Dia 30: Misterio

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—Tengo que irme —susurra Steve en mi boca, lo ignoro porque no puedo detenerme. Él sabor es dulce cuando mi lengua choca contra la suya, y siento electricidad cuando rozo mi dureza con la suya. El gime y se mueve para cubrirme, estoy seguro que la idea de irse a su guardia ha sido olvidado.

Solo un poco más, un poco más.  No escucho peligro. Y dejó de pensar.

★★★

—¡No hay nada!

Maldigo cuando veo el hilo de sangre en mi barbilla. El grito furioso  de Morita vuelve a resonar y estoy seguro que se ha escuchado por todo el campamento.
Termino de rasurarme y limpio lo que resta de jabón con agua helada. Es lo que hay. Me visto y salgo de la tienda, dirigiendome hacia donde ahora escucho más voces que se han unido al escandaloso.

Cuando llegó, todos mis compañeros Aulladores están presentes frente al vehículo donde guardamos las provociones, Steve tiene los labios apretados en una línea, observado la mirada enojada de Morita y Dum Dum. Los demás se ve confundidos, mientras Jacques está observado a otro lado.

—¿De quién fue la guardia ayer? —exije Dum Dum.

Y aunque no comprendo del todo, por la expresión de Steve se que es malo.

—Mia —miento. Y todos los ojos se dirigen hacia mi. Entonces Morita me observa fijamente que sus rasgados ojos parecen desaparecer.

—¿Qué pasó, Sarge? ¿Se quedó dormido? —y aunque siempre ha mostrado respeto hacia mi, siento reproche en su tono.

Me encogo de hombros.

—¿Pueden explicarme qué sucede?

Ahora es Steve quien se acerca a mi, se frota el cabello en muestra de nerviosismo. Algo que tiene desde niño, cuando confesaba a su madre que habíamos roto algún jarrón jugando en su sala.

—Nos robaron, todo la comida —y en su voz hay indignación.

Bueno, hay motivos para estar indignado.

★★★

Le he repetido por quinta, desde que dejamos el campamento para venir al mercado del pueblo irlandés,  que no es culpa suya, que  fui yo el que no le dejo irse a tiempo a su guardia, que los chicos ni se han dado cuenta de mi mentira y que si lo hacen no dirán ni mierda. Además que están demasiados furiosos para analizarlo.

Steve sinembargó parece hundirse en un vaso de agua.

—Al menos no se llevaron las armas —dice, de pronto su expresión cambia a uno alerta— pero pudo haber sido las armas ¿Que hubiera pasado si Hydra nos atacaba y nosotros...?

Involuntario, resopló rodando los ojos. Steve a veces puede ser tan pero tan jodidamente paranoico. Solo porque nos robaron pan y carne seca ya esta viendo al grupo terrorista.

—Quiza fue gente del pueblo —digo entre dientes, buscando con la mirada un puesto de frutas, al verlo, me acerco buscando ciruelas. No hay ni una, vaya mi suerte.

—Quiza, pero también puede ser Hydra con un mensaje : estamos sobre ustedes.

—Steve —lo enfrentó porque si vuelve a decir Hydra...

—Cierra bien tu puerta, esta noche no habrá luna y seguro ellos vendrán.

—Siempre temo estos días, son los peores del mes.

Cuando giro hacia Steve veo que también a estado observando a las dos mujeres hablando. Y la evidencia de su preocupación hace que ambos nos acerquemos a ellas. Se muestran desconfiadas ante nosotros, y cuando les digo que somos americano, con mi pobre irlandés, su desconfianza empeora. Me rindo. Pero es Steve que con voz apasiguadora logra que ellas se suelten.

Fictober Stucky 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora