitud alcanzó al rubio que solo lo miro con una sonrisa. Típico.– Haruki,¿No me recuerdas?

– Uenoyama, estoy ocupado, otro día si deseas– el ahora hombre se aferró a él, no pensaba déjarlo ir. No ahora. Debía saber de Él de Akihiko..– ¿Que se ofrece?

– dime el nombre de quién abandone ese día .. por favor.. ¿Que es de él? ¿Esta bien?

– Uenoyama, yo no sé cómo decirle esto...

El silencio se hizo dueño del lugar. El joven no podía creer lo que oía. ¿Que tanto daño hizo? ¿Porque?

Promesas Rotas (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora