Mi Destino [ Neji Hyuga ]

Capítulo 2: Visitas continuas.

-Nunca había estado con una persona simplemente haciendo nada. – dijo la chica recostada en el césped, el chico sólo la miró de reojo. - ¿De verdad no vas a decirme nada?

-Hum... - dijo el chico pensándolo un momento. – Ah, si, tengo un nuevo equipo, junto a Rock Lee, Tenten y Maito Gai como sensei.

-Debes ser el presumido del equipo. – dijo la chica riendo un poco y él la miró mal. – Uy, que carácter, tu no sabes mucho sobre diversión ¿no?

-Soy muy divertido. – dijo el chico seriamente, ___ rió para si misma unos segundos. – Hablo enserio, y no soy para nada presumido.

-Destino, destino. – dijo la chica burlándose del pelinegro, él soltó un leve suspiro y ella lo miró unos segundos. – Espero que te lleves bien con las personas de tu equipo.

-Que seamos de un mismo equipo no nos hace amigos. – dijo el chico mirando a ____, la chica arqueó una ceja por la respuesta de Neji. – Sólo pasaré más tiempo con ellos, pero en realidad no es que me agraden, de hecho, creo que son débiles y encima imprudentes.

-Eres tan odioso. – dijo la chica mirándolo con una sonrisa divertido. – Si yo estuviera en tu equipo, seguro pasaríamos peleándonos.

-Seguramente si. – dijo el chico soltando una media sonrisa. – Por eso prefiero verte aquí y no todo el día, sé que pelearíamos, metes demasiado tu nariz en las cosas que no te incumben, y eso podría molestarme en algunas ocasiones.

-Es verdad. – dijo la chica con una sonrisa aún en el césped. – Además, prefiero estar aquí cuando llegues, así podremos hablar de lo divertidas que fueron tus misiones y todo eso, no tengo mucho que hacer.

-No puedo contarte demasiado de mis misiones. – dijo el chico mirándola. – Creo que no correspondería, pero si no es nada importante podría mencionar alguna que otra cosa.

-Eso es suficiente. – dijo la chica mirándolo. – Aunque me digas cualquier pequeña cosa puedo armar una conversación sobre eso ¿sabes?

-Claro que lo sé. – dijo Neji mirándola. – Hablas hasta por los codos.

-Eres un amargado. – dijo la chica soltando un suspiro cansado. – A demás, si no lo hiciera, no tendrías una amiga de mucha confianza para hablar contigo sobre cualquier cosa ¿no?

-Tienes razón. – dijo el chico mirando a la castaña con una sonrisa. – No puedo quejarme al respecto.

Al día siguiente, ____ hizo lo de siempre, nada. Absolutamente nada, fue a su escuela durante la mañana y en la tarde estuvo en su casa, por primera vez, aprendiendo a tejer con su madre, lo que se le hizo totalmente fácil de aprender.

-Ves, ____. – dijo la madre de la chica con una sonrisa. – No es necesario que nos llevemos mal, también puedes divertirte en casa.

-No entiendo cual es el problema con que salga. – dijo la chica mirando la bufanda que estaba tejiendo. - ¿Quieres que sea una ama de casa o algo por el estilo? No es lo que tengo planeado para mi vida.

-Pero entonces qué, hija. – dijo la mujer soltando un largo suspiro mientras la miraba. – No quieres ir a la academia porque no quieres usar tu chacra con fines agresivos, no quieres ser ama de casa ¿qué quieres ser?

-Yo... no lo sé, tengo catorce años aún. – dijo la chica mirándola mal. – Tengo tiempo para decidirlo, quizás sólo sea una solterona que sobrevive por su cuenta.

-Dios... - dijo su madre suspirando nuevamente y volviendo a concentrarse en su tejido. – Ya estoy cansada de pelear contigo.

-Y eso que no es a ti a quién castigan y mantienen encerrada en casa. – dijo la chica molesta y dejando el tejido en la mesa. – No sé por qué no puedo salir cuando quiera, no sé por qué no me lo permiten, no hago nada malo, tengo buenas calificaciones, hago las cosas que me pidan, pero aún así debo prácticamente rogarles que me dejen salir ¿tu lo harías cada vez que quieres salir? Claro que no.

-Basta, ____.

-Es que estoy enojada. – dijo la castaña mirando molesta a su madre. – No es justo que me mantengan encerrada, quieres convertirme en una ama de casa sólo porque no quiero ser un ninja que van a la guerra, no es de mi interés matar personas, pero tampoco lo es quedarme en la casa y ser una maldita mantenida que espera a su marido que llegue del trabajo, si es que llega.

-Pero tienes que ser una de las dos. – dijo su madre mirándola enfadada. – Tu no lo entiendes, pero cuando crezcas...

-Cuando crezca me iré de aquí. – dijo la chica saliendo por la puerta y corriendo por el bosque a través de los árboles, hasta llegar al lugar, en donde estaba Neji esperándola, desde hacía un rato, pero la chica había olvidado completamente la hora mientras tejía. – Lo siento, me distraje.

-Te ves molesta. – dijo el chico mirándola con el ceño fruncido, la chica se sentó a su lado dando un suspiro algo agotado. - ¿Pasó algo?

-Si, claro que si. – dijo la chica mirando molesta sus pies, sus ojos se llenaron de lágrimas sólo por la rabia. – No quiero matar gente, pero no quiero ser una ama de casa, puedo vivir como una chica soltera trabajando en cualquier cosa ¿no? Puedo tener estudios generales y estudiar algo como contabilidad, no lo sé, no tendría una mala vida y no tengo por qué casarme para eso ¿no?

-¿No quieres casarte? – la chica soltó un suspiro.

-Quiero ser libre, Neji. – dijo la chica cansada entendiéndose y dejando su espalda en el césped mientras miraba el cielo entre las copas de los árboles. – No quiero tener que esperar a mi esposo que llegue del trabajo para servirle, no quiero tener que hacer yo la comida siempre si me caso, no quiero tener que hacer los deberes yo sola para alguien más, no quiero ser una ama de casa, quiero mantenerme por mi misma y hacer lo que yo quiera ¿entiendes?

-Pero el destino... - dijo el chico pensándola. – Supongo que si no tienes un destino fijo, estaría bien.

-Claro que lo estaría. – dijo la chica mirando al chico de los ojos color perla. – Me enferma que sean dos opciones, o eres ninja o ama de casa, no quiero ser ninguna, no quiero luchar con nadie, no quiero atender a nadie tampoco, quiero poder salir cuando yo quiera, quiero hacer lo que a mi me haga feliz sin remordimientos ¿entiendes?

-Supongo que está bien. – dijo el chico mirándola un segundo. – Tampoco estoy mu interesado en casarme ¿sabes? No podría estar bien con mi esposa ni atenderla, porque tendía que proteger a la rama principal mas que a ella, eso sería injusto para ella, tampoco quiero hijos, porque sé lo que es ser un hijo de la rama secundaria, no quiero que mis hijos pasen por eso, así que no quiero tenerlos.

-Supongo que no estoy en contra de tener hijos. – dijo la chica mirando al pelinegro. – Pero creo que hay muchas cosas que quiero hacer como una adulta antes de tener hijos. Quiero ir a muchas fiestas y emborracharme con amigos, quiero divertirme y viajar un montón, los hijos y el matrimonio no son una prioridad.

-Son más bien otra responsabilidad. – dijo Neji mirándola. - ¿No crees?

-Exacto. – dijo la chica mirándolo con una sonrisa y luego abrazó su cuello fuertemente con uno de sus brazos haciéndolo reír. – Ahg, eres un amigo genial, siempre me entiendes cuando te digo las cosas, Neji.

-Lo sé, lo sé. – dijo el chico sonriéndole. – Soy genial.

-El ego tenía que volver en algún momento ¿no? – dijo la chica con una sonrisa soltando su cuello y luego dio un gran suspiro. – No entiendo por qué el apuro de hacer esas cosas, tienen mucho tiempo para tener hijos, muchos podrían disfrutar, viajar, ir a distintos lugares, hacer cosas muy divertidas, pero con hijos no siempre puedes hacerlo, debe ser una gran molestia.

-Tiene sentido. – dijo Neji mirándola. – Si quisiera ir a aguas termales, no podría si tuviera un hijo.

-NEJI. – Dijo la chica sorprendida, Neji frunció el ceño. – No sabía que tenías un lado pervertido.

-De qué hablas, tonta. – dijo el chico golpeando su cabeza y mirándola mal. – A los niños muy pequeños les sube la presión mucho tiempo en las aguas calientes, por lo cual no podría disfrutarlas de buena manera, idiota.

-Ah, era eso... - dijo la chica con una sonrisa nerviosa. – Es que leí unos libros que estaban en casa, creo que profanaron mi inocente mente.

-No me siento cómodo teniendo esta conversación. – dijo el chico un poco sonrojado, ___ se acercó a él con asombro. – Qué pasa.

-¿Estas sonrojado?

-No.