II

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Dos semanastranscurrieron desde entonces. Uenoyama solo fue una sola vez a los ensayos.

Sus amigos y pareja se sentían solos. Mafuyu y Uenoyama apenas se veían, apenas se mandaban un mensaje, ni en la escuela podían reunirse, puesto el pelinegro solo se centraba ahora en lo suyo.

– esto es demasiado– el mayor del grupo exalto, se harto de ser alguien tranquilo, mantenerse al margen– estoy feliz que Uecchi este progresando, pero no hemos ensayado ni siquiera una canción– el rubio de perforaciones solo consolaba al frustrado hombre– tenías razón Akihiko

– Kaji-san, tenía razón– ambos rubios voltearon a observar al menor presente– esto es solo el inicio del fin, me iré primero.

En ese momento un pelinegro bastante agitado cruzaba la puerta.

–llegue, ¿Ya avanzaron?¿Mafuyu estás bien?– todos lo observaron– ¿Sucede algo?

– ya acabamos Uenoyama– el rubio de perforaciones abrazo al rubio y al pelinaranja– nosotros nos vamos, después de todo eres un solista.

Sin embargo el pequeño pelinaranja corrió a los brazos de su pareja y le dio un abrazo, ninguno de los presentes deseaba que ese abrazo acabe.

– Uenoyama-kun, te extraño mucho– la gota del vaso estalló, había retenido demasiado tiempo ese resentimiento– ya no pasas tiempo conmigo, ya no vienes a la banda, ¿Donde esta el Uenoyama-kun que amo?– el pelinegro sin embargo parecía ajeno al llanto de su pareja.

– Mafuyu, no llores. Chicos lo siento, solo vine a decirles que no podré venir en unas semanas– ignorando los sollozos salió disparado del lugar.

Mafuyu entendía una cosa, no quería que la historia se repita, no quería perder a aquel chico.

– Yuki no te vayas– esbozó el pelinaranja para dejarse caer en los brazos del rubio de cabellos largos.

– calma Mafucchin, vamos no estés así, te lo ruego– sin pensarlo el rubio también estaba llorando, querían al antiguo Uenoyama de vuelta.

Más llantos no arreglarían nada, ese joven pelinegro tomó una gran decisión, y ellos no fueron los escogidos.

– dejen de chillar– el chico de perforaciones les dio una cálida sonrisa– vamos sonrían, ¿Que les parece si comemos algo? Yo invito.

Fue en vano, ambos jóvenes seguían llorando, no podían parar, sobre todo Mafuyu, que sentía el corazón hacérsele trizas en ese momento.

–no quiero hacerte a un lado, solo–un quejido fue soltado de ese rostro que se encontraba con seriedad–¿Porque no entiendes mi gusto por la música?

– ¡te necesito! Ahora todo es música para ti, ¿Donde quedó yo?

– sabes que haría cualquier cosa por ti– el joven cabellos rubio olivo esbozo una sonrisa para sujetar su hombro, más el pelinaranja lo apartó.

– entonces, ¿Moririas por mi?– fue su error, pero ¿Realmente fue suyo? O ¿fue culpa de la música?

Los recuerdos azotaban la mente del pequeño Mafuyu, que solo sollozaba sin parar, tenía mucho dentro.

Necesitaba esos brazos que los salvaron de la oscuridad. Pero, esas manos lo habían soltado, y nuevamente estaba cayendo dentro de esa maldita oscuridad, que tanto aborrecía.

– Mafucchin, ya pasó, dijo que estaría de vuelta en unas semanas, todo sald– el de perforaciones lo cayó de un grito sordo.

– ¿enserio vas a creerle? Entiendan algo chicos, Uecchi, Uenoyama-kun, no volverá, le ha ido bien en poco tiempo, ¿ganamos algo?– los chicos negaron, pisaron la realidad– Mafuyu, no se cómo irá tu relación con Uenoyama, pero debes prepararte.

Promesas Rotas (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora