Fictober Stucky 2020

Dia 15: Juegos de rol

Nota: Una secuela (que puedes leer por separado sin problema) de primera cita y cambió de roles.

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1

—No eres de por aquí.

Cuando levantó la mirada, se encontró con un joven sonriéndole. En una mano sostenía un vaso de alguna bebida, mientras la otra se escondía en el bolsillo de su pantalón. Era guapo. Quizá de su edad, castaño y ojos grises.

—¿Cómo lo sabes? —pregunto.

—Porque si te hubiera visto antes, ya sabría tu nombre.

El joven le sonrió y el castaño se deleitó con aquella sonrisa. Lo habia estado observando desde que entró en aquel bar, era realmente precioso: pequeño y delgado, rubio, de rasgos elegantes y mirada celeste. Ahora sabía que su voz era masculina en contraste de su apariencia delicada. Eso le fascino.

Horas después, están conversado, sentados en una de las mesas individuales, sobre temas diversos desde cine hasta algún último viaje.  De pronto el castaño sonríe al inicio de una canción.

—Esa canción me encanta —dice y se levanta estirando una mano hacia el otro —vamos a bailar.
—No soy bueno bailando —le responde el rubio.
—Eso no importa —el castaño toma su mano y lo jala con suavidad. Lo lleva a la pista de baile y empieza a moverse al ritmo de la música. Sin pasos ni coreografía, solo al ritmo Entonces el rubio deja de dudar, y también se mueve.
Ambos bailan un largo rato, se miran, se sonríen, se acercan. Entonces el castaño le susurra en el oído.

—Vamos otro lugar.

Llegan al motel, y el joven de ojos grises siente como el deseo dentro de él empieza aumentar a cada paso que dan. Llegan a la puerta, y el castaño se inclina para abrir la puerta, escucha el chasqueo de la cerradura y está pensado en el sabor que debe tener el joven detrás de él.

—No puedo hacer esto... —habla el rubio deprongo. El castaño se levanta y cuando lo mira, el otro tiene la vista hacia sus pies— tengo novio.
Por un momento se queda en silencio. Suspira, y se encoge de hombros.

—Esta bien, no me importa.

—A mi si —le responde el rubio— y no puedo hacer esto...yo lo amo.

Él castaño se inclina levemente hacia adelante, baja la cabeza y se frota los sienes con una mano.

—¿En serio? —preguntó.

—Si —responde rápidamente— nos conocemos desde niños y una vez cuando éramos muy jóvenes fuimos a un café y...

—¡Steve! —interumpo. Alzó solo la vista. Tiene la cara roja por el alcohol— esa historia lo sé perfectamente porque yo estuve en él.
—Sí, pero... Esto es raro, Bucky —expone— Es como engañarte con otro.

Joder, y lo peor es que lo dice en serio.

—Steve, no hay engaño porque yo soy tu novio —enfatizo aquello con la mano en el pecho. Él me mira y tuerse el gesto.

—Sí, pero...

—Solo entra en el rol, demonios, somos dos desconocidos, sin compromiso.

Steve se cruza de brazos y me mira como si fuera un bicho raro.

—No creo estar cómodo con un desconocido.

Suspiro buscando paciencia, y cierro la puerta de aquella habitación. Espero que el recepcionista me devuelva mi dinero. Le diría que el color de las paredes no me gustaron o que había roedores.